Marta Belda: “La mujer debe ser la primera en significarse y dar ese paso al frente”

ENTREVISTA

Autora de 'Démeter. Mujer, tierra y vida. 33 miradas al campo', el primer estudio sobre el valor de la mujer en el sector agrario.

Recoge el testimonio mujeres que desempeñan una función en algún eslabón de la cadena de producción

Marta Belda Blanco.
Marta Belda Blanco. / D.A
Macarena González

18 de marzo 2024 - 06:00

-¿Cómo nace este proyecto de investigación?¿Por qué decides hacer un análisis sobre el papel de la mujer en el sector agrario?

Soy licenciada en económicas, y fruto de mi interés por la economía social dentro del sector agroalimentario, curso el Máster Oficial en gestión de la actividad agroalimentaria de la universidad de Almería, en el que mi trabajo de fin de máster (TFM), se configura como la semilla de este proyecto de investigación que se materializaría, con posterioridad, en la firma de un contrato de investigación entre la Fundación Pimaflor y la UAL, en el marco de un UALtransfierE.

Agradecimientos

"Tengo que decidir que este libro, bajo el título Démeter. Mujer, tierra y vida. 33 miradas al campo, no hubiera sido posible sin la confianza, el apoyo, y el, siempre, buen hacer de Miguel López, la generosidad infinita delas mujeres que han participado en él, y el objetivo de Blas Fuentes, que ha puesto, de una manera exquisita, imagen a mis palabras"

La decisión fue realmente fácil, por necesaria y justa. Nuestra agricultura es una agricultura de familia, por lo que, su análisis, me debería de haber llevado a la conclusión, casi inmediata, del papel esencial de la mujer en el modelo, pero, la realidad es que la mujer, siendo hombre en el campo y mujer en el hogar, ocupa un segundo plano, en un modelo Almería, de estructura totalmente piramidal, en cuya base, dónde los requisitos de cualificación, y los niveles de decisión y responsabilidad son prácticamente inexistentes hay una casi total feminización del sector, pero, a medida que avanzamos en su sentido ascendente, el papel de la mujer se va disipando, si bien es verdad, con multitud de mandos intermedios, hasta llegar a la cúspide del modelo, dónde la presencia de la mujer es prácticamente inexistente.

Entiendo, en ese momento, la necesidad de reconocer la labor callada y camaleónica que históricamente ha venido realizando la mujer en el sector, pero en ningún caso como demanda de género, sino como creación de valor esencial.

- ¿Por qué consideras que es importante visibilizar el papel de la mujer en la agricultura?

Porque la agricultura es vida y familia. Porque la mujer es pilar esencial. Porque la mujer ha trabajado y trabaja largas jornadas en el sector, en el campo, en las líneas de envasado, etc y continúa, después, con su jornada en el hogar. Porque es un reconocimiento merecido. Porque tiene un visión de detalle que complementa al hombre. Porque la mujer toma la distancia del segundo plano, y la perspectiva cambia, lo que le hace ver más allá del problema y llegar más directamente a la solución. Porque la mujer es intuición, y por qué la mujer es el complemento perfecto.

Creo que es esencial dar esa visibilidad a la mujer, porque es muy necesario que hagamos “atractivo” este sector para la juventud, como garante de su continuidad, y atracción de un talento, sinónimo de su profesionalización.

-¿Qué criterio has seguido a la hora de elegir a las 32 protagonistas de este análisis?

El criterio inequívoco era el de lograr una visión holística del modelo desde la mujer que planta la semilla, hasta llegar a Naciones Unidas, entrevistando a dos agricultoras, envasadora, administrativa, técnicos de campo, mandos intermedios, directoras generales, presidenta del colegio de ITA, diputada provincial, letrada, una parada obligada en la universidad por las sinergias creadas universidad-empresas del sector, la secretaria general técnica del Ministerio de agricultura, la vicepresidenta de la comisión de agricultura y desarrollo rural de la UE, para finalizar con la científica jefe de Naciones Unidas en la FAO.

Ha sido un trabajo de selección sencillísimo, pues ha sido del todo natural, simplemente una me iba llevando a la otra, tocaba puertas, de suerte que, todas se me abrían, con una generosidad total.

- ¿Cómo ha sido la experiencia de hacer estas entrevistas? ¿Qué has aprendido de ellas a nivel profesional y personal?

