Las Palmerillas compara el descuelgue de tomate tradicional vs holandés

El sistema de perchas permite una mayor densidad de cultivo que el convencional, si bien implica más gastos por mano de obra · En la última fase del estudio se realizará un informe económico para determinar la rentabilidad del mismo

Las perchas alcanzan una altura superior a los tres metros.
Las perchas alcanzan una altura superior a los tres metros.
Virginia Hernández / Almería

24 de abril 2010 - 01:00

La rentabilidad y la calidad son los objetivos primordiales que persigue cualquier agricultor, independientemente del cultivo que trabaje. Bajo esta premisa, la Estación Las Palmerillas de la Fundación Cajamar se encuentra actualmente inmersa en una investigación comparativa entre sistemas de descuelgue de plantas de tomate: el sistema holandés con perchas y el tradicional.

La diferencia entre ambos estriba, principalmente, en la disposición del cultivo. En el primer caso, la planta siempre se dirige hacia arriba. Para ello, se disponen los tallos o troncos en posición horizontal y en doble línea (una al norte y otra al sur), y se cuelgan las ramas a la parte superior del invernadero mediante perchas, elevando el emparrillado hasta alcanzar tres o más metros de altura.

Por su parte, el sistema tradicional dispone los troncos y las ramas en líneas ascendentes y descendentes mediante alambres. En este caso, el emparrillado no supera los 2,20 metros de altura.

El coordinador del proyecto y técnico del centro, Juan Carlos Gázquez, explica que, hasta el momento, se están observando mejores resultados en el primer sistema, logrando densidades de "hasta 17 kilogramos de producto/metro cuadrado" y hasta 10 metros de longitud del tronco, mientras que el descuelgue convencional presenta cifras bastante menores, con "sólo 12 kilos/metro". Además, la calidad de los frutos del primero destaca, sólo a simple vista, respecto al segundo o tradicional. El ensayo, iniciado en agosto de 2009, parece "alentador", a falta de un par de meses para que concluya. Los resultados se presentarán en junio en unas jornadas agronómicas.

La metodología que se ha seguido a lo largo del proceso es la siguiente. En un primer momento se instalaron tres cultivos: el primero, con un sistema de descuelgue tradicional a densidad normal (entre 13.300 y 15.000 plantas por hectárea); un segundo de tipo holandés (20.000 plantas por hectárea); y un tercer sistema también de tipo tradicional pero a la misma densidad que el holandés. Posteriormente, se ha ido analizando la andadura de cada uno de ellos.

Según Gázquez, la disposición del cultivo mediante el sistema holandés mejora la fotosíntesis, ya que "las zonas más jóvenes de la planta (las más activas), quedan expuestas a una mayor radiación". En consecuencia, "se sabe que aumenta la producción y que se mejora la calidad, los tomates tienen mejor aspecto". Además, está especialmente indicado para los periodos más fríos del año y permite tener el cultivo "un año entero". La parte negativa de este sistema reside en la necesidad de una mayor cantidad de mano de obra, ya que las labores "culturales o el destallado se hacen con zancos de medio metro o carros para trabajar en altura".

Respecto al ensayo de descuelgue tradicional, para el que se han tomado en cuenta dos cultivos con diferente densidad, se obtienen mejores resultados cualitativos con el de densidad menor. "El cultivo tradicional con la misma densidad del holandés rinde 14,5 kilos/metro pero los tomates son más triangulares y las plantas están menos vigorosas, menos verdes", explica Gázquez mientras señala una zona con masa foliar. Esto sucede porque "el periodo en el que la planta va dirigida hacia abajo coincide con los meses de invierno, en los que hay menos radiación, y por eso se marcan las diferencias importantes en producción y calidad". Además, cuando la temperatura es más elevada, la radiación incide directamente sobre los frutos y baja su calidad. Esto no sucede en el sistema de descuelgue holandés, ya que los frutos quedan protegidos por las hojas.

El último paso del ensayo, aún sin realizar, es el estudio económico que determinará la viabilidad del cultivo con perchas en la provincia. Actualmente "sólo lo realizan las fincas más punteras y tecnificadas".

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