Escasez y erosión del suelo ‘vs’ agricultura vertical en Almería

Tendencias a futuro en el campo almeriense

Poco o nada se conoce de este revolucionario sistema en la provincia que, en otros países, crece a un ritmo exponencial

La problemática del espacio y la presumible contaminación no son escenario hoy, y se trabaja hace hincapié en el ‘eco’

La cooperativa onubense de segundo grado Onubafruit participa en un proyecto por el que ha implantado una solución de agricultura vertical altamente tecnológica, sensorizada y conectada a la nube.
Francisco Maturana

24 de abril 2021 - 07:00

Los avances científicos están marcando la sociedad en este siglo XXI. Aún inmersos en una pandemia derivada del virus de la COVID-19, que parece que gracias al ritmo actual de vacunación parece tendrá fin en un horizonte próximo, durante este último año en el que las restricciones que ha provocado han obligado incluso al confinamiento de la población, parece haberse despertado una conciencia en la sociedad a la hora de valorar la importancia que tiene la investigación, ya no solo en el aspecto de la salud, sino en todos sus ámbitos.

Parece que después de esta traumática era pandémica, pocos serán los que duden de la importancia de que los Gobiernos inviertan en ciencia para mejorar la calidad de vida de las personas. En este proceso, la alimentación, vinculada directamente a la salud, también ha cobrado especial interés y si ya de por sí se venía despertando una conciencia por la que se le daba cada vez más importancia a la seguridad alimentaria y a la obtención de unos alimentos que sean sostenibles en su método de producción, ahora es bastante mayor si cabe.

Cultivo indoor.

Precisamente, la producción agroalimentaria vive un proceso de cambio que vira hacia una nueva realidad, más sostenible y amable con el medio ambiente, y que en la provincia de Almería se ha convertido en la principal obsesión en su posición de mayor productor de frutas y hortalizas del continente.

Es aquí, pensando en futuro, donde entra algo que ya es más que un concepto para el futuro mundial de la producción de alimentos: la agricultura vertical.

Actualmente, en el planeta el 33% de su suelo está degradado por la erosión y según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se prevé que haya una pérdida del 10% del rendimiento agrícola derivada precisamente de este fenómeno.

Cultivo hidropónico de hoja en Pulpí. / Javier Alonso

Aquí es donde entra en escena a nivel global el concepto de agricultura vertical, más que por una cuestión técnica y evolutiva, por necesidad a largo plazo atendiendo a estos datos.

Pero qué es y dónde nace la agricultura vertical. Como cabía esperar, en Asia. Concretamente en Singapur, uno de los países más poblados del mundo y donde, debido a la falta de espacio, empresas como Agri-Food y Veterinary Authority (AVA), crearon la primera granja vertical comercial del mundo.

Este tipo de agricultura, pese a que requiere de una gran inversión, prolifera y ya se localiza en un entorno que se podría antojar inimaginable, en las grandes ciudades, dentro de edificios, haciendo buena esa frase de que la realidad supera la ficción. El estudio de Markets And Markets ‘Mercado agrícola vertical con análisis de impacto de COVID-19 por mecanismo de crecimiento (hidroponía, aeroponía y acuaponia), estructura (basado en edificio y contenedor de envío), oferta, tipo de cultivo y región - Pronóstico global to 2025 " , prevé que el mercado agrícola vertical alcance los 7.300 millones de dólares en 2025 desde los 2.900 millones de 2020; y se espera que crezca a una tasa compuesta anual del 20,2% durante el periodo de pronóstico.

Salvador Parra, director Ifapa La Mojonera: “Factores como la disponibilidad de agua o las posibilidades comerciales son factores determinantes”

El crecimiento del mercado agrícola vertical se atribuye principalmente al alto rendimiento y a numerosos otros beneficios asociados con la agricultura vertical sobre la agricultura convencional, los avances en la tecnología de diodos emisores de luz (LED), la producción de cultivos durante todo el año independientemente de las condiciones climáticas y el requisito de un mínimo recursos.

Y la gran pregunta: ¿Tendrá Almería, la gran potencia continental en producción de alimentos, característica por ese ‘mar de plástico’ que adaptarse a esta tendencia por el desgaste de los suelos y la sostenibilidad ambiental? Cabe contextualizar que, aunque la agricultura vertical crezca en el mundo, aún es el la parte residual de un residuo que es familia de la agricultura hidropónica, algo que sí se practica en la provincia.

Y es que, en un modelo agrícola tan marcado como el almeriense, parece antojarse difícil, por lo menos muy a largo plazo, la necesidad de un cambio que sería revolucionario y difícilmente aplicable.

Sistemas pasivos.

Salvador Parra es el director del Centro del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica de La Mojonera. Una voz más que autorizada sobre la realidad y el futuro del sector agroalimentario almeriense por su labor en investigación. Cuestionado por Diario de Almería acerca de este fenómeno de la agricultura vertical, ha querido valorar primero y ponerse en contacto con los investigadores más directamente relacionados tanto con la tecnología e ingeniería de invernaderos, como con la eficiencia en el uso de la fertirrigación.

Parra explica que desde el Ifapa no se ha ahondado ni trabajado en este modelo por el momento. Entre los motivos, que son varios, manifiesta que “la superficie de cultivo hidropónico en Almería está bastante estancada desde hace años. El porcentaje estaría en el entorno del 10% del total de la superficie (datos de nuestro último estudio de caracterización de explotaciones)”. “Probablemente la explicación esté en que es una tecnología más sensible que exige un mayor seguimiento y control por parte de los agricultores y técnicos. A ello se uniría también el gran auge experimentado en los últimos años de la agricultura ecológica (con más de 3000 hectáreas de invernadero en Almería), cuya legislación a nivel europeo no contempla a los cultivos sin suelo”.

“De recurrir a luz artificial habría que estudiar muy bien la rentabilidad. Podría ser de interés en cultivos de alto valor añadido (especias, etc.)”

Por todo ello, el Ifapa de La Mojonera se ha centrado en trabajar en esa línea, abarcando los sistemas de cultivos más representativos. “De hecho, nuestros ensayos experimentales ponen de manifiesto que un cultivo hidropónico no tiene por qué ser más eficiente en el uso del agua que el cultivo en suelo. Un cultivo en suelo donde se controle el drenaje y se limite la evaporación directa mediante enarenados, acolchados, etc. tiene una eficiencia cercana al 100%”.

Dicho eso, el director del Ifapa de La Mojonera explica que en el caso de los sistemas verticales, “cuando se superpone un cultivo sobre otro, la radiación solar es captada en la superficie y en los extremos. ¿Qué ocurre con las plantas del interior? Si se hiciera necesario recurrir a luz artificial habría que estudiar muy bien la rentabilidad de los cultivos. Podría ser interesante (es lo que se está viendo en la producción de otros países) en cultivos de alto valor añadido (especias, etc)”.

“Nuestros ensayos arrojan que un cultivo hidropónico no tiene por qué ser más eficiente en el uso del agua que el cultivo en suelo”

Con respecto a la escasez de suelo agrícola, Parra reconoce que “es un tema cuanto menos controvertido. Es un concepto que debiera siempre ir asociado a disponibilidad de agua para regadío, posibilidades comerciales de lo que pensamos producir, etc. Pensamos que son temas mucho más importantes a tener en cuenta y mucho más limitantes. Y ello por supuesto influirá de manera directa en la adopción de nuevas tecnologías cuyo coste e implantación debiera ser analizado en profundidad”.

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