Camino de Santiago: El turismo del peregrino impregna Almería

Cada día es más habitual ver por los senderos de Almería una estampa que inevitablemente lleva la mente hasta el Campus Stellae [Compostela]. Una persona que carga con una mochila convertida en casa, con su cantimplora colgando, las botas gastadas tras pisar tierra y asfalto durante cientos de kilómetros, la gorra bien calada para librarse del sol que azota a esta levantina tierra. Andar ciertamente plomizo, que contrasta con la cara de felicidad y sosiego tras dejar aparcados los problemas diarios en la ciudad.

Un peregrino a Santiago. Unas figuras legendarias, que llevan visitando la tumba del Apóstol Santiago desde el siglo IX, y que cada verano convierten en auténticas autopistas humanas todo el norte de España, desde San Puan de Pied de Port en la frontera francesa hasta Finisterre, donde los romanos creían que acababa el mundo.

Todos los caminos conducen a Roma y, desde que Manuel Fraga potenciara el Xacobeo, también a Santiago. Incluso las veredas más recónditas de la provincia de Almería, gracias al formidable trabajo de las dos asociaciones peregrinas de Almería, confluyen en su aventura a pie, en bicicleta o a caballo hacia la tumba del Apóstol. Una tierra calurosa, alejada de Santiago y mal comunicada por el transporte, que la Asociación de Amigos del Camino en Almería y la Asociación Jacobea Camino Mozárabe de Santiago Asociación Jacobea Camino Mozárabe de Santiagose han encargado de convertir en un atractivo y apasionante comienzo de la peregrinación para alrededor de unos siete mil valientes en el último año y medio, que a través del Camino Mozárabe o la Ruta del Argar se han sorprendido por la belleza de rincones recónditos de la provincia, desconocidos incluso para los propios almerienses.

“Gracias al Camino, en Japón conocen Alboloduy o Alsodux”, decía en 2023 Mercedes Murillo, presidenta de la Asociación Jacobea Camino Mozárabe de Santiago. Alboloduy y Alsodux o Sopalmo y Antas. Y es que una de las principales virtudes del Camino de Santiago es que es un filón turístico. Por supuesto, Almería no tiene el volumen de peregrinos de otros Caminos históricos, como el Francés, el Primitivo o la Vía de la Plata, entre otros. Pero los romeros que buscan Granada, primero por el Bajo Andarax y luego por la Sierra Nevada almeriense, o los que pasan o vienen de Murcia por la maravillosa costa levantina son una fuente de ingresos nada desdeñable para pueblos que resisten con todo su empeño al vaciado y al olvido.

Esto queda de manifiesto en la gran red de albergues que se ha ido tejiendo a lo largo y ancho de toda la provincia, por el trabajo altruista de ambas asociaciones. Pilar González, de la Asociación de Amigos del Camino en Almería y vicepresidenta de la Agrupación de Hospitaleros del País Vasco, explica que American Pilgrims da subvenciones a las entidades para adecuar los sitios de tránsito para los peregrinos así como para equipar los albergues. “Nosotros mantenemos reuniones con los ayuntamientos y conseguimos que nos cedan algún local. Los albergues en Almería son todos de donativo, no hay una cuota que pagar. Además, en los municipios donde todavía no tenemos infraestructura hay también muchos sitios de acogida a buen precio”, que se han encargado de negociar en los últimos años.

Esta impagable labor de personas anónimas a las que les une su pasión por dos palabras, Buen Camino, está dando sus frutos. La Ruta del Argar y el Camino Mozárabe cada día son más conocidos y los peregrinos quieren vivir la experiencia de salir a más de mil kilómetros de la Plaza del Obradoiro. Caminantes principalmente europeos [Inglaterra, Francia, Italia, Alemania, Bélgica...] aunque también los hay asiáticos, americanos e, incluso, australianos, se han asombrado de la belleza de las playas de Cabo de Gata, han probado las tradicionales migas o gurullos almerienses o se han albergado en Rioja o las Tres Villas, favoreciendo así el comercio local y dándole visibilidad a una provincia que siempre encuentran un resquicio turístico más por donde crecer.

La temporada peregrina acaba precisamente estos días, los meses fuertes son de octubre a junio por culpa del calor. Los hay intrépidos que incluso se atreven a desafiar al Lorenzo agosteño, porque al final son las vacaciones las que mandan. Lo mejor de todo es que el regusto que se queda una vez peregrinado desde Almería es la misma que por cualquiera de los Caminos históricos: “Repetiré”.