Historia de la plaza de toros de Almería: el coso actual

Tauromaquia

Una sociedad formada por 10 prohombres de la ciudad hizo posible la primera plaza de toros de Almería

Costó 294.000 pesetas y tenía cabida para 9.054 personas

Historia de la plaza de toros de Almería: los primeros festejos

Una de las primeras imágenes que se conserva de la acual plaza de toros de Almería,una postal de 1920.
Una de las primeras imágenes que se conserva de la acual plaza de toros de Almería,una postal de 1920. / Diario de Almería
José Luis Laynez Bretones

23 de agosto 2024 - 13:18

En el reportaje anterior (véase este enlace) decíamos que Almería a finales del siglo XIX sólo contaba con una placita de toros de juguete en la que apenas cabían tres mil personas. Había que construir una mayor, con cabida para el doble de espectadores. Hasta Vera tenía ya una buena plaza, la actual, en el Llano del Mojigato, y la capital no podía quedarse atrás. Para su construcción se formó una sociedad con los siguientes accionistas: Felipe Vilches y Gómez (presidente), González Canet, Emilio Pérez, Caralampio Ayuso, Juan de Oña, Juan Lirola, Francisco Jover, Francisco Gimeno, Felipe de Bustos, José Molina y los arquitectos López Rull y Trnidad Cuartara. Compraron un terreno en la Huerta de los López, por la calle Calvario. El día 13 de agosto de 1887 fue colocada la primera piedra de la nueva plaza y sorprendentemente el 26 de agosto del año siguiente se dio en ella el primer festejo.

La prensa de la época la describía con detalle: “Las dependencias completas, con casa-cortijo para el conserje, guadarnés con doce monturas, repuestos de correajes, guarniciones para tres juegos de mulillas, treinta garrochas de palma, atavíos de caballos para aguaciles, dos cuadras separadas, almacenes con tablones, cordelería y herramientas y una habitación aplicada a detenidos. Estas dependencias tienen puertas dobles que dan acceso al redondel y se llama patio de caballos; y otras puertas por las que salen las cuadrillas y se hace el arrastre de los toros y dan paso a la enfermería, capilla, un amplio desolladero con grandes pilas e instrumentos para cortar la carne. Los ocho chiqueros tienen pilones para agua y pienso y buzones para servirlo”.

Una plaza de toros digna de una ciudad como Almería con cabida para 9.054 espectadores en tendidos, gradas, palcos y andanadas. En el estado cuentas que la sociedd ofreció al final, se hizo constar que había costado sólo 294. 000 pts; y digo ‘sólo’ ya que cuando vinieron arquitectos de otras poblaciones a verla para servirles de orientación a la que iban a hacer en su pueblo o ciudad, calcularon que un edificio así debía haber costado el doble, medio millón de pts. aproximadamente.

Y llegó el día de la inauguración, el 26 de agosto de 1888. Recurrimos de nuevo a gacetillas de la época: “La ciudad entera vivía en fiestas y la gente toda formaba bullicio en las calles. De acá para allá, criados con aperos para la merienda, floristas y planchadortas con cestas con flores y ropa reluciente, cocheros en mangas remangadas, terrazas y cafés rebosantes; en los estancos, colas para comprar el puro; el limpibotas que, a todo correr, va al recado por una buena propina; y el golfillo que vende periódicos al doble ‘p’a sacar p’a una entrada’. Fijaos un lleno de 9.054 personas todos con traje limpio y con cara alegre. La plaza, cubierta de mantones de Manila y de capotes de paseo de los toreros”.

Ya dimos anteriormente datos y cifras de los primeros gastos: 11.000 pts. a Lagartijo, 9.000 para Mazzantini, 12.000 los toros de Veragua, 6.000 pts. por los caballos (25 murieron en las dos tardes), y la venta de 8.000 entradas el día 26 y 7.500 el 27, a duro las de sombra y 3,50 al sol. Total, ganancia de 22.500 pts. para la empresa. De esto han pasado 136 años aunque poco ha cambiado todo. La plaza de toros sigue prácticamente igual; si acaso la fmilia propietaria actualmente del coso, los Cuesta, han realizado algunas obras de mejora en desembarco, corrales y dependencias internas y ha colocado tras la puerta principal la cabeza de Gargantillo que durante muchos años estuvo en el Matadero de la ciudad. Los próximos días referiremos diversas vivencias y anécdotas sucedidas a lo largo de sus 136 años de vida.

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