El torero que a cada instante crea el toreo

Dos portadas de la conocida revista de turismo rural del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
Dos portadas de la conocida revista de turismo rural del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.

24 de agosto 2016 - 01:00

ALEJANDRO Talavante Rodríguez, Badajoz, 24 de noviembre de 1.987. Se vistió por primera vez de luces el 13 de Mayo de 2.001… Así comienzan la totalidad de las biografías de los toreros y normalmente continúan con una enorme retahíla de fechas y lugares y nombres de toros y carteles, casi siempre interminables. No es el caso. Sí queremos, por el contrario, resaltar los momentos fundamentales de su trayectoria que lo llevan a estar anunciado este año en la Feria de Almería.

A Talavante, como a tantos otros toreros, lo lleva por primera vez a los toros, siendo un niño, su abuelo. En una de esas tardes José Tomás, finalizando la vuelta al ruedo, le entrega una de las orejas que acababa de cortar. Ese fue el detonante que provocó en Alejandro su pasión por los toros.

En su camino profesional hay varios momentos meteóricos, uno de ellos fue su inicio. Desde que empieza como becerrista en la Escuela Taurina de Badajoz, allá por el año 2.000, comienza a destacar notablemente por su forma de torear; en aquellos momentos, cuenta con el apoyo de José Miguel Arroyo Joselito, por circunstancias casuales, tal y como suelen suceder estas cosas en la vida y en los toros.

En el año 2.006 sucede el segundo acontecimiento meteórico de su carrera. Antonio Corbacho, descubridor y preparador de José Tomás, se hace cargo de su apoderamiento, y en marzo de ese mismo año cuaja una buena actuación en las Ventas que le sirve para repetir en San Isidro, y aprovechando esta situación, Corbacho lo lleva a Cehegín donde en menos de un mes toma la alternativa de manos de Morante y con El Fandi como testigo.

El apoderamiento de Corbacho, su verticalidad en los cites y su prodigiosa mano izquierda, junto a la ausencia de José Tomás en aquellos años, hacen que buena parte de la afición vea en el joven Talavante un relevo natural del famoso torero de Galapagar.

Cuando el próximo día 24 de agosto, Alejandro Talavante realice el paseíllo en el coso de la Avenida de Vilches, serán 33 tardes las que llevará toreadas en su temporada española. Llegará como triunfador indiscutible de la Feria de 2.015 tras la faena que realizó el año pasado al toro Mendaz, de la ganadería de Zalduendo, que le sirvió para hacerse con todos los premios instituidos en la ciudad, y para que los aficionados saliésemos esa tarde dando muletazos de la plaza. Talavante es en la actualidad uno de los toreros más completos y regulares del escalafón. Sus actuaciones, tanto en la anterior temporada como en la actual, se cuentan por éxitos. Su toreo de proximidad, verticalidad y especialmente su mano izquierda llegan de forma rotunda a los tendidos. Este año ha tenido gestos como anunciarse con los de Adolfo Martín en Las Ventas, una de esas ganaderías que para el resto de toreros de la cima del escalafón parece no existir.

En todas sus actuaciones siempre sucede algo interesante y este año si los resultados no son más espectaculares, en cuanto a trofeos recibidos, se debe fundamentalmente a la espada, su gran talón de Aquiles que en tantas ocasiones lo hace abandonar las plazas a pie en lugar de hacerlo a hombros.

Este año no pasará por el fielato de Bilbao ni antes ni después de Almería, lo cual le permitirá llegar a nuestra tierra totalmente concentrado en la tarde del próximo miércoles. Sus actuaciones inmediatamente anteriores han sido en Ciudad Real y Málaga ante sendas corridas de Vellosino y Nuñez del Cuvillo, habiendo obtenido un trofeo cada tarde. El lunes 22 de agosto torea en Cuenca, precisamente una de Zalduendo con un cartel prácticamente idéntico al de Almería, sólo que variará el matador que abrirá plaza, siendo Morante en Cuenca y Ponce en Almería.

Los antecedentes de este torero, el cartel presentado por la empresa en Almería, la distancia de las fechas de sus compromisos y todo el ambiente a favor, son más que propicios para que Talavante revalide el éxito del pasado año y vuelva a regalarnos una faena para guardar en la memoria. Ese toro, Mendaz, ya se lidió el año pasado, pero gracias a su muerte su sangre sigue corriendo en su ganadería, se trata de la supervivencia de la especie por el sacrificio del individuo. Como dijo el filósofo, siempre nos bañamos en el mismo río pero nunca nos moja la misma agua. Ojalá éste año volvamos a ver a Talavante delante de un río de embestidas como las que nos regaló Mendaz el año pasado.

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