El Levante adapta el modelo Almería a los espárragos

Salirse de los cultivos tradicionales para apostar por otros 'novedosos' en la zona es arriesgado, pero puede reportar pingües beneficios. Con esta filosofía de 'quien no arriesga no gana', ocho agricultores de la zona de Huércal-Overa se embarcaron hace doce años en la producción de espárrago verde. La SAT Espárragos de Huércal-Overa es una de las pocas que comercializa este producto en la provincia, y sabe sacar provecho de su delantera en la materia con cultivos tempranos que gozan de buenos precios antes de la entrada masiva de trigueros de la gran 'esparraguera', Granada.

Por lo general, la cosecha almeriense empieza a recogerse entre 60 y 90 días antes que en la provincia vecina. Para ello han adaptado el cultivo al modelo Almería. Así, una parte de la producción está completamente al aire libre, mientras que en una segunda fase se cubre con plásticos de invernadero.

El agricultor y socio de la SAT, Ramón Ruiz, desgrana algunas de las cifras que mueve la sociedad: entre todos sus socios suman 20 hectáreas solo con este cultivo, una hectárea produce unos 8.000 kilos por campaña y la inversión que se requiere para poner en marcha una finca asciende a 14.000 euros aproximadamente.

Algunos datos especialmente positivos tienen que ver con las características inherentes a estos cultivos, "una planta tiene una duración de diez años", y los precios en origen son bastante estables. "Al tener espárrago temprano, salimos al mercado antes que Granada y tenemos una cierta ventaja, siempre y cuando no afecten demasiado las importaciones de Chile o México".

Este año la producción del principal exportador, Chile, ha descendido a causa de un invierno con continuas heladas y la escasez de producto en el mercado ha generado un incremento del 30% en los beneficios a agricultores como los de la SAT huercalense.

En materia de precios, el manojo (320 gramos) de los primeros espárragos se cotizó a entre 1,60 y 1,80 euros. Los más tardíos se vendieron a 1,50 euros, si bien es cierto que "ha influido bastante el desastre de Chile".

La estabilidad de este cultivo y la menor inversión que necesita respecto a otros como el tomate, calabacín o pimiento, son algunas de las ventajas del espárrago, admite Ruiz.

Respecto al ciclo de producción, éste arranca a mediados de diciembre con la poda de las plantas a ras de suelo, la preparación del terreno y la disposición de los plásticos. "En solo veinte días empiezan a salir los primeros espárragos", cuenta el agricultor huercalense. Cuando alcanzan los 25-30 centímetros de altura se recolectan, siempre a mano y con cuchillo. Esta labor es diaria y exige rapidez, ya que les sucede como al calabacín, apenas superan un poco del tamaño medio se "pasan".

Al tratarse de un cultivo poco habitual en la provincia, los socios de la SAT han ido aprendiendo de forma casi autodidacta. En el día a día han ido solventando dificultades como las plagas de roya o trips, o la cantidad de agua de riego que se adapta mejor al cultivo, que suele ser espaciado, cada dos o tres días.

Ruiz cree que este cultivo tiene futuro en la provincia. Es una alternativa sólida y ya hay quien apuesta por el espárrago triguero en la zona de Levante, si bien se trata de propuestas generalmente particulares, a las que se dedican explotaciones reducidas. "Por aquí casi no quedan agricultores, cada vez hay menos", asegura el productor. La escasa rentabilidad de buena parte de los cultivos y el aumento del precio de los insumos han hecho que muchos dejaran de lado el campo, mientras otros lo compatibilizan con actividades diferentes que desarrollan de forma paralela.

"En Tíjola se ha llegado a hacer, pero lo dejaron porque el clima es más frío y las heladas echaban por tierra la producción". Para producir espárrago se requiere frío de noche y calor de día, por lo que el Poniente también podría ser una buena zona de cultivo, especialmente en áreas de interior.