Los políticos gestionan de forma deficiente el sistema

40 años de la Constitución | Encuesta de Metroscopia

Los dirigentes obtienen una valoración muy baja por parte de los ciudadanos

Pablo Casado y José Luis Rodríguez Zapatero, en el concierto conmemorativo del 40 aniversario. / EFE
M. B.

06 de diciembre 2018 - 05:03

No es exclusivo de nuestro país, pero la estima que tienen los políticos españoles entre los ciudadanos pasa por su peor momento. En consonancia con otros sondeos de opinión, el de Metroscopia también refleja que esta circunstancia es un síntoma claro de la desafección que ha ido aumentando y extendiéndose entre los electores con respecto al propio sistema, pero sobre todo a sus representantes, los partidos políticos y sus líderes.

Aunque los españoles se reafirman de manera masiva en la necesidad de dichas fuerzas políticas y sus dirigentes porque sin ellos no puede haber democracia, critican, y muy severamente, la forma en la que los actores políticos diseñan y hacen funcionar sus organizaciones: los electores lamentan que en las prioridades de las formaciones que les piden el voto en unas elecciones prevalecen “sus intereses sectoriales y cortoplacistas sobre el interés colectivo”.

La mayoría demanda un nuevo régimen electoral para convertir los votos en escaños

Esta idea contrasta con el recuerdo que la población guarda de la época de la Transición y del proceso en el que se elaboró la Constitución, en la que primó el entendimiento entre políticos rivales en la contienda electoral.

Es por ello que en la actualidad el 81% de los españoles expresa su añoranza por el “espíritu de la Transición”, al tiempo que anhela su recuperación para el período presente, cargado de crispación. En este contexto, hay un deseo masivo compartido por un nuevo régimen electoral que haga posible una mayor proporcionalidad a la hora de convertir los votos en escaños.

La encuesta de Metroscopia viene a sintonizar en este sentido con el barómetro del Centro de Investigaciones Científicas (CIS) correspondiente al mes de noviembre y cuyos datos se conocieron ayer. En él, la clase política se coloca por primera vez como segundo problema nacional desbancando a la corrupción a la tercera plaza de una lista que continúa liderada por el paro.

El segundo problema ya no es la corrupción, sino la clase política

Al contrario de que lo que venía ocurriendo en los últimos años, el segundo problema ya no es la corrupción, sino la clase política, que se anota un 31,3%, su marca más alta desde marzo de 2013, cuando logró un 31,4%, con la diferencia de que entonces era el cuarto problema.

En la mayoría de los barómetros de 2017, los políticos estuvieron anclados a la cuarta plaza de las preocupaciones nacionales, por detrás de los problemas económicos, aunque con algunos saltos esporádicos a la tercera posición en la que han estado durante todo este año.

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