El almendro de Crisara (Almería) repuebla España y Europa

Agricultura regenerativa

La firma de Chirivel cuenta con el mayor vivero en variedades protegidas del país, produciendo más de un millón ejemplares al año

Esta planta se ha convertido en un aliado para reducir las huellas hídrica, de Carbono y la social

El vivero de Crisara cuenta con un total de 30 hectáreas para el desarrollo de almendros, 15 de ellas siempre en proceso de recuperación.
El vivero de Crisara cuenta con un total de 30 hectáreas para el desarrollo de almendros, 15 de ellas siempre en proceso de recuperación.
Francisco Maturana

20 de febrero 2021 - 07:11

La empresa almeriense Crisara es uno de esos paradigmas del trabajo bien hecho en los tiempos que corren. Y no es fácil, más aún en un sector como es el agroalimentario, y si cabe, más aún por el lugar en el que se localiza: el entorno rural. Esta empresa nace en 1.995 de manos de Cristóbal Aránega en el término municipal de Chirivel, en la comarca de Los Vélez, y con ella puso su experiencia al servicio de una agricultura más sostenible, social y rentable para toda la sociedad. Una iniciativa que hoy ha reportado mucho empleo en su zona y no solo eso, es el ejemplo que buscan seguir en otras muchas zonas y que gracias a esta firma se ha dado a conocer cual es la fórmula para el éxito.

Crisara presta servicios especializados en agricultura y medio ambiente, atendiendo a día de hoy una gran demanda de todo tipo de servicios agrícolas y que le ha llevado a ampliar su ámbito de actuación cubriendo desde la plantación a la recolección. Su fuerte apuesta por la agricultura ecológica, innegociable, o más bien regenerativa, porque siempre hace apología pedagógica de la necesidad de implantar este sistema en aras de un futuro sostenible, le ha llevado a abrir líneas de investigación y fomentar esta práctica entre sus clientes, ofreciendo además insumos para agricultura ecológica, fitosanitarios y fertilizantes adecuados y el asesoramiento técnico necesario; el cual realiza de manera integral.

Sin embargo, otro de sus grandes fuertes es su vivero dedicado al almendro, el más grande de España en variedades protegidas microinjertadas sobre híbrido, y con el que produce ya más de un millón de plantas anuales tanto para el mercado nacional como internacional.

Cristóbal Aránega

"Nuestro modelo de producción y asesoramiento es una oportunidad para consolidar la almendra ecológica"

La firma comercializa la mayor parte de sus almendros, en torno al 90% en planta desnuda, y el otro 10% en maceta, “que da más margen para su trasplante”, explica Aránega sobre una comercialización que acaban de finalizar y mediante la cual han puesto en el mercado 1,2 millones. La demanda es tal, que la producción para 2022 también está ya comprometida antes de que le lleguen a Crisara las plantas desde Vitroplant en Italia, con la que tiene el convenio como proveedor. Antes de que llegue a las instalaciones de la empresa chiriveleña, pasan por las instalaciones del semillero almeriense Almeriplant, donde se microinjerta.

Cristóbal Aránega, gerente de Crisara, con una de las variedades protegidas.
Cristóbal Aránega, gerente de Crisara, con una de las variedades protegidas.

Así el proceso comienza con la obtención del patrón híbrido clonado de Vitroplant, que vuelta en los meses de febrero-marzo hacia Almería. De ahí llega al semillero para después aterrizar en Crisara, que dispone de 30 hectáreas (15 de ellas siempre en rotación para su recuperación natural) a 1.100 metros de altitud. Se trata de unas condiciones severas, caracterizada por los saltos térmicos, y donde la planta se adapta a dichas circunstancias. Se micorriza, se hace un control radicular, de la conductividad del suelo y, en definitiva, se adapta una planta que sale de Chirivel preparada para prácticamente todas las condiciones externas.

“Trabajamos con el mejor material genético para adaptar un modelo extensivo a la ecología. Se trata de establecer una simbiosis entre tecnología y naturaleza pensando siempre en la sostenibilidad. Porque, aunque la solución está en la naturaleza, la innovación está en nuestras manos. Acelerar los procesos naturales mediante las herramientas de mejora genética, biotecnológica y microbiológica aplicada, nos permite ser más competitivos a todos los niveles, y además más eficientes y sostenibles”, explica el gerente de Crisara, quien reconoce que “nuestro reto es producir y gestionar árboles de la forma más sostenible y rentable posibles, que nuestra huella hídrica y de carbono sea la mínima, y que nuestros árboles y nuestro modelo de gestión junto con nuestros productos lleguen hasta el agricultor. Por eso, la formación, el asesoramiento y la transferencia de conocimiento son los principales pilares del proyecto Crisara, basado en un modelo de cercanía y proximidad al productor”.

