La crisis del huevo en Almería: "Estamos en años de bonanza, está subiendo el consumo"
Comercio
Autoridades, productores y consumidores coinciden en que esta proteína básica se ha encarecido pero difieren sobre su conveniencia
¿Cómo afectarán los aranceles de Trump a Almería?: más costes, más inflación

Están caros, bastante más que de costumbre. No faltan en la gastronomía patria, pero su coste ha ido a más. Los huevos están en 'la cresta de la ola' económica, con cada vez más demanda del consumidor y una producción que no llega para satisfacer el interés ciudadano. Víctor Compán tiene una granja en Almócita y nota que cada vez se quiere comprar más. “El huevo lo estoy vendiendo entre 2,50 y 2,80 euros, ha subido veinte céntimos”, cuenta.
Él no cree que el precio esté desbocado sino que ahora se está pagando lo suficiente como para cubrir los costes. “Tenemos que ganarnos la vida”, justifica el responsable avícola de Coag, Eloy Ureña. “En parte, somos positivos cuando sube el precio del huevo, porque puede haber más beneficio, pero no es agradable”, añade Compán.
No es fácil la situación que vive el sector, señalado por el encarecimiento en los supermercados de un producto que es básico en la dieta de los almerienses. La falta de regulación por parte europea es para las organizaciones un problema. “Se están haciendo granjas camperas, es la alternativa que hay, pero son más pequeñas y solo dan para nutrir a las zonas rurales, no a las ciudades”, explica Eloy. Esa granja es la que tiene Víctor, que descarta desabastecimiento. “Yo estoy sirviendo bien a los clientes y veo que en otras granjas pasa lo mismo”, recalca.
Ya en 2012 tuvieron que cambiar las jaulas, en los recintos que las tienen, para hacerlas más grandes y con menos ponedoras, persiguiendo el bienestar animal, el mismo que implica cambiar de nuevo la normativa comunitaria, con la mira en 2030. “Estamos en años de bonanza, está subiendo el consumo y hay un vacío legislativo”, resume el portavoz de Coag.
Los productores se han escapado esta vez del factor geopolítico. Rusia y Ucrania son los mayores proveedores de cereal, pero el suministro no se ha detenido con la invasión del primero al segundo, dicen, sino que la cotización del pienso se encuentra estable tras haberse sumado en un inicio al furor inflacionista que se desató en 2012. Es el único alivio, la excepción que confirma la regla. La luz está más cara y los sueldos son más altos que antes. Lo paga el empresario y repercute en quien va a la tienda. “Cuando suben los costes y no lo trasladas al consumidor, estás amortiguando tú la subida”, reivindica Ureña.
Un ejemplo de este alza en los precios está en la luz. Según datos de Estadística, el coste de la electricidad ha crecido un 28% entre marzo de 2024 y 2025. “Antes pagaba el kilovatio a doce céntimos y ahora nos cuesta veinticuatro”, añade. Para él es “la tormenta perfecta”. “Sube el impuesto a los plásticos, los sueldos...”, se queja.
Entre quienes tienen granjas son cotidianos los duelos y quebrantos. Coinciden en que el alza en los precios que se encuentran los ciudadanos de a pie no ha sido tanta, ni tan brusca, como la que han sufrido ellos. “Me he comido los beneficios pagando costes”, dice Compán. “El huevo no está excesivamente caro, cuesta lo que tiene que costar”, apostilla.
“Esta es una mala noticia para el consumidor, es un alimento básico”
El presidente de la Unión de Consumidores de Almería, José Antonio Díaz Roda, es tajante cuando se le pregunta por la situación de este producto. “Es una mala noticia para el consumidor, el huevo es un alimento básico”, dice, un manjar “que se consume varias veces por semana”, recalca, y que se elabora de diferentes formas.
Quien compra en la tienda o el supermercado es el eslabón más débil, pues es quien acaba pagando la subida de los costes que se va macerando durante toda la cadena alimentaria. “Las subidas de ahora son coyunturales por el contexto de la gripe aviar”, tranquiliza, “a diferencia de cuando se eliminaron las jaulas y se apostó por tener a las gallinas en el suelo para un mayor bienestar animal”. “Que las gallinas estén en suelo disminuye la producción y encarece el precio”, recuerda.
Un encarecimiento que afecta a “una de las proteínas más baratas que tenemos” y que tiene como solución “desgraciadamente, es consumir producto de peor calidad”.
Buena parte de responsabilidad la tienen los intermediarios. “Nosotros hacíamos estudios sobre las subidas del campo a la mesa y llegaban al 2000%, no hay límite”, rememora.
