Íllar, una vega con sabor a cítrico
Agricultura
Pequeñas fincas de naranjos, mandarinos y limoneros colorean una comarca donde aún se estila el minifundio
Cambian los hábitos de consumo: el zumo natural le gana la partida a la naranja fresca
Las lluvias de la última semana le dan un color y un sabor especial a la comarca del Medio Andarax. Realmente a todo el cauce del río, desde su nacimiento en Laujar hasta su llegada al delta en la capital. Unos diez litros por metro cuadrado que han revitalizado los distintos cultivos al aire libre de Almería, que han servido para el engorde natural de cultivos de esta época del año como pueden ser las mandarinas o las naranjas más tempranas.
“Ha sido un agua fantástica, no mucho, pero ha venido increíble para los árboles”. Quien habla es Francisco José Rodríguez Camacho, joven agricultor de Íllar que se prepara para empezar con la cosecha de cítricos en apenas un par de semanas. Son catorce hectáreas las que tiene en su municipio, algunas de herencia familiar, otras arrendadas y también una buena parte compradas con el sudor de su frente y el dinero que poco a poco ha ido ganando: “Aquí todavía tenemos pequeñas parcelas de cultivo, algo que ya no ocurre prácticamente en ningún sitio. Son pequeños minifundios, que antes eran muy rentables, pero que ahora necesitamos comprar muchas fincas para tener una buena cantidad de árboles para producir. Piensa que en alguna de las mías no tenga más de 15 ó 20 naranjos”, asegura, eso sí, valorando como se merece el producto que cultivan: “Nuestras naranjas y mandarinas están muy buenas, sus grados brief y su calibre son los idóneos. Estas lluvias le van a dar el punto de maduración ideal a las mandarinas para empezar a recoger la semana que viene o la próxima”.
A primera vista, están frescas, saludables, ideales para pasar del árbol a la mesa. Francisco José suele recoger unos 10.000 kilos al año de mandarinas en apenas unos días para aprovechar el buen precio de las ventas más tempranas, cuando aún no hay mucho género en el mercado. Son clemenules, la reina del mercado como las denominan, con buen calibre y excelente calidad. El illarense tirará de su primo, que tiene otras tantas hectáreas en cultivo, y de su familia para recoger todo el fruto que han dado los mandarinos. Y este año vienen cargados.
Estas lluvias le van a dar el punto de maduración ideal a las naranjas y mandarinas para empezar con la recolección”
“La producción va a ser realmente buena. Aunque es cierto que estamos castigados por el tema del agua, como toda Almería, hemos podido salvar la campaña y los árboles están llenos de fruto”, indica el agricultor que tiene que valerse de la familia para superar otro obstáculo con el que se encuentra el sector, la falta de mano de obra: “Mi primo y yo nos juntamos para recoger mi finca y la de él. Luego nos ayudan otros familiares y cuando encontramos a alguien que quiera trabajar, lo metemos también para recoger. Es un problema grave, cada vez tenemos menos gente que quiera trabajar en esto y en pueblos pequeños, la situación se complica mucho más”, dice con honda preocupación, aunque en su caso, ha encontrado una solución al mal.
La mecanización se va imponiendo para el uso óptimo del agua
Los cítricos son árboles que toda la vida se ha regado a manta. El agua llegaba por horas por la acequia y se dejaba fluir por el bancal para regar toda la tierra. De hecho, Francisco José todavía tiene algunos así, que riega una vez al mes en época estival, una vez cada 40 ó 50 días cuando el bochorno deja paso a temperaturas menos abrasadoras. Pero en los últimos tiempos los acuíferos están llegando a su límite y los agricultores poco a poco, están modernización y mecanizando sus fincas para un mejor uso del agua. “Aquí nunca hemos tenido problemas con el agua hasta hace unos años que sí nos dimos cuenta de que es necesario optimizar el recurso por el bien del acuífero. Por eso, cada vez son más los cultivos que tienen riego por goteo, lo que permite mantener la humedad de la tierra y que el árbol pueda desarrollarse y producir ahorrando litros de agua”, explica Francisco José, que como presidente de los regantes de la comarca, da ejemplo.
Si la mandarina es su producción más inmediata, lo gordo llegará dentro de un mes y medio, ya casi para finales de año. Francisco José recoge cada año unos 160.000 kilos de naranja, que reparte entre SAT Cítricos del Andarax y fruterías de la provincia que saben de la calidad de sus productos y le piden para vender a sus clientes. Produce diferentes variedades como navelina o guasintona, todas naranjas de mesa aunque en las últimas campañas ha percibido que ha bajado el consumo y ha tenido que destinar buena parte de su producción al zumo. Ya el año pasado fueron mucho los kilos que terminaron siendo procesados, puesto que el consumidor se está mostrando tendente a consumir la naranja más en zumo que al natural. “Me conformo con que la campaña sea como la del año pasado, cuando el precio estuvo a 50 céntimos por kilo. De momento la cosa pinta bien, está claro que las naranjas más tempranas van a pillar un buen precio porque ahora mismo hay poca cantidad”, asegura el illarense que muestra sus naranjos totalmente abarrotados de fruto, eso sí, verde aún: “Les faltan unos 50 ó 60 días” para ser auténticas delicias frutales.
Normal. Ecológicas, apenas les han atacado plagas, regadas por las últimas lluvias de esta tímida gota fría que visitó la pasada semana la provincia... Una vega ideal para que se cultiven los cítricos, con un microclima que favorece su maduración. “Otros años nos ha atacado la araña roja o a habido heladas, pero éste ni eso. La producción marcha muy bien, están ahora terminando de engordar y cogiendo los grados brief necesarios. Además, el clima aquí es benigno y no sólo permite que cojan el punto óptimo de dulzor, sino que la vega de Íllar tenemos una variedad tardía que nada tiene que envidiar a ninguna otra naranja”.
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