Pinchos y platicos en La Esquinica, el nuevo bar de Almería
Hostelería
El establecimiento, que apuesta por productos de proximidad y da una vuelta a la cocina tradicional, cuenta con terrazas a ambos lados del local
La ‘Plaza’ está de moda
Almería/La hostelería se ha hecho dueña y señora de la Circunvalación Ulpiano Díaz, cuyo centro alberga el Mercado Central. Un nuevo bar abría ayer sus puertas ocupando el local que años atrás diera vida al Café-Bar Orberá Centro, su nombre: La Esquinica, un guiño a la fórmula para hacer diminutivos en Almería y a su ubicación, en la esquina de Obispo Orberá y la plaza.
El nuevo negocio abre avalado por la experiencia en el sector de quien lo gerencia, José Morcillo, cuyo grupo también posee la Finca El Recreo, en Viator y con ocho años de trayectoria, y la arrocería Akala, en la avenida Cabo de Gata desde hace un año, además de otras firmas de servicios auxiliares. Puede decirse que por las venas de Morcillo corre sangre hostelera, ya que su familia es bien conocedora de este sector, así su padre es propietario del Balneario San Nicolás en Alhama de Almería.
Pichos y platicos conforman la carta de La Esquinica; como detalla Morcillo, los segundos son platos para poder compartir, pero de menor dimensión que las raciones: “La idea es que aunque sean dos personas las que compartan mesa puedan probar diferentes opciones”. Sus recetas, en las que se apuesta por la materia prima de proximidad, dan una vuelta a la cocina tradicional, así con el pepito de chipirón en lugar de calamares o los callos de bacalao, y también ofertan platos de éxito en otros lugares, como por ejemplo el cachopo o el coquelet, un pollo jugoso cocinado durante horas.
Pero la gastronomía no pretende ser el único punto fuerte de este nuevo establecimiento en el centro de la ciudad, también lo serán sus terrazas a ambas fachadas del local y acondicionadas con mobiliario moderno y confortable.
Aires renovados en un espacio que un día visitó madame Curie
La Esquinica se suma a la gran oferta de ocio y restauración que ha cambiado la imagen del entorno del Mercado Central, sobre todo, tras la pandemia. Su ubicación en el centro de la capital, rodeando uno de los enclaves más visitados de la ciudad no sólo por los almerienses, sino también por los turistas, y obra señera de Trinidad Cuartara, inaugurada en diciembre de 1893, y que un día, por mayo de 1931, visitó madame Curie, doble premio Nobelmadame, así como su característica peatonal, han hecho de la Circunvalación Ulpiano Díaz plato de buen gusto para bares de alimentación y cafés y copas, cuyas terrazas se han convertido en protagonistas del ‘tardeo’ almeriense.
Con algunas modificaciones urbanísticas como la fachada trasera de lo que fue en su día Marín Rosa, hoy edificio vacío tras albergar dependencias de la Junta de Andalucía y que algunos ya apuntan como futurible sede hotelera, el entorno de la ‘plaza’ es de los espacios de la ciudad que conserva aires nostálgicos del pasado de la capital y esto tiene su encanto y, por ello, tras la remodelación de la plaza de abastos que concluyó en 2012, la clausura de varios locales y la reactivación de la zona, son distintos los negocios que tenían puestas aquí sus miras. Este enclave reunía en tiempos pasados firmas como la barbería del abrucenero Sebastián Hernández, la Churrería de Manrique, ultramarinos La Fama, de Francisco Cortés, Platanería El Hilero, casa de menús económicos y de huéspedes La Provincial o el Restaurante y pensión Bretones, el Bar Cielo -que después fue Plaza Central- y hasta hace poco la juguetería Don Pipo (ahora, otro bar: La Bodeguilla del Medio de la Calle, que también abría sus puertas recientemente). Actualmente, la mencionada boguilla, Plaza Market -el primero en la nueva etapa que apostaba por este espacio-, Tomate, Santa Madonna, El Camerino, La Capilla o La Sixtina conviven con otros negocios como el Bazar Martínez, la tienda hortofrutícola Grosella & Menta, Cafés Ortega, la joyería Díaz, Tea Salud, la joyería Bretones, la ferretería Fermín -reformada con la rehabilitación del edificio contiguo-, o el asentado de tiempo atrás Habibi y la más actual churrería El Sevillano, espacio que antes ocuparon otras cafeterías.
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