Marruecos y Azerbaiyán, nuevos mercados

Crisara cuenta con delegaciones técnicas y comerciales en todo el territorio español. Actualmente exporta en Europa, principalmente en Francia, Portugal e Italia. “También estamos abriendo mercado en Marruecos y Azerbaiyán, entre otros puntos de la geografía mundial”, explica Cristóbal Aránega, gerente de la empresa. Su modelo de producción y asesoramiento representa una oportunidad para consolidar la almendra ecológica española como una marca mundial y dejar de vendarla como una mercancía más. Y no solo por ser un producto saludable, también por representar los valores sociales y medioambientales de la microeconomía familiar del minifundio, del ahorro de agua y por complementarse con los espacios de mayor biodiversidad de Europa. El almendro ha pasado en poco tiempo de estar presente en zonas marginales, al escenario mundial. España es todo un referente en almendro. Es el tercer productor mundial y el primero del mundo en cultivo ecológico.

Y esta filosofía, basada en la investigación, se ha conseguido con la mejora genética de variedades que son más fuertes ante plagas y resistentes a hongos, cuentan con un mejor manejo agronómico y necesitan beber menos agua, gracias a la mejora de patrones y de las propias variedades de los microinjertos. Y es que, estos almendros, son auténticos “exploradores del suelo”. Un almendro de toda la vida tiene un sistema radicular pivotante de un metro con un sistema lateral muy escaso. Ahora con Vitroplant se hace una clonación idéntica de una planta madre donde la genética es tan potente que en tres años han ocupado ocho metros cuadrados, en el tradicional son diez. Y en lugar de producir a los siete años, “nosotros lo conseguimos a los tres”. Diseñados para repoblar la España semiárida y para ahorrar agua, Crisara es licenciatario de variedades protegidas en colaboración con el IRTA de Lérida (vairo, marinada y constanti) resistentes a la sequía, a plagas y enfermedades, vigorosas, fáciles de podar y formar, y con excelente calidad de frutos.

La empresa ha producido y comercializado hace apenas unos días más de un millón de plantas.
La empresa ha producido y comercializado hace apenas unos días más de un millón de plantas.

Con todo esto, Crisara está abalada a día de hoy abalan de 830 hectáreas en producción propia de almendro con agricultores, asesorando de manera integral a todos ellos y donde las colaboraciones con los principales centros de investigación, obtención y desarrollo de patrones y variedades del mundo (Ifapa de cordoba, Irta de Lérida o la interprofesional Almond Boar of California, entre otros) es constante para seguir avanzando en conseguir la repoblación forestal y poner en valor la agricultura familiar en todo el mundo.

Actualmente, además, Crisara desarrolla un proyecto I+D+i con pistacho, que es complementario con almendro, y en el que participan otras cuatro empresas y dos centros punteros de investigación.

Parada vegetativa y un pulcro sistema de plantación

Si por algo se caracteriza el vivero de almendros de Crisara, es además de por la excelencia de sus variedades, dispuestas para una reforestación sostenible y adaptada a diferentes medios, por el asesoramiento integral que proporciona a los protagonistas, esos productores destinatarios de plantarlos.

Ahora se encuentran muchos de ellos realizando la plantación después de llegar sus plantas desde Crisara. Sin embargo, aquí la labor de la empresa de Chirivel en la monitorización es esencial, pesto que se trata de un proceso muy específico en el que hay que seguir un protocolo determinado para ser exitoso.

Esta es la época idónea para hacerlo cuando se trata de planta a raíz desnuda y en estos momentos se está apostando por este cultivo en muchos lugares de España donde no se había plantado almendros hasta la fecha y son muchas las dudas que surgen al respecto. En cuanto a la recepción de la planta, es importante que esta se adquiera en la fecha que se garantice la completa parada vegetativa, momento que dependerá del lugar en el que se produzca , siendo la más habitual entre los meses de diciembre y enero.La planta recién arrancada para su transporte debe estar debidamente protegida, siendo recomendable que no haya sido conservada en cámaras frigoríficas ni tratadas con ningún producto. Las raíces es conveniente que estén protegidas mediante un envoltorio de plástico y debidamente hidratadas, y es necesario almacenarlas en un local cerrado y siempre a la sombra, colocando los paquetes preferentemente de pie. Una vez llegan a destino, los paquetes de plantas se abrirán solamente en el momento de ser plantados y se debe ejecutar evitando tocar el sistema radicular de la planta, bajo ningún concepto recortar, romper o producir heridas que puedan ser focos de infección de hongos. Así, el sistema de plantación debe ser acorde con el sistema radicular, no debiendo quedar estas desorientadas, oprimidas o deterioradas, siendo siempre el alojamiento proporcional con el tamaño y volumen de la raíz. Muy importante es que el punto de injerto debe quedar al descubierto, pues el portainjerto puede ser resistente a hongos y la variedad no tiene por qué serlo. No hay que enterrar más de la cuenta. Una vez plantada se recomienda, pisar o presionar la tierra del alrededor para compactar, fijar el árbol y sacar cámaras de aire. Tras la plantación se aconseja realizar un riego de asentamiento debiendo aplicar entre 20 y 50 litros por planta; y una vez oreado el riego aporcar para evitar agrietamiento y evapotranspiración del agua. En el último paso de este proceso, se recomienda cortar a la altura adecuada para formar las cruces. La altura debe ser justamente la necesaria adaptada a la mecanización y los métodos de recolección, generalmente entre 80 o 90 entímetros es suficiente. Hay que tener en cuenta que cuanto más alto se formen las cruces más esqueleto habrá que mantener en el futuro árbol, y por tanto se conseguirá un vigor menor y será más vulnerable será al viento.

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