La costa de Almería atrae a los amantes de la pesca deportiva

La playa de Balerma se llena de turistas andaluces que buscan presas como la dorada, la lubina o los dentones · La mayor parte de ellos viene de Málaga o Granada y se queda de uno a tres días

La costa de Almería atrae a los amantes de la pesca deportiva
La costa de Almería atrae a los amantes de la pesca deportiva

Al caer la tarde la playa de Balerma ofrece una estampa idílica. Decenas de cañas de pescar 'rallan' el cielo rojizo mientras sus dueños, en estricto silencio, manipulan sus útiles con cuidado. Las acciones son pausadas. No hay prisa. Es una de las bondades de la pesca deportiva, un hobby que atrae a pescadores de todos los puntos de Andalucía casi a diario.

En apenas unos pocos metros hay dos grupos de cinco personas. Ninguno de ellos es almeriense. Jesús Reyes y Vicente Gonzalo vienen de Málaga. Matías Martín, Antonio Solórzano y Óscar Ramírez han recorrido un trayecto más corto, llegan desde Granada. Además de compartir afición tienen otra cosa en común: todos están en situación de desempleo. Acostumbran a venir entre semana. Así matan el tiempo con esta actividad que además de gustarles les reporta 'regalos' en forma de capturas que irán a parar a su mesa y a la de amigos y familiares.

Sin quitar la vista de la curvatura de sus cañas cuentan el porqué de su amor por la pescaLa mayor parte coinciden: "un amigo me animó a probar y me enganché".

El que menos lleva dos o tres años practicando esta actividad deportiva. Hay quien la encara de forma más amateur y quien le dedica tanto tiempo como si fuera su profesión. Los del primer grupo gastaron en su día aproximadamente mil euros entre caña y utensilios varios (carrete, plomos, arreos...). Luego están los que invierten hasta 4.000 o 5.000 euros. "Poco a poco te vas haciendo de más material. Hay cañas que cuestan más de 500 euros y un carrete puede salir por 300. Si te compras un kayak el presupuesto aumenta todavía más", explica Vicente Gonzalo. En su caso, aprende casi todo lo que necesita de internet. "Puedes encontrar de todo, desde vídeos para atar cabos a técnicas y cebos que necesitas para pescar un determinado pez".

¿Por qué recorren tantos kilómetros para pescar? "Almería tiene especies muy buenas", dice Antonio Solórzano, de 38 años y con seis años de experiencia en surfcasting (pesca desde la orilla con caña). Viene con asiduidad a la provincia. "He estado en Adra, Calahonda, Punta Entinas...".

Entre las capturas más codiciadas por los turistas de la pesca están piezas grandes como la dorada, la lubina, los sargos, los berrugatos o los dentones. Para capturarlos se usan cebos 'duros', esto es, moluscos como el calamar o la 'titagrande'.

El malagueño Jesús Reyes sostiene una jibia entera. Es el cebo que utilizará para tratar de capturar los dentones. "La zona es buenísima para pescar porque tiene roca y algas Posidonias características de aquí. La provincia es famosa por su pescado". La parte negativa de la orografía es la dificultad que imprime a la hora de que las presas 'piquen'. "Si se meten entre las rocas ya no los puedes sacar. Me han hecho falta siete 'picadas' para sacar un pez", cuenta Reyes.

En su caso, la pesca es más que una afición. "Mi abuela tenía un puesto de pescado y marisco en la plaza de abastos y desde pequeño he estado muy pegado a este mundo. Le dí la tabarra hasta que me compró mi primera caña". Su récord de capturas es compartido, lo logró junto a su amigo Vicente Gonzalo. "Pescamos once doradas en una tarde". Aquello fue hace varios años. Ahora la pesca ha descendido notablemente.

Óscar Ramírez, granadino de 32 años, define la pesca como "suerte y paciencia". Su hobby comenzó hace cuatro años. Una de las anécdotas que no olvida en este tiempo sucedió hace un año. "Se rompieron las piscifactorías de Salobreña y pescamos muchísimas lubinas y doradas. En dos horas cogimos más de 140 piezas y los malagueños que vinieron llegaron a pescar 600 en cinco horas. Se guardaban los sitios y cuando unos se iban venían otros".

Matías Martín explica que aunque la normativa de la pesca deportiva prohíbe la comercialización de las presas, hay gente que las vende a escondidas. Hay restaurantes de alta gama que compran pescado salvaje por su sabor y porque normalmente la pieza se pesca a escasos metros, por lo que es muy fresca. Llegan a pagar 16 euros por pieza. "Yo vengo porque me relaja. Echo muchas horas tranquilo, mirando el mar".

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