Comprar en Almería en tiempos de apagón: "es raro, no sabemos nada"

Negocios

El temor a las pérdidas marca el retorno a la normalidad en el sector económico

El vuelo Madrid-Almería despega tras el apagón con tres cuartos de hora de retraso

Farmacia de la Avenida de la Estación totalmente a oscuras.
Farmacia de la Avenida de la Estación totalmente a oscuras. / Carlos Javier Lillo

La mañana del martes ha sido la de una pequeña vuelta a la normalidad. La mayor parte de los comercios han podido abrir sus puertas, aunque la mente de sus propietarios está en las pérdidas, en lo que no se pudo vender este lunes y en lo que estaba en neveras y ya no se podrá utilizar.

Del negocio más pequeño a los colosos de la industria, nadie pudo escapar a la caída del sistema eléctrico. Sin ir más lejos, el bar bajo la redacción de este rotativo. Era la hora del aperitivo cuando se marchó la electricidad y se alumbró el miedo a perder los alimentos guardados en las neveras. "Fue de golpe, teníamos a la clientela y todo encendido", contaba uno de los camareros en los primeros momentos, aún de incertidumbre. Se pudo trabajar, pero los cafés dejaron pasos a los batidos y refrescos. Sí hubo cocina, de gas.

Las terrazas de los bares que pudieron trabajar estaban llenas en la tarde del lunes. Los bazares, repletos en busca de transistores, pilas, velas y linternas. Los supermercados, con un sinfín de estantes vacíos y largas hileras de consumidores.

Consuelo Pérez estaba en la puerta de su tienda, esperando por si volvía la luz. "No podemos trabajar, los ordenadores no van", contaba en ese momento. Muchos propietarios esperaban en la puerta de sus locales por si se podía retomar la actividad. Cuando se supo que iba para largo, las calles parecían más bien las de un domingo por la tarde.

La situación es de normalidad en las calles donde ya ha vuelto la luz. En la Avenida de la Estación de la capital se da una paradoja, pues el cruce con la Calle Altamira marca la separación de zonas con y sin luz. A un lado, la frutería, donde sí se está pudiendo trabajar. "Ayer vino mucha gente a comprar viveres y hoy ya tenemos fruta que han traído", cuenta su dependienta. Al otro, la farmacia, donde se teme que los medicamentos con refrigeración se echen a perder y no se puede comprar nada que requiera de receta electrónica. Todo se reestablecerá, esperan, antes de la hora de comer.

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