La agricultura se pone el kimono: "Kon’nichiwa, berenjena japonesa"

Agricultura

Unica Group comercializa esta solanácea, que destaca tanto por su inusual pero bello aspecto, como por su agradable sabor

Berenjenas que despiertan el apetito

La joven Alejandra Martín Rodríguez muestra algunas de las plantas que producen berenjena japonesa en su invernadero de Castell de Ferro, en Granada. / José Manuel Romero Sánchez

Toca remangarse. Pero no las mangas de la camisa, sino del kimono. La prima japonesa de la berenjena es un producto de especialidad, una hortaliza que destaca por su vistosidad, por su sabor y también por el trabajo que requiere dentro de la finca. Un cultivo novedoso, que no llega a la década desde que productores de Almería y Granada lo están cultivando, y que cada día se está abriendo terreno en los invernaderos del sureste, que suelen apostar por nuevos productos en busca de la rentabilidad que el campo ofrece a los emprendores.

Son pocos los agricultores que aún la están produciendo, pero los resultados no pueden ser más satisfactorios. “Nos gusta variar los cultivos y este año apostamos por la berenjena japonesa. Necesita mucha mano de obra, estar muy encima y tenerla muy limpia porque es un producto que necesita mucho sol para que pueda desarrollar ese color tan llamativo que tiene. La verdad es que hasta el momento estamos contentos, ahora viene la parte más importante de la campaña”, indica la joven agricultora Alejandra Martín Rodríguez, de la vecina localidad de Castell de Ferro, donde cultiva con su familia unos tres mil metros invernados de este producto, con perspectiva a poner otros dos mil más, que comercializa Unica Group, a través de la cooperativa Grupo SCA, que cuenta con almacenes de recogida en las zonas granadinas de Castell de Ferro, Albuñol, Itrabo, Salobreña, Torrox, Jayena, Guadix y la Vega de Granada.

Aunque es un producto destinado casi exclusivamente a la exportación, Tony García ha preparado algunas recetas con ella y el resultado ha sido francamente difícil de mejorar. El chef almeriense, un maestro en la cocina, incluye en muchas de las recetas productos novedosos, como ha podido ser el Zucchiolo, Bimi o recientemente la bereneja BeChoc, que aún no está en fase comercial. De hecho, la berenjena japonesa también estuvo expuesta en la última edición de Vestial en uno de los mostradores y llamó poderosamente la atención de los cientos de asistentes al Congreso Internacional de la Gastronomía Verde. Con productos así, Almería también se tiene ganado el calificativo de despensa gourmet de Europa.

Es un cultivo delicado, en el que hay que tener muy controlada la temperatura, la humedad relativa y la iluminación

Esta innovadora hortaliza procede del continente asiático, donde tienen preferencia por la berenjena fina y alargada, en contraposición con la europea, más globosa y negra. Se trata de un producto exótico, cuyo sabor es dulzón y menos amargo que el de la berenjena tradicional, lo que le agrega al paladar un toque agradable. Tiene un alto contenido de fibra y su piel es rica en antocianinas, las cuales tienen una importante capacidad antioxidante. “La versatilidad en la cocina es muy amplia y lo ideal es consumirla con piel, porque es donde tiene la mayoría de sus características. Para comerla, hay que cocinarla bien porque lleva una toxina, que se llama colamina, que en crudo puede ser perjudicial, pero que cocinada es inocua”, aconseja Inmaculada Muros, técnico de Grupo SCA, que da algunas de las características de este cultivo: “Es muy delicado, sufre mucho y se estresa con facilidad. Hay que tener muy controlada la temperatura, la humedad relativa y la iluminación. Hay que ir jugando con el blanqueo porque si tiene demasiada luz, se estresa y no coge ese color tan característico que tiene. Además, es bastante exigente en cuanto al riego, necesita agua abundante y regular, al igual que nutrientes. En lo que requiere a podas, hay que controlarla mucho para ir ajustando la carga de masa foliar con respecto a fruto para que esté equilibrada y mantenga el buen color”, explica y carga de razón las palabras dichas por la joven Alejandra.

Llamativos ejemplares de esta solanácea, que destaca por su color y su longitud. / José Manuel Romero Sánchez

De vuelta al invernadero, a la costa granadina, la berenjena japonesa está ahora mismo creciendo, incluso algunas matas todavía están en período de floración. Se trata de un cultivo único, que se suele alargar entre nueve y diez meses, con plantación en septiembre y arranque entre finales de junio, principio de julio. Con la llegada de la primera, llega uno de los momentos de recolección más importantes del año. “Es la primera vez que producimos y todavía no sabemos exactamente qué cantidad de kilos nos darán las matas, pero ahora mismo llevamos recogiendo tres o cuatro meses y las cosas van muy bien. Se supone que ahora llega el momento fuerte de la campaña, que arranca en primavera, puesto que hay más horas de luz y la mata se activa y produce más”, indica Martín.

De la misma manera, el valor de la berenjena no lo tienen cuantificado, aunque al tratarse de un producto de especialidad y todavía con poco volumen de comercialización en los mercados, será alto. De hecho, la familia Martín Rodríguez se ha especializado en este tipo de cultivos. “Además de estas berenjenas japonesas, nosotros tenemos pepino midis, guindas amarillas, pepino holandés y ahora mismo vamos a poner también sandía y pimiento turco. Nosotros estamos metidos un poco en cultivos de especialidades y estamos muy contentos”, finaliza Alejandra, un buen ejemplo de que el relevo generacional en el campo es posible, sobre todo cuando los padres se convierten en los mejores maestros.

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