Central Térmica de Carboneras: la caída de un coloso

Energía

La emblemática chimenea de 200 metros de Endesa en Carboneras es demolida, como parte del proceso de desmantelamiento de la instalación

Se derribó también una estructura metálica de soporte de conductos del absorbedor del Grupo 2

Así ha sido la espectacular voladura de la chimenea de la Central Térmica de Carboneras

Adiós a la central térmica de Carboneras

La chimenea de la Central Térmica Litoral de Carboneras pasará este jueves a la historia

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Voladura de la chimenea de la Central Térmica de Carboneras.

Fue cuestión de segundos. No más de cuatro o cinco, pero segundos espectaculares. De ésos que se quedan grabados en la retina por la magnitud de la demolición y lo que significa para el municipio de Carboneras. La Central Térmica Litoral de Endesa continúa su proceso de desmantelamiento, iniciado en 2021, y ayer se vivió un momento histórico.

La colosal estructura de hormigón, que desde 200 metros de altura vigilaba toda la costa levantina, colapsó al estallido de 151 kilogramos de explosivo. La chimenea era un emblema de otra época, una infraestructura necesaria en el marco del Plan Acelerado de Centrales de Carbón, que vino a cubrir las necesidades de incremento de potencia eléctrica debido al desarrollo económico que experimentaba España en la década de los ochenta.

Cuatro décadas después, el mundo ha cambiado. El carbón ha dejado paso a la energía limpia y la Central Térmica Litoral, desconectada en 2021, es un vestigio que se transformará es un interesante proyecto para mantener vivo y candente el compromiso que Endesa tiene con el municipio de Carboneras. Y el pistoletazo de salida se representó con una voladura que, en otro contexto y con todas las medidas de seguridad tomadas al milímetro, recordó al colapso de las Torres Gemelas el 11-S en Nueva York.

Rafael Sánchez Durán (Endesa)

"Este proceso de deconstrucción es el comienzo de una nueva etapa ilusionante”

“Este proceso de deconstrucción que estamos llevando a cabo, no es un momento de despedida sino el comienzo de una nueva etapa ilusionante que creará empleo y riqueza para la zona. Este espacio que ahora ocupa la central se destinará a asegurar un futuro sostenible para Carboneras mediante proyectos de reindustrialización que mantengan el compromiso histórico de Endesa con este entorno”, comentaba Rafael Sánchez Durán, director general de Endesa en Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla, a los medios presentes antes de que comenzara la marcha atrás para la explosión.

Retos técnicos de la voladura

La voladura supuso todo un reto a nivel técnico debido a las características de ambas infraestructuras, ya que además de la chimenea también se derrumbó una estructura metálica de soporte de los conductos del absorbedor del Grupo 2, de 48 metros de altura. Para su realización fue necesario diseñar un procedimiento específico con el objetivo de garantizar condiciones absolutas de seguridad y efectivas de demolición. Esta misma prevención se está aplicando en todos los procesos que conforman los trabajos de desmantelamiento y demolición de la planta.

“El empleo de explosivos es el procedimiento más seguro para demoler estructuras esbeltas y especiales, siempre que el entorno lo permite”, explicaba Beatriz Muñiz, responsable de los proyectos de desmantelamiento térmicos de Endesa. “En el caso de la voladura de la chimenea el proceso ha sido aún más complejo, puesto que se han tenido en cuenta todas las variables como la dinámica de la voladura, su secuencia, dirección de caída, medidas mitigadoras de las afecciones, medidas de vibraciones y puesta en seguridad de todos los elementos y estructuras afectadas”.

Cuenta atrás para la voladura. / JAVIER ALONSO

Para la voladura de la chimenea de cemento armado de la central térmica, de 200 metros de altura y un diámetro en base de 19,5 metros que se estrecha hasta los 12 metros de la punta, ha sido necesario debido a sus dimensiones y su ubicación, el uso de 151 kilos de explosivos que se han colocado por primera vez a doble altura, a cota cero y 96 metros. El objetivo de esta medida ha sido doblar el fuste en dos, como si de una bisagra se tratara, de forma que la huella de caída se redujera a la mitad, minimizando la afección a determinadas infraestructuras que era necesario mantener en servicio mientras se realizan los trabajos de desmantelamiento.