La OCU tachaba hace unos días de “disparado” el precio de este producto y pedía “evitar movimientos que afecten aún más al mercado”, intentando frenar la especulación con este alimento. La oficina señalaba como uno de los causantes las subidas en origen, la venta del granjero a las comercializadoras, y prometía estar vigilantes. “La OCU está muy bien creando alarmas, pero no digas que alguien se está beneficiando cuando son cincuenta euros que nos salvan a los granjeros”, responde Eloy.
Sobre cuando volverán las aguas a su cauce, calma. La solución no parece cercana. “La solución es que pasen unos meses, la gripe aviar bajará y los países se recuperarán”, dice Víctor, que atiende a este rotativo mientras se dirige “a la faena”. Aunque en España no haya casos, sí habrá que dejar un tiempo para que las zonas más afectadas se recuperen, las gallinas vuelvan a poner y la demanda en el mercado exterior baje. “La subida no es de ahora, es de hace meses, pero se está notando en este momento”, recuerda Ureña.
“No creo que vayamos a vender más a Estados Unidos, comprarán en Canadá y países latinos”
Eloy Ureña, responsable avícola de la organización Coag, rebaja las expectativas sobre una posible oportunidad comercial para los ganaderos ahora que la gripe aviar se cierne sobre Estados Unidos, con millones de aves infectadas. “En ese país hay 150 millones de ponedoras afectadas, ese es el problema”, detalla Ureña, lo que genera una evidente necesidad para que el consumo de los estadounidenses se pueda mantener como hasta ahora.
Cree que, de ser necesario, el país que encabeza Donald Trump optará por comprarle a sus vecinos más cercanos, y con los que tiene unas relaciones más tormentosas, en lugar de a productores almerienses, y del resto de España. “A nosotros no creo que nos afecte, tirarán del huevo de Latinoamérica y Canadá”, apostilla este experto. Por ahora, quienes quieran comprar producto en las tierras de Lincoln deberán pagarlo más caro, puesto que, ante la escasez, el precio se ha disparado, llegando a costar hasta siete dolares, un 25% más que antes del inicio de esta crisis, cuando Biden aún gobernaba el país.
Sobre si una crisis parecida a la norteamericana se puede desatar en las granjas patrias, la respuesta parece ser no. “En Estados Unidos no se han hecho bien las cosas, aquí en España estamos libres de la enfermedad”, recalca. “Aquí se han buscado alternativas, vacunas, acotar las salidas al exterior... y cuando ha pasado, se ha atajado”, añade. Y para ilusos, un consejo, mejor no confiar en la desaparición de este problema de sanidad animal. “La gripe aviar está aquí para quedarse, es como el Covid-19”, sentencia.
Antonio Mena: “Estamos en un mercado mundial y hay más demanda”
Antonio Mena, delegado de la Junta de Andalucía en Almería para asuntos del sector primario, recibe a los periodistas en su despacho. Lleva días analizando la situación del huevo y el encarecimiento provocado por la alta demanda global, fruto del estallido de la gripe aviar en Estados Unidos. “Es la oferta y la demanda, estamos en un mercado mundial”, cuenta.
La potencia norteamericana, en plena ebullición por la imposición de aranceles a las importaciones, necesita más alimento para paliar el déficit que tiene por la parálisis en la producción fruto de la enfermedad animal y esto hace que busque en otras latitudes, donde la oferta no ha ido a menos pero tampoco ha aumentado. “Comemos mucho huevo, de muchas formas, está muy presente en nuestra dieta”, apostilla.
Almería, por ahora, se está escapando del azote de la enfermedad, que ya creó una situación complicada hace quince años, cuando se vivió un “ensayo” de las medidas que luego se deberían tomar por la Covid-19. Antes de que eso ocurra, Mena toca madera. “Si aparece un caso de gripe aviar en la provincia de Almería, se paraliza el comercio”, advierte. “Todo”, recalca.
La prevención que se debería seguir entonces sería parecida a la que se vivió en 2020 con la llegada de la pandemia, paralización de la actividad y confinamiento. “Es como el COVID. Encerramos a todas las aves en sus explotaciones y no salen”, explica.
En este punto, el delegado recuerda otra amenaza sobre la ganadería de la que Almería escapó, la lengua azul, que ha afectado a Extermadura y el extremo occidental de Andalucía. “Con la lengua azul se confina en todos los animales en un radio de 10 kilómetros, se vigila la explotación en un radio de 100 kilómetros, es decir, que hay distintas zonas”, rememora.
Sobre una futura solución para esta coyuntura, el dirigente prefiere no sacar ‘la bola de cristal’ y esperar acontecimientos, aunque sí espera que todo se normalice con el paso de los meses, sin plazos marcados. “La situación normal es que Estados Unidos recupere su producción y que esto al final se equilibre y se vaya a unos precios normales”, dice, sin marcar fechas. “Esto no son matemáticas, en esto de la sanidad animal, no se puede hacer plazo, porque depende de muchas cosas”, defiende. / Colaboración: Célia Oliviéra/Djamel Goudjil
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