Dos hermanos y una pasión, el campo: "Nuestro trabajo está oculto, la gente no sabe lo que hacemos"

Entrevista

David y Raúl comparten un modo de vida al que llegaron por casualidad tras cerrar la fábrica en la que trabajaba su padre en Catalunya

El 'misterio' de la berenjena: "Nos van asfixiando, todo es más caro y no sabemos si vamos a subsistir"

David y Raúl posan con una mata de tomates.
David y Raúl posan con una mata de tomates. / Javier Alonso

El Ejido/Cuenta Raúl Gómez que su vinculación con el campo le viene de joven. El cierre de la fábrica donde trabajaba su padre obligó a la familia a reconvertirse. No piensa en dejar la agricultura, aunque teme que los males que aquejan al sector lastren el futuro. Su vida está en su parcela de El Ejido, donde cultiva tomates y recibe la visita de sus dos hermanos, compañeros de profesión. Animado por los periodistas, David se acerca a saludar e, irremediablemente, a echar una mano. Como aseguran que su trabajo es un tanto oculto, sirva esta entrevista para darle valor.

Pregunta.–Raúl, te veo rodeado de tomates. ¿Cuántas hectáreas tenéis aquí?

Respuesta.-Tenemos una hectárea de tomates, de variedades como pera, canela... Que no es poco. Estamos en plena producción. Estamos cogiendo a partir del tercer, cuarto ramo y ahora cuando estamos cogiendo la mayor parte. En un mes se recoge el 50 o el 60% de los kilos.

P.–Con tanto cabreo por parte del agro, por diferentes motivos, ¿Avosotros qué tal os está yendo el año?

R.-El tomate no está yendo mal, va teniendo un precio más o menos estable. Está entre los ochenta céntimos y el euro por cada kilo. No vamos mal con el precio. Estarán notando eso (la crisis) en la berenjena y en el calabacín. El tomate sí que está bastante estable.

Cuando nosotros vamos al supermercado y compramos un tomate o vamos a la frutería, desconocemos todo lo que hay detrás" — Raúl Gómez - Agricultor

P.–En el tomate lo que tenéis es el virus del rugoso.

R.-Está el nuevo virus que tenemos del rugoso que está afectando muchas hectáreas. Hay una zona con el virus en nuestro invernadero, habrá unas 20 plantas por ahí que lo sufrieron hace un mes. Está acotada esa zona y desde ahí no se ha vuelto a transmitir más por ningún sitio.

P.–Me contabas antes que sois tres hermanos, ¿Cómo habéis acabado los tres dedicados al campo?

R.-Mi padre es de Hinojosa del Duque, de un pueblecito de Córdoba. Y mi madre es de Pedro Martínez, de un pueblecito que está cerca de Guadix. Ellos se fueron a trabajar a Barcelona, se conocieron y se casaron. Y un día que vinimos a Almería, un año que estuvimos aquí de vacaciones, decidieron comprar un trozo de tierra. Y en la crisis de la década de los ochenta, cerraron la fábrica en la que trabajaba mi padre y decidimos venirnos para acá. En aquel entonces ,yo tenía 11 años, mi hermano David 14 y mi hermano Víctor tenía 3 o 4 años. Y desde entonces empezamos con el primer invernadero y aquí seguimos.

P.–¿Nunca os habéis planteado un cambio de trabajo?

R.-No, la verdad es que es un trabajo que realmente nos gusta.

R.De lo que nos quejamos siempre los agricultores son los precios, la competencia desleal. Si no fuese por eso, la verdad es que yo considero que al 90% de los agricultores les gusta su trabajo. Este es un trabajo desconocido por la mayoría de la gente. Cuando nosotros vamos al supermercado y compramos un tomate o vamos a la frutería, desconocemos todo lo que hay detrás.

P.–¿Notáis que es un trabajo oculto?

R.-Claro. Cuando vienen mis amigas de Barcelona o vienen otra gente, hasta incluso de amigos de la capital, cuando llegan a un invenenadero se quedan bastante sorprendidos de la manera de cultivar que tenemos. Y de que como, en estas fechas, se puede estar cultivando. Porque, claro, la gente se piensa que esto es al aire libre y no tiene nada que ver con el aire libre. Aquí hay muchas más enfermedades, muchas más plagas. Tienes que sacar el máximo rendimiento de kilos para que te sea rentable, que no es como tener un huerto. Y tampoco es un hobby, que a lo mejor lo que mucha gente piensa es que esto es casi un hobby.

P.–¿Cómo ves el futuro del campo?

R.-Yo el futuro del campo lo veo bastante incierto. Por lo que te he comentado antes, lo de la competencia desleal. Porque va a llegar un momento de que realmente no vamos a poder ni siquiera cubrir gastos. Competimos con otros países en los que la mano de obra es mucho más barata, no tienen el control que tienen los cuidados sanitarios que tenemos nosotros. Nuestros aparejos sanitarios son mucho más caros que a lo mejor los de hace 20 años, que sí se pueden gastar en esos países. Llegará el momento de que, como no se nos proteja, podemos estar en problemas.

P.–Y con todo esto, ¿Habrá relevo generacional?

R.- Realmente es que el trabajo de la agricultura... El trabajo de la agricultura es duro. ¿Relevos generacionales? Pues no sé. Si tendremos o no tendremos. A todos nos gusta trabajar en una oficina con el aire acondicionado, no a 40 grados y a un 70 o un 80% de humedad. Pero bueno, puede que sí, puede que no, no lo sé realmente. Y además yo no soy partidario tampoco de decidir el futuro de nuestros hijos.

Su hermano David prefiere las sandías

David Gómez está pasando calor cuando el coche que conduce Javier Alonso aparca en la puerta de su invernadero,no muy lejos del que tiene Raúl. En el laberíntico camino de entrada se puede leer un cartel que dice “no robes arena, comprala h....”. Este hermano sembró sandía blanca sin pepita hace unas semanas y la recogerá en mayo. Ahora toca la fase de hacer que crezca. “Aún es pronto para saber cómo saldrán, lo importante es la semana del cuaje. Tiene que hacer buen tiempo para que las abejas puedan hacer su trabajo”, cuenta. Será a finales de marzo. Una vez tenga el producto recogido, llegará la osadía de intentar venderlo a buen precio. “Espero que me lo compren bien, van a salir temprano, antes del pico de oferta, que es a finales de mayo”.

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