Pistacho, un posible freno a la despoblación

Cultivos alternativos

La provincia de Almería es, a través del semillero Almeriplant, la mayor productora de injertos de España

Prudencio Granero, su director Técnico, asegura que Almería es una tierra idónea para su implantación, pero “hay mucho desconocimiento”

La mayor parte de sus clientes están en La Mancha, donde hay un auténtico ‘boom’

Miguel Ángel Ortiz, joven agricultor que cuenta con 4 hectáreas de este cultivo en la pedanía albojense de El Saliente Alto. / Rafael González.
Francisco Maturana

14 de agosto 2019 - 07:25

Lo llaman el nuevo oro verde. Y eso es por algo. El pistacho está viviendo un auténtico ‘boom’ que tiene su epicentro en Castilla La Mancha, donde los productores de la zona se han encomendado a este cultivo cada vez más demandado en el mercado nacional y europeo. Y por supuesto, bien pagado, en torno a los 7-8 euros el kilo abierto. Desde luego, una alternativa muy atractiva que se está asentando en los últimos años y que en Almería no cuenta, de momento, con la aceptación que cabía esperar. Más aún cuando, y aunque le pueda chocar a muchos, se ha convertido en la mayor productora de planta injertada de pistacho no solo de España, sino de Europa, a través de Almeriplant Semilleros.

Esta empresa, que forma parte de la firma de control biológico Agrobío, tiene prevista una producción de 500.000 plantas, de las cuales en torno al 70% van a la zona centro del país, donde se ha convertido en una gran alternativa al cereal por darse aquí unas condiciones climatológicas idóneas para su cultivo.

Y que Almería sea una potencia productiva de este oro verde se puede personificar en la figura de Prudencio Granero, director técnico de Almeriplant, estudioso e impulsor de los primeros ensayos de pistacho en el semillero. Un trabajo que comenzara hace diez años y que ahora está obteniendo sus frutos.

Prudencio Granero/ Director Técnico de Almeriplant

"Los agricultores almerienses deberían conocer las posibilidades de este cultivo”

Y como dice el refrán que “en casa del herrero, cuchara de palo”, Granero no esconde su cierta frustración al ver cómo los agricultores almerienses no están teniendo en cuenta este cultivo como una alternativa viable en zonas del interior de la provincia. “Tenemos numerosas zonas contrastadas para gozar de una gran producción, como la comarca de Los Vélez, la Alpujarra o en el Valle del Almanzora. Lo que necesita este cultivo es suficiente frío en invierno y calor seco en verano”, explica el director técnico de Almeriplant, quien recuerda además como fue precisamente Almería una de las pioneras con el pistacho. “En 2001 España solo tenía 150 hectáreas de pistacho, importadas en su mayor parte de Norteamérica. De hecho, curiosamente, parte de este contingente fue a parar a Tabernas, lo que la convierte en una de las pioneras de este cultivo en territorio nacional”.

Historia

El primer pistacho llegó a España en su mayor parte importado de Norteamérica. De hecho, parte de este contingente fue a parar a Tabernas

Uno de los principales inconvenientes con los que se puede encontrar el agricultor almeriense a la hora de apostar es que se trata de un cultivo lento y hasta los cuatro o cinco años después de ser plantado no empieza a producir sus primeros frutos, y en torno a los siete años suele estar a pleno rendimiento. Algo que tampoco es desconocido, ya que el almendro tiene un ciclo vegetativo muy similar y en este caso la provincia produce dos tercios del total andaluz.

Andalucía crece y alcanza las 2.500 hectáreas, pero la almeriense apenas aporta unas 100

La superficie total de pistacho cultivada en Andalucía en 2017 ascendió a 2.464 hectáreas, de las que 1.190 hectáreas tuvieron producción. Hay que tener en cuenta que los árboles de pistacho tardan varios años en dar cosecha, en torno a un lustro hasta que empiezan a dar sus primeros frutos y unos siete para dar rendimiento. Se trata así de uno de los cultivos que obligan a un tiempo de espera más prolongado. El resto del cultivo andaluz, es decir, 1.274 hectáreas, son plantaciones jóvenes que aún no dan cosecha pero que irán incorporándose a la producción en los próximos años. Con respecto a la campaña anterior, en Andalucía se ha producido un incremento de 31% en la superficie total (el número de hectáreas en 2016 fue de 1.875, de las que 803 tenían producción). Este fruto seco se localiza principalmente en dos provincias andaluzas, ya que entre ambas acaparan más del 57% de la superficie total cultivada en esta comunidad. En concreto, se trata de Granada, que cuenta con 839 hectáreas (lo que representa el 34% del total), mientras que en Jaén el cultivo ocupa ya 576 hectáreas (23,4%). En este último caso, se sabe que a través del impulso de la Asociación Appistaco, la plantación podría haber llegado ya a las 1.000 hectáreas en los últimos meses y a falta de datos reales. A más distancia se encuentran Córdoba, que cuenta con 353 hectáreas (15,1%), Sevilla con 276 hectáreas (11,2%) y Málaga con 265 hectáreas (10,8%). Menos significativos son los casos de Cádiz, Almería y Huelva, ya que entre las tres representan el 5% total del cultivo.

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