Para esta demolición se utilizaron 380 detonadores electrónicos que han activado la carga de explosivo que se han colocado en la estructura mediante taladros distribuidos para dirigir la caída en la dirección planificada. En el proyecto se ha fijado un radio de seguridad de 400 metros.

Beatriz Muñiz (Responsable del proyecto)

"Los explosivos son el procedimiento más seguro para demoler estructuras esbeltas”

En el mismo radio de seguridad, y un segundo antes de la voladura de la chimenea, se produjo la voladura de la estructura metálica de soporte de los conductos del absorbedor del Grupo 2, de 47,8 metros de altura y 6 pilares, para lo que ha sido necesaria una carga de 15 kilos de dinamita, 34 cargas de corte lineal y 49 detonadores.

Ambas voladuras produjeron alrededor de 13.000 toneladas de residuos (básicamente hormigón), que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental. Estos residuos serán valorizados en obra aplicando criterios de economía circular para ser usados como material de relleno, previa caracterización para verificar su carácter inerte; en cuanto al residuo de hierro que constituía la armadura del hormigón armado y la estructura metálica, será objeto de valorización para su posterior uso.

Estudio europeo

El desmantelamiento, la demolición de todos los edificios y equipos de la central, se encuentra en un grado de ejecución del 42%, y supone una inversión de más de 83 millones de euros. Actualmente más de 200 profesionales están trabajando de forma directa en este proceso, el 75% procedente del entorno, mientras que se estima en casi 200 el empleo indirecto que se está generando.

Desde el punto de vista medioambiental se está aplicando un sistema de demolición selectiva para segregar y caracterizar cada una de las más de 222.000 toneladas que conforman el volumen de la demolición. Para reducir en todo lo posible las afecciones al entorno se ha implantado un plan de vigilancia ambiental con especial atención a las emisiones y vertidos durante la ejecución de los trabajos.

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Voladura de la chimenea de la Central Térmica de Carboneras.

Todo este proceso está participando en un estudio europeo (ICEBERG - = Innovative Circular Economy Based solutions demonstrating the Efficient recovery of valuable material Resources from the Generation of representative EBM) en el que colaboran 35 empresas de 10 países diferentes y que tiene como objetivo el establecer una recuperación de residuos más precisa antes de que estos se produzcan.

Levantada en 1979 en el marco del Plan de Centrales de Carbón

La Central Térmica Litoral fue construida en el marco del Plan Acelerado de Centrales de Carbón redactado en 1979 para cubrir las necesidades de incremento de potencia eléctrica debido al desarrollo económico que experimentaba España. La infraestructura se ubica en 1.788.547 metros cuadrados en el término municipal de Carboneras y estaba compuesta por dos grupos de generación que sumaban 1.159 megavatios de potencia. El Grupo 1, de 577 megavatios, comenzó su explotación comercial en 1985 y el Grupo 2, con una potencia de 582 megavatios, en el año 1997. La instalación ha llegado a producir durante su vida útil más de 180.000 GWh y llegó a ser todo un referente cuando, en 2014, se realizaron mejoras medioambientales que la pusieron a la vanguardia de esta tecnología a nivel mundial. La central cuenta con una Terminal Portuaria, con acceso para el tráfico marítimo en el Mediterráneo y norte de África, que comenzó su actividad en 1985, tras una inversión de unos 123 millones de euros para su construcción, destinada a la descarga de carbón para la Central Térmica Litoral. En el año 2014, y gracias a un acuerdo con la Autoridad Portuaria de Almería, se llevó a cabo la inversión para dotar a la Terminal Portuaria de un sistema que permite cargar buques de entre 10.000 y 15.000 toneladas de capacidad con destino a otras centrales del grupo Enel en el Mediterráneo, lo que supuso un incremento de las operaciones de manejo de combustible a desarrollar en el parque de almacenamiento. Estas características y su situación geográfica la convierten en un enclave único para recibir barcos de gran calado que procedan de cualquier punto del mundo. Desde su construcción se han manipulado un total de 79.480.191 toneladas de graneles sólidos. Además, la Central Térmica Litoral ha albergado proyectos innovadores como una planta de microalgas, la restauración de escombreras con especies autóctonas o el proyecto de almacenamiento de baterías entre otras iniciativas.

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