La experiencia ha sido realmente inexplicable. Dura, por los tiempos. Trabajo fuera de casa, soy madre de familia numerosa, y tenía que compaginarlo todo, pero ha sido tan fácil, tan enriquecedor, tan pleno, tan gratificante, y tan extraordinariamente disfrutado el camino, y bello lo aprendido, que una vez terminado, lo echo de menos.

La enseñanza ha sido total, tanto a nivel profesional como personal.

A nivel profesional puedo decir que lo descubierto me ha generado gran impotencia, por nuestra GRANDEZA. Es increíble lo que es Almería, es increíble lo que es este sector. Es admirable nuestro nivel de tecnificación, el mimo del cultivo, la inversión, y la vida que hay detrás de cada pieza, y que no seamos capaces de transmitirlo. Que seamos conocidos por el mar de plástico, en lugar de por la industria auxiliar que la agricultura reporta. Que no seamos capaces de transmitir las bonanzas del plástico, su termicidad, el poder difusor de su luz…que no seamos capaces de transmitir que somos los magos del agua, y no somos capaces por que he aprendido que la gente de Almería trabaja calladamente, que es una provincia innovadora, pionera, sin ninguna aversión al riesgo. Es una provincia que trabaja a pulmón, que vive de la inversión privada, y dormir con un ojo puesto en el cielo tiene que ser realmente duro. He aprendido lo que es ser capaz. He aprendido lo que es la grandeza de la humildad, y he aprendido como un lobby familiar como es Almería, ha convertido un desierto fértil en un vergel.

Personalmente he aprendido que no hay más límite que el que nos autoimponemos, que con fe, todo es posible.

Personalmente, he hecho grandes amigas.

- ¿Qué papel juega Almería, su provincia y sus agricultoras en este proyecto de investigación?

Es el epicentro de la investigación, no en vano es potencia a nivel mundial. Somos la despensa de Europa, y el espejo en el que mirar.

- ¿Qué dificultades ha encontrado la mujer en el mundo de la agricultura a lo largo de la historia y cómo crees que ha evolucionado hasta nuestros días?

No hay una respuesta única a esta pregunta. Te podría dar casi tantas respuestas distintas como mujeres he entrevistado.

Cada historia es muy personal, y el verdadero escollo lo encontramos en nosotras mismas. Es la mujer la que tiene que querer dar el paso adelante, pues la situación del sector responde, en un porcentaje, nada desdeñable a una cuestión de cultura y tradición.

El acceso de la mujer al sector es cada vez mayor, y este viene por tres vías, a saber: trasvase generacional, formación académica, y promoción interna en la esfera empresarial, aunque en este último quede un largo camino por recorrer.

No obstante, hay mujeres que han tenido que aprender de fútbol para poder ser consideradas, y hay otras que han promocionado por el empeño del hombre.

-¿Siguen existiendo muchas desigualdades en este sector?¿Hay igualdad de oportunidades?

Efectivamente siguen existiendo muchas desigualdades, en función del peldaño de la estructura piramidal en la que nos encontremos. Quizá el mayor equilibrio esté en los mandos intermedios. Una feminización en la base, y una ausencia en la cúspide.

La igualdad de oportunidades se va imponiendo, poco a poco, de manera natural. Cada vez hay un mayor número de mujeres que son técnicos.

Más que de igualdad me gusta hablar de equilibrio, y este, cada vez es mayor, y de la mano de la mayor profesionalización.

Aunque la presencia femenina es una pieza clave en el sector agroalimentario, la mayoría de las mujeres se encuentran realizando trabajos básicos en la cadena de producción, ¿Por qué crees que aún no existen muchas mujeres en puestos directivos y ejecutivos? ¿Qué debe ocurrir para que esto cambie

Hay cada vez, un mayor número de mujeres en puesto intermedios, y tenemos destacadísimas mujeres en direcciones generales.

El trasvase generacional es el que marca un antes y un después, que irá acompañado por el apoyo efectivo de la empresa que se producirá con la promoción interna de la mujer dentro de la compañía, más allá las medidas de conciliación o de los planes de concienciación.

Cuando la empresa entienda que la mujer madre, es el recurso más productivo de la empresa, entonces, se invertirá la tendencia.

La mujer que es madre, desempeña multitud de roles connaturales al instinto materno de dirección, protección, detalle, cuidado, psicología, organización, coordinación, dirección, gestión, elaboración y ejecución de presupuestos, etc.

Pero, la mujer, insisto, debe ser la primera en significarse y dar ese paso al frente.

La vida es un proyecto compartido de FAMILIA.

