Eva, ‘prácticas’ como marinera a bordo del Almariyyat en la Isla de Alborán

Pesca

Es la primera mujer en embarcarse en sendas mareas hacia este fructífero caladero de la flota almeriense

Lleva la mar en la sangre, en el apellido: es nieta de Paco ‘el Gato’

Armadoras y familiares de la OPP-71 de Almería se titulan como patronas locales de pesca

Eva trabaja con el resto de la tripulación a la hora de echar los artes al agua.
Eva trabaja con el resto de la tripulación a la hora de echar los artes al agua.

Cuando uno [en este caso, una] ha mamado la mar desde la cuna, la pesca se convierte en su pasión, en su devoción, en su modo de vida. Los profesionales de la mar están hechos de otra pasta. Sus ritmos biológicos son otros, su piel está curtida por el salitre, su estómago nunca da vueltas por más altas que sean las olas. Y si lo da, la profesión va por dentro. 

Eva lleva tatuada la mar en su apellido: Aguado. Uno más, parece. De hecho, es habitual en Almería. Pero en Pescadería, el barrio de donde remanece, no es uno más. Se trata de la nieta de Paco el Gato, un histórico marinero referente para la flota almeriense puesto que supo profesionalizar la pesca de la gamba roja desde cuándo apenas era una quimera. De hecho, fue uno de pioneros en embarcarse a la Isla de Alborán tanto en verano como en invierno.

La siguiente generación de los Aguado [también Paco, padre de Eva] fue el cicerone de la almeriense. Es el patrón del barco en el que ella se embarca, el Almariyyat. Pero mucho antes de eso, ya fue inculcándose en su casa la dureza de la mar, de una profesión humilde, pero increíblemente necesaria para la sociedad por lo que supone el pescado en el aspecto nutricional.

Fueron diez años los que Eva trabajó en buques de pasajeros, hasta que consiguió ir sacándose los cursos pertinentes y convertirse en marinera profesional. Recientemente se ha sacado el título patrona de buque y esta semana se ha convertido en la primera almeriense en hacer sendas mareas en la Isla de Alborán, donde estos días está capturando la codiciada gamba roja de Almería.

Eva selecciona los distintos ejemplares de gamba roja.
Eva selecciona los distintos ejemplares de gamba roja.

“Soy patrona, aunque voy enrolada como marinera ahora que estoy empezando. Aprendo a diario de mi padre y de mis compañeros”, la tripulación del Almariyyat, dice Eva en una entrevista realizada por guasap cuando el satélite se lo permitía, puesto que la almeriense realizó una primera marea con muy mala mar, volvió a tierra a descansar un día y volvió a embarcarse nuevamente hacia este caladero almeriense, donde allí está aún.

Estoy empezando y aprendo todo de mi padre y de mis compañeros” — Eva Aguado - Marinera

Sus prácticas estos días de julio, con el viento y el calor presentes, no son precisamente sencillas. Ella es una más. Cada marea dura cuatro o cinco días, en los que hay que estaer en la isla. Como para hacer un lance en el caladero hay turnos, toca esperar hasta que se libera y se echa el arte. En la zona viven las gambas rojas a unos 800 metros de profundidad. Cuando ya se sube la red tras la pesca, se abre el copo y es momento de separar y clasificar las capturas para posteriormente meterlas en la subasta de la lonja almeriense.

Sus tías Pepi y Olivia, armadoras, sólo tienen palabras de admiración. “Desde que trabaja codo con codo con su padre, siente y comprende la dureza del trabajo. Ella siente un gran admiración por su padre y su abuelo, por cómo trabajaban en el día a día, algo que ahora desempeña ella”. Y a tenor del último guasap que pudo enviar en alta mar, se nota que este mundo es su pasión: “Antes lo veía y ahora lo siento en mi propia piel”.

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