Bioprotección, llave hacia la agricultura regenerativa
Enric Vila, director de I+D de Agrobío, asegura que el actual es el mejor escenario para implementar el control biológico de manera generalizada, pero hay que apoyar la investigación y realizar cambios regulatorios
Almería/'El papel del control biológico en los ODS y retos para su uso generalizado'. Ese fue el título de la ponencia de Enric Vila, director de I+D de Agrobío, en el marco del objetivo 3 que marca la Agenda 2030 de Naciones Unidas referente a garantizar la salud y bienestar de las personas en las recientes jornadas celebradas en Almería. Vila hace referencia a uno de los escenarios descritos por 'Foro por el futuro', que incide en que la crisis derivada de la COVID-19 ha puesto de manifiesto un nuevo sistema económico y social partiendo de la salud de las personas, el bienestar del planeta y la economía, “en este marco, el control biológico debe jugar un papel fundamental para alcanzar una agricultura que permita erradicar el hambre y disminuir el impacto ambiental”; para el responsable de Agrobío la bioprotección es llave para la transformación hacia una agricultura regenerativa, que tiene en cuenta la productividad, pero también las personas y el medioambiente.
El control biológico permite reducir el uso de plaguicidas y fertilizantes, la recuperación de la biodiversidad, incentivar prácticas económicas más seguras, mejoras de la productividad y calidad de los alimentos así como garantizar la seguridad y la salud de los agricultores y del consumidor en general. Pero el control biológico en el mundo se da en una superficie muy baja, apunta Vila, quien añade que solo se establecen programas de control biológico en un 0,4% de la superficie donde podría implementarse. Para analizar cómo podría extenderse esta práctica, el director de I+D de Agrobío se fija en en los invernaderos del Sureste español, en la llamada 'revolución verde' almeriense. La rápida implantación de programas de control biológico se produjo gracias a cuatro ingredientes: la investigación, la transferencia de información, el marco regulatorio e incentivos a los agricultores, quienes ahora se encuentran en un ambiente más sano dentro del invernadero. En una primera instancia, esto fue clave para lograr la transición a una agricultura más sostenible, pero el papel más importante lo jugó la investigación, permitiendo una rápida selección de especies y la puesta a punto de los protocolos necesarios. A partir de ahí, el éxito del control biológico ha sido enorme, mostrándose más efectivo que los métodos convencionales.
Además, el investigador de la empresa almeriense destaca que el control biológico genera noticias atractivas, que ayudan a transmitir mejor el modelo productivo almeriense, que pasa de verse de manera peyorativa por el uso de pesticidas a ser referente, recibiendo por ello multitud de visitas todos los años y exportándose a otros países. “Estamos en el mejor escenario para implementar el control biológico de manera generalizada”, dice Vila, quien detalla los ambiciosos objetivos planteados en el marco del Pacto Verde Europeo: una reducción del 50% de plaguicidas para el 2030 y alcanzar una implantación del control biológico en un 50% de la superficie agrícola; “pero esto no será posible si no se desbloquean algunos elementos como el apoyo a la investigación con ayudas regenerativas y se producen cambios regulatorios para facilitar el acceso a los mercados de los productos de biocontrol, ya que actualmente el registro de uno de estos productos es muy largo y costoso. Otro aspecto importante es tener una narrativa clara sobre qué es el control biológico, “hay que involucrar a toda la cadena agroalimentaria, especialmente al consumidor, que hoy en día quiere conocer de dónde viene el producto y cómo se ha producido los alimentos que compra”.
Hacia el código inteligente en manos del consumidor
“La transformación digital no es una opción”. Miguel López, presidente de honor de Tecnova y consultor externo de firmas como Primaflor y Naturinda, con su ponencia ‘Aplicaciones digitales en el proceso productivo. Trazabilidad de los productos”, insiste en que no subirse al carro de este cambio en la cultura empresarial sería un error. “No es ficción, ya está ocurriendo”. En la agricultura, López señala que el sector necesita soluciones que integren de forma eficiente toda la cadena de valor y sus agentes, soluciones adaptadas a cada usuario, proceso y segmento, que sean maduras y, para lograrlas, se requieren inversiones a largo plazo y socios tecnológicos cercanos, sólidos y especializados en el agro. De acuerdo a Miguel López, los retos en transformación digital afectan a toda la cadena de valor, “hasta ahora las cosas las hemos hecho bien pero falta introducir la tecnología. La clave está en la interconexión ágil de todo el sector”. En cuanto a la trazabilidad, como garantía al consumidor de que el producto ha sido producido de forma sostenible con el medioambiente y es saludable, hay que trazar todos los datos generados en el desarrollo de un producto agroalimentario y registrarlos. En este sentido, apunta a tres elementos básicos: blockchain, como garantía de lo que se hace; BigData, para el análisis de datos, y codificación inteligente, por ejemplo un código QR que permita al consumidor final acceder en tiempo real a toda la información trazable, “esto lo demandará la distribución pero tenemos que estar preparados”.
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