La Junta diversifica el campo con 20 hectáreas de pistacho

Ha puesto a disposición de los agricultores que lo soliciten una red de fincas de titularidad pública · En Andalucía hay 100 hectáreas dedicadas a este fruto

El árbol del pistacho tiene escasas exigencias de mano de obra.
El árbol del pistacho tiene escasas exigencias de mano de obra.

Buscar la adaptabilidad, la productividad, la rentabilidad y la diversificación de los cultivos en Andalucía. Estos son los objetivos que persigue la Consejería de Agricultura y Pesca, que ha iniciado un nuevo proyecto para fomentar el cultivo del pistacho en la región, que actualmente suma 100 hectáreas de esta producción.

El plan pone a disposición de los agricultores que lo soliciten un conjunto de fincas de titularidad pública que permitirán implantar una red de parcelas demostrativas del cultivo del pistacho.

Por un lado, se establecerá una estrategia para la difusión y transferencia de los datos que se obtengan y, por otro, se dispondrá de varias parcelas demostrativas de puertas abiertas a los agricultores. Para esto último, se llevará a cabo la plantación de 20 hectáreas de pistacho en cuatro fincas de titularidad adscritas a la Consejería de Agricultura y Pesca, ubicadas en las provincias de Granada (3) y Jaén (1).

En las extensiones granadinas se dedicará una superficie de 5 hectáreas para la producción de pistacho en cultivo tradicional, mientras que la superficie jienense irá destinada al manejo de métodos de producción ecológica. En ambos casos, se estima que empezarán a dar los primeros resultados de recolección dentro de cinco años.

La acción está enmarcada dentro de las medidas que desarrolla el Gobierno andaluz para buscar alternativas productivas a cultivos tradicionales como el del olivar, el almendro o los cereales. En general, el pistacho tiene escasas exigencias de mano de obra, se complementa con otros cultivos tradicionales sin ningún tipo de problema y, fruto seco, puede ser almacenado y comercializado en cualquier época del año, lo que le permite no estar sujeto a situaciones económicas de campaña.

Además, su cultivo se adapta perfectamente a la recolección mecánica, puesto que puede utilizarse la misma maquinaria que en el cultivo del olivar, si bien su poda en los primeros años es la labor más especializada.

Los agricultores que quieran implantar este tipo de cultivo deberán disponer de una máquina descascarilladora, similar a la utilizada en el caso del almendro, y de un secadero artificial. Este último podría ser organizado por las actuales cooperativas de olivar u Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de frutos secos, puesto que el pistacho debe ser descascarillado y secado en las 24 horas siguientes a su recolección, hasta dejarlo en un porcentaje de humedad en torno al 6%, que evite la aparición de hongos.

En España, que importa cada año 12.000 toneladas de pistacho procedente en su mayor parte de Irán, se calcula que existen 4.000 hectáreas de este cultivo. Andalucía y Extremadura cuentan con 100, muy por detrás de Castilla-La Mancha, que lidera la producción con sus más de 3.000 hectáreas y la introducción de pistacho de tipo ecológico, y de Cataluña, con 600 hectáreas.

A nivel mundial, Irán es el principal productor, con una superficie de 400.000 hectáreas, que suponen unas 200.000 toneladas, seguido de Estados Unidos (50.000), Turquía (40.000) y Siria (20.000). En la Unión Europea sólo producen Italia y Grecia, con unas 9.000 hectáreas entre ambos países.

De estos datos se desprende que la cuota de mercado en España está garantizada. Las producciones que se pueden obtener en Andalucía oscilarían entre los 3.000 kilos y los 4.000 kilos por hectárea a partir de los 15 años en cultivo en regadío, unos márgenes que podrían aumentar considerablemente en un cultivo de pistacho en ecológico, según la Consejería.

El establecimiento de esta red de parcelas demostrativas del cultivo del pistacho permitirá la realización de un estudio agronómico de este cultivo, con la elaboración del itinerario de labores básicas, podas de formación y costes anuales, analizar las diferencias entre los varios patrones con la variedad principal y su polinizador, en relación a las distintas características de suelo y agua.

Asimismo, también facilitará el estudio de diversos factores como la fenología, su influencia de horas frío y la respuesta a las heladas invernales, las diferencias agronómicas entre el cultivo en regadío y secano, las plagas y enfermedades y las producciones anuales, kilos de frutos vacíos y llenos, abiertos y cerrados y los calibres. Igualmente, esta iniciativa permitirá llevar a cabo un estudio de la comercialización del pistacho.

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