La 'Calle de las Tiendas' se divide: "Esto es un acoso y derribo"

Negocios

Los comerciantes muestran versiones contradictorias sobre el estado de una vía histórica en Almería

COAG denuncia el incumplimiento de la Ley de Cadena Alimentaria

Transeúntes junto a un cartel de "se vende" en la Calle de las Tiendas. / Rafael González
Carlos Javier Lillo

25 de septiembre 2023 - 07:00

A la ‘calle de las tiendas’ de Almería se le podría renombrar como la ‘calle de las dudas’. Las que tienen los comerciantes que resisten en una de las vías con más historia. Los próximos párrafos son la crónica de un paseo matutino plagado de mil opiniones, muchas totalmente contrarias, por los diferentes locales de la zona.

Pepi Velasco, diez años en la calle. / Rafael González

“En esta calle solo hay dos tiendas cerradas pero lo demás está en funcionamiento”, explica Pepi, dueña de una tienda que vende productos de Almería y que, en el rato en el que periodista y fotógrafo permanecen en el lugar, no para en un constante paso de clientes. “Vosotros mismos lo podéis ver”, invita a los intrépidos reporteros. Para ella, todo se trata de un “acoso y derribo” contra ellos.

El problema es “la gente”, la misma que se compadece por un desgaste que ella dice no sufrir. Esa típica frase de “con lo que era la calle de las tiendas” le molesta mucho. “La gente me decía que no duraría pero aquí está el local más antiguo de Almería”, señala, en referencia a ‘El Valenciano’, donde acabará la ruta.

Jorge Díaz, dueño de un herbolario que lleva 35 años en la calle. / Rafael González

Caminar unos metros es entrar en otro mundo. Jorge Díaz tiene un herbolario y ve un escenario peor que su compañera de calle. “Cada vez habrá más bares que tiendas porque la gente compra mucho por internet”, explica. Su local lleva 35 años y ha notado el bajón en ventas, especialmente desde la pandemia. Jorge no se cree las declaraciones de Pepi. “Hay que vender bien la burra, que vamos de maravilla, pero es mentira”, apunta. Para él se ha perdido el momento de ir a comprar. “Todo el que puede se quita de enmedio y cierra”, cuenta con resignación.

Juan Carlos Costa, 28 años en la calle. / Rafael González

Las ‘dos Españas’ enfrentadas repentinamente en una calle. Hace falta una tercera opinión. La aporta Juan Carlos Costa, que tiene una tienda de antigüedades. “La calle está como está todo, se nota menos gente porque se van a otras superficies”, señala. Lleva 28 años y para él “es normal”. “La calle no está fatal pero si uno no tiene para comprar, no compra en ningún lado”, añade. En su visión, el cliente no cambia pero sí gasta menos. Él sobrevive y no le teme al futuro. “Yo podría estar jubilado y sigo aquí porque me gusta y tengo mi clientela”, razona. Quiere que la gente “no sea pesimista” aunque entiende cómo pueden estar los números del resto.

Confirma que en Internet “se mueve todo”. “Yo tengo clientes hasta en Filipinas que me compran por la página”, añade sobre el panorama que permite disfrutar ahora las redes sociales. El marcador se sitúa en este momento en un gol para el “todo bien”, otro para el “todo mal” y acaba de firmar el triple empate el “ni muy bien ni muy mal”.

Juan José Montoya, cuatro años en la calle. / Rafael González

Se suma a la conversación, mientras repone su género, el más joven de los comerciantes con los que fotógrafo y periodista conversan. Se llama Juan José Montoya y es frutero en la calle desde hace cuatro años. Sus frutas le dan color a una calle que se empieza a llenar de turistas, que van en grupo guiados por un turista que, a veces, se suma al pésame por una vía “que ya no es lo que era”. “La calle tiene su fluido de personas gracias a los turistas y al Imserso”, asegura, explicando que va por días. A diario hay más vecinos y los fines de semana, turistas. Él señala al Ayuntamiento, que tiene que “estar al loro”. “Hay que dinamizar las calles comerciales”, reclama, pidiendo que mejoren el aparcamiento para facilitar que la gente pueda pasar un rato en el lugar.

Yo trato a la gente como si fuera mi abuela y participo en la vida de la ciudad, soy un embajador desde mi punto de la calle”, reconoce sobre sus méritos para resistir al frente del negocio. Uno se va de la ‘calle de las tiendas’ con más dudas que certezas. Hay gente, menos que en otras vías cercanas, aunque muchos locales están vacíos. El mediodía se acerca y los bares preparan la primera función del día. La duda es si acabará siendo su calle

Habla el negocio más longevo de la capital

Andrés, propietario de 'El Valenciano', que lleva desde 1870 en la calle. / Rafael González

Por alusiones, periodista y fotógrafo se acercan minutos antes de abandonar la vía al lugar más longevo de la capital. ‘El Valenciano’ ha vivido la historia de Almería, con sus idas y venidas, desde su apertura en 1870. Lo regenta ahora Andrés. “Antes había mucha gente y todo el mundo venía aquí”, asegura. Habla de una ‘despoblación’ del centro, un problema repetido en muchas ciudades. “Ya no hay gente de aquí, ahora me va bien porque mejora el futuro”. Malas noticias con una alegre melodía de fondo. Suena “Yellow Submarine”.

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