- La despoblación rural es algo que está ocurriendo y la mujer juega un papel muy importante en este asunto. ¿Qué acciones crees que se podrían llevar a cabo para impulsar la apuesta femenina por la agricultura como medio para combatir esta problemática?

Tengo, en mi estudio, un caso clarísimo de contribución a la repoblación de esa España despoblada. Es el caso de una mujer que crea, a través de su empresa, 45 puestos de trabajo directos, en una población de 1.600 habitantes.

La solución no creo que esté en la mujer. La apuesta debe venir del poder legislativo, que promueva medidas y programas que sean lo suficientemente atractivos para atraer no a la mujer sola, sino a familias que con sus vidas den vida a esa zonas despobladas.

Es necesario un complejo normativo, de inversiones y de servicios.

La respuesta a esta pregunta es un auténtico entramado de factores, imposible de simplificar en la mujer.

- Las protestas de los agricultores sacuden en los últimos días a nuestro país y es inevitable preguntarle, ¿Cuál es su opinión al respecto?

La situación actual de demanda justa y necesaria, procede no de un tema puntual, sino de una situación histórica que se ha ido fraguando con el tiempo y que se resume en excesiva burocratización, históricamente el agricultor venía practicando la agricultura, con un vastísimo conocimiento, con una sabiduría de excelencia, que venía manteniendo en su mente, y transmitiendo, en su día a día, de generación en generación.

Desde la UE se fue imponiendo la necesidad de documentar ese conocimiento, lo que permitió al agricultor desarrollar su faceta de empresario. Hasta ahí, comenzó a llevar sus contabilidades por márgenes brutos, pero, esta burocratización, la certificación, la digitalización,etc está excediendo la capacidad del propio agricultor tanto por falta de conocimiento técnico, como de tiempo, que no puede restar al cuidado de su cultivo, obligándole a tener que costear gastos burocráticos que representan una excesiva carga, no productiva.

Pero esta burocratización afecta también a la actividad económica de nuestra zona, toda vez que los grandes lobbies y capitales están adquiriendo en países terceros, grandes extensiones de cultivo de entre 200-400 hectáreas, dónde el esfuerzo y el coste de contratación se reduce considerablemente en las grandes extensiones, y no con nuestras microempresas de estructuras y cultivos heterogéneos. Esta realidad, nos emplaza en una situación de debilidad ya que los contratos son mucho más rentables en esas grandes producciones.

A esa burocratización en demasía, a esas lobbies inversores, unimos las exigencias de sostenibilidad totalmente asimétrica, que se reviste de una auténtica competencia desleal respecto a países terceros, de ahí, la importancia de las ya conocidas cláusulas espejo, que persiguen la equidad de nuestro mercado, de manera que nuestros productos disfruten de las mismas condiciones del producto que entra del exterior para su venta. De todos es bien conocido, la eleva exigencia de la UE en el ámbito de la sostenibilidad. Exigencia aprendida y cumplida, escrupulosamente, por nuestros agricultores, pero es ciertamente difícil ser sostenible en números rojos. Es muy complejo resolver la dicotomía de que el producto sea sostenible o no, según procedencia.

Producir de manera sostenible, tiene un elevado coste, y de ahí, que una adecuada inspección de precios sea demanda por un agricultor que recibe como bajoprecio, el sobreprecio asumido por el consumidor. Tenemos una posición de debilidad, pues carecemos de unión de oferta para presionar sobre el precio. Es necesaria la compensación de toda la cadena, máxime, si tenemos en cuenta que nuestra agricultura, es una agricultura no subvencionada. Almería es una agricultura de familia e iniciativa privada.

Necesitamos una unidad del sector a nivel Europa, pues al final, el agricultor nacional e internacional afronta los mismos problemas. No debería resultar impasible que la última quema y vuelcos de camiones en Francia, nos haya costado a la provincia de Almería 75 millones de euros.

Finalmente, hemos de poner el foco en un adecuado markéting que refuerce a este sector. El único sector capaz de poner fin al cambio climático, pues es el único sector capaz de gestionar el dióxido de carbono. Es el único sector que necesitamos, tres veces al día, para SOBREVIVIR.

Por ello, es necesario dar a conocer al consumidor una agricultura que que nos HUMANIZA. Es necesario transmitir, desde los gobiernos, y desde los medios, que detrás de cada cultivo hay vida, cuando la realidad es que en cualquier medio de comunicación, cuando se habla del elevado coste de la cesta de la compra, la imagen que acompaña a la voz en off es, en un 97% de las ocasiones, de frutas y verduras, y no de otro producto.

stats