Mates y empanadas: Almería se contagia del espíritu argentino
Gastronomía
Los locales de productos transandinos se multiplican a lo largo de la provincia mientras los vecinos comienzan a cogerle el gusto
Roncoli Gabriel descuelga la llamada a pocos minutos del horario fijado para la apertura de su local, ‘Che Teté Argentina’, en Roquetas de Mar. Aún no lo sabe pero durante los próximos minutos disertará sobre los motivos que le llevaron a cambiar un país por otro y, especialmente, hablará de las empanadas del país transandino, un ingrediente cada vez más habitual en las comidas almerienses gracias a la proliferación de locales como el de Roncoli.
No ha encontrado rechazo. “A la gente la bandera argentina le provoca recuerdos, hay una muy buena predisposición”, detalla al otro lado de la línea. Su negocio es relativamente nuevo, lleva abierto año y medio, pero ya cuenta con fieles adeptos. Aunque vende el kit necesario para el clásico mate o los deliciosos alfajores, su producto estrella son las empanadas. “Estamos teniendo muy buena aceptación, el producto es bueno y a la gente le gusta probar cosas nuevas”, añade.
A un puñado de kilómetros, en el centro de la capital, en una zona que se llena de trabajadores por la mañana y compradores por la tarde, hay un rincón que cada vez tiene más adeptos. Es la ‘boutique de la empanada’, casa de ‘Ramona’, punto de encuentros de argentinos que añoran su tierra y españoles con ganas de emprender una actividad culinaria. A primera hora de la mañana, Mariela, su alma mater, ya trabaja sin descanso. “Lo argentino está muy ligado con este país”, explica junto a su mostrador de empanadas, que tiene un hermano en el mercado de Cabo de Gata. Todas permanecen intactas, esperando a la primera clientela del día, que no tardará en llegar.
Junto a ella, su carrito. No es raro verlo por todo tipo de eventos llevando el mensaje de la gastronomía argentina por la provincia. Una de sus últimas paradas fue el congreso de gastronomía verde ‘Vestial’, celebrado el pasado fin de semana en El Toyo. Con él se presentó Karina, una de las tres cocineras que dan vida a diario al local, paralelo al paseo de Almería. Natural de Paraná, en la región de Entre Ríos, llegó a la provincia hace un año buscando una mejor calidad de vida. “Elegí España porque la cultura italiana nos era más distante”, señala.
Aterrizó en el país cargada de sueños y con una familia dispuesta a seguir sus pasos. Tenía miedo. Cuenta cómo la inseguridad se ha ido apoderando de una tierra próspera pero víctima de su clase dirigente. “En Argentina hay la misma historia de siempre, es un país muy rico pero con políticos que lo arruinan”, apunta, con una mezcla de resignación y cabreo.
Era peluquera, aunque no le importaría seguir horneando como ahora. “La peluquería me gusta pero ahora estoy muy cómoda”, dice con una mueca de orgullo. Como ella, muchos argentinos echan de menos su tierra. En la ‘Ramona’ tienen, durante unos minutos, una vuelta a sus orígenes. “A los argentinos le recuerda a la tierra pero nosotros a las empanadas las hemos españolizado un poco”, cuenta Mariela. Karina elabora, mientras tanto, una empanada imposible de ver en su país, la de sobrasada y queso, una muestra de ese toque que le han querido dar.
Los españoles también acuden en masa. Los clientes nuevos lo hacen con intriga. Los de siempre, con seguridad. “La gente prueba, tiene ganas de otras cosas, en Almería hay todo tipo de restaurantes, hay mucha variedad”, señala Mariela, que cuenta que la gente mayor busca sabores que le son conocidos, como la morcilla o la manzana. “La gente parece que va aprendiendo, viene mucho turista nacional que va buscando en cada sitio el local de empanadas argentinas”, explica
El interés, parece, va en aumento. Se nota en las ciudades, que cada vez tienen más predilección por la gastronomía argentina. “Este negocio es exagerado ya en las grandes ciudades, dentro de la Boquería en Barcelona hay nueve sitios”, añade. Un crecimiento que entraña riesgos. “Hay un punto negativo y es la industrialización, se montan fábricas y ya no es lo mismo si se congela, hornea y vende”, reseña.
Falta aún una tercera integrante del equipo por presentar. Se llama Natalia y lleva solo cinco meses en España.
“El costo de vida y la playa me han traído a Almería, es un lugar con mucha comunidad argentina”, explica. Los ingredientes que le llevaron a emigrar se repiten: la inseguridad y la crisis económica. En la capital se siente tranquila y segura. Es psicóloga pero no ejerce al no tener aún el titulo homologado. “La Ramona hace que me sienta como en mi casa, es muy acogedor”, resume. Feliz, sigue a lo suyo tras la visita periodística.
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