Adra y Berja no acusan las consecuencias de la E. coli, el pepino no baja
La abderitana Hortocampo ha "mejorado" la venta de semillas respecto a 2010 · Aún no se ha cerrado la campaña comercial y ya estiman que, si hay pérdidas, serán del 5%

Los malos augurios que se cernían sobre el campo almeriense a raíz de la crisis alimentaria generada por la aparición de la bacteria Escherichia coli podrían quedarse en 'agua de borrajas', al menos en algunas zonas de la provincia. En las áreas más tempranas de plantación de pepino como Adra y Berja se observa un repunte de la comercialización de semillas y plantas de esta variedad desde que se iniciara la época de venta, en el mes de agosto.
El volumen de pedidos es "normal". No se observa temor alguno por parte de los agricultores a la hora de comprar este producto y, aunque la campaña comercial de esta cucurbitácea (entendida en términos de venta de semillas y plantas) aún no ha terminado (la segunda fase acaba a finales de octubre), se estima que la caída, si la hay, no supere el 5% respecto al año pasado.
Desde la empresa Hortocampo aseguran que, lejos de mermarse, en general la venta de semillas y plantas ha "mejorado" respecto a las cifras registradas el año pasado en la misma época. Uno de los socios de la firma, Antonio González, incluso aventura un incremento del 12% (aquí se incluyen todas las variedades hortícolas). "No hemos observado un descenso con arreglo a la crisis que ha habido", asegura. Es más, "este año hemos trabajado con más plantas que el año pasado", un buen indicador, ya que la empresa las produce bajo pedido.
En Adra y Berja el cultivo agrícola predominante es el pimiento "en un 80 o incluso un 90%", aunque también son frecuentes el pepino, la berenjena, el calabacín y, en el segmento de los frutales, el melón y la sandía. Desde Hortocampo se suministra género principalmente a esa zona y también a la costa granadina, con mayor cuota de pepino, tomate y sandía respecto a otros cultivos invernados. En la provincia una segunda área de su clientela se concentra en el levante almeriense, donde sirven plantas y semillas de tomate.
Hortocampo se fundó hace casi 25 años y desde el principio se dedica al abastecimiento de todo tipo de insumos para la agricultura, especialmente la invernada: fitosanitarios, abonos, plástico, alambre... "Somos el Pryca de los agricultores", bromea Antonio González.
Hace poco más de una década ampliaron su gama de productos con la venta de plantas y semillas que producen en sus propios semilleros. Las instalaciones cuentan con unos 18.000 metros de cultivo y están dotadas con algunos de los avances tecnológicos más punteros para la agricultura bajo plástico.
Su próximo avance será la puesta en marcha de un invernadero para la producción de plantas y semillas ecológicas.
A lo largo de todos estos años la empresa ha crecido de forma paralela al 'agro' almeriense. Sus promotores han vivido la gloria de los buenos tiempos y la otra cara de la moneda, las crisis y la implantación de cambios hacia nuevos modelos. El hito más destacado ha sido, sin lugar a dudas, la introducción de la fauna auxiliar en los cultivos. "Lleva solo cinco años y ha supuesto un cambio enorme para todos nosotros", cuenta González. En un primer momento las consecuencias fueron fatales para su negocio. "La venta de fitosanitarios cayó en picado". En poco tiempo se vieron obligados a cambiar su modelo de negocio y apostar por otro tipo de productos. A toro pasado el copropietario de Hortocampo solo tiene buenas palabras para esa 'revolución verde'. "En el sector se estaban vendiendo productos ilegales y desde ese punto de vista nosotros nos hemos beneficiado porque siempre hemos vendido exclusivamente productos autorizados". Realizaron un giro comercial hacia productos y materias activas respetuosas con el medio ambiente "tan eficaces o más" que otros productos. Además venden productos para cultivo ecológico y cuentan con un servicio de asesoramiento a agricultores.
La limitación de materias activas es cada vez mayor. Tanto las administraciones competentes como los propios agentes del sector son conscientes de que la importancia que supone mantener la máxima calidad para competir en los mercados extranjeros.
González señala que cada día que pasa se renuevan las materias y "ya prácticamente todas son de nueva generación. Desde 2008 han caído muchas materias". Además tienen unos límites de residuos "muy bajos" y la gran mayoría son compatibles con la fauna auxiliar. Como novedad, este año "algunas comercializadoras están limitando el uso de las materias activas por cultivo a tan solo tres o cuatro". Está en juego la imagen y el futuro del campo almeriense.
El próximo cambio "lógico" de la agricultura almeriense sería el paso a los cultivos ecológicos. "En solo cinco años el sector ha sufrido un cambio total, estamos a un paso del 'eco', no falta mucho". González echa la vista atrás, incrédulo. "Si me hubieran dicho esto hace siete años no me lo hubiera creído. Los agricultores están realmente concienciados. Gente que yo pensaba que nunca se comportaría así tira productos enteros si ya no están certificados".
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