El erizo emocionado en un congreso de urgencias y bajo coste
Política
Feijóo confiesa su emoción cuando oye el Himno Nacional, pero precisamente no suena al término del congreso que lo encumbra como urgenciólogo del centro-derecha español
Sevilla/El plenario se llena lentamente cuando Cuca, ay Cuca, toma la palabra una hora antes del Ángelus. La noche debió ser larga y el personal remoloneó. En el mismo restaurante coincidieron para cenar Casado y Ayuso. El tabernero Pedro Robles se aplicó el lema del congreso (‘Lo haremos bien’) y lo hizo… estupendamente. Cada uno en una estancia. Cada oveja en su redil. Al poco llegaron, oh casualidad, Rajoy, Arenas, Báñez, etcétera.
Quizás por esa sobremesa nocturna larga, tal vez con torrijas por delante, se tardó en llenar el plenario. Ya se sabe que en los festejos congresuales se echan por delante a muchos novilleros para que se placeen y vaya dando tiempo a la aparición de los grandes líderes con sus correspondientes séquitos, siempre después de votar con celeridad, por supuesto.
Los palos de los micrófonos y las cámaras delatan cómo se van moviendo los líderes y sus adláteres para votar o si se acercan a un corrillo concreto. Todo muy americano, como la estúpida música que ensordece al plenario.
Los chavales de Nuevas Generaciones ayudan a colocar a los compromisarios. Alguno del servicio de protocolo del Palacio de San Telmo se mete donde no le llaman y juega a recolocar a la gente. Está claro que solo el gran Modesto Cabezas sabe moverse en esas lides.
El congreso ha sido austero, de bajo coste. Se notó en que no hay stands, solo se entregó a los compromisarios una carpeta con las tarjetas de votación. El café, a dos euros en el bar de Fibes. El montadito, a cuatro euros. La baguette, a seis. El viernes se notó un hecho curioso. Pedías agua y el camarero se metía en el interior a buscarla. Solo los tiradores de cerveza estaban colocados expuestos al público. “¡Esto es Sevilla!”, explicaban los empleados a lo compromisarios. La terraza exterior de la cafetería fue la preferida por los periodistas. En la sala de prensa, por cierto, ha habido más periodistas que compromisarios en el plenario.
Todavía se comentaba este sábado la aparición de Aznar en la tarde del viernes por videoconferencia. “Parecía la escena del emperador en la Guerra de las Galaxias”.
Enric Millo, ex delegado del Gobierno en Cataluña y actual responsable de las relaciones exteriores de la Junta, ha sido de los que más ha disfrutado del Congreso. ¡Qué de fotos se ha hecho este hombre con todo el mundo! Genera felicidad verlo tan alegre con las fatigas que pasó en su tierra. Algo similar ocurre con Tomás Burgos, siempre sonriente a la vera, al menos el viernes, de la que fue su jefa y es su valedora, la onubense Fátima Báñez. La ex ministra entró este domingo con Antonio Garamendi, presidente de la CEOE. Para eso trabajan juntos.
¿Y qué me dicen de mi dilecto Elías? Se preocupó en responder todos los mensajes de felicitación. Hay quien vaticina que en realidad será el número dos de Génova (que era el objetivo inicial) al igual que en Andalucía ha ejercido y ejerce de secretario general en la práctica. A Bendodo siempre le ha atraído hacer política en Madrid. Y por fin lo ha conseguido… sin perder el poder institucional. Esto último sólo hubiera merecido la pena en caso de ocupar la secretaría general. Y parece que la opción que ha salido es la mejor… para Elías.
La pelea de este congreso no ha sido por ocupar las filas preferentes en el plenario. ¡Ha sido por las fotos! Estos congresos no tienen nada que ver con los de hace veinte años. Impera la cultura de la imagen… publicada en las redes sociales.
Los casadistas de primera hora, muy serios. No se pararon a saludar o lo hicieron de lejos. Ahora se detienen los de Feijóo. Ha quedado claro que el gran revuelo en las llegadas ha sido el formado por Ayuso, la diosa madrileña. El congreso ha sido una bulla semanasantera… con sus muertos y sus resucitados.
A Casado este sábado lo acompañaron su mujer y Ana Camins hasta que lo hizo Bendodo en la entrada en el plenario. Sonó una ovación que interrumpió la intervención de Gamarra. ¡Oiga, más respeto! Si ciertas músicas son estúpidas, más lo es la manía de que los líderes accedan a los plenarios provocando interrupciones. Es la exaltación de la mala educación. Ya pasó en el congreso andaluz cuando dejaron callado al vasco Iturgáiz. Gestos feos muy evitables y que son culpa de los fontaneros que organizan los congresos.
El saludo de Ayuso y Casado fue un bronce titulado: la frialdad. Ningún escultor lo hubiera superado. Cumplieron el rito con gélida ortodoxia. Como el congreso cumplió con el suyo. No se olvide que ha tenido carácter extraordinario, que ha sido imprevisto, sobrevenido y organizado de urgencia. El PP ha activado un proceso donde sólo cabía un urgenciólogo procedente de Galicia. Por eso la broma del viernes y la ironía fina de Rajoy: “A Feijóo lo hemos elegido… Porque lo hemos elegido”. Le faltó un “¿no?”.
En las primeras filas se sentó este sábado el empresario Miguel Gallego. Muy cerca, el presidente de la Cámara de Comercio, el incombustible Francisco Herrero, el último mohicano de la añorada Andalucía de la concertación, el señor por el que Rajoy tiene predilección. Miguel Rus, de la patronal sevillana, y Juan Aguilera, de la patronal Gaesco, también estuvieron, al igual que José Luis Sánchez, de Sando, y el presiente de los autónomos, don Lorenzo Amor, ese señor que aparece en la televisión más que Matías Prats.
Todos juntos y en la fila donde se se sentó la presidenta del PP sevillano, Virginia Pérez, que viernes se hizo la foto con Esteban González Pons, presidente del Comité Organizador del Congreso. José Luis Sanz, candidatos la Alcaldía de Sevilla, compartió bancada con el diputado nacional Ricardo Tarno.
Teófila Martínez se enredó en los saludos a los sindicalistas (Pepe Álvarez, de COOO, el de mayor rango) y otros dirigentes invitados. La ex alcaldesa de Cádiz cumplió en la despedida de Casado, el que la orilló de la primera línea política. ¡Cómo se oían los gritos de ella aquel día en que se lo dijeron por teléfono!
Citó a demasiados segundones, por cierto. Demasiados vicepresidentes de colectivos. Sólo se deberían citar a los primeros espadas (no Juan).
El griego Margaritis Schinas aludió a la gesta de Elcano “que salió de Sevilla”. ¡Qué muestra de alegría y rigor sin necesidad de incurrir en localismos catetos! Ha tenido que venir uno de fuera a poner a la ciudad en su sitio en la primera vuelta al mundo, seguro que con gran pena para el sanluqueño Juan Marín, el vicepresidente andaluz de Ciudadanos que al final no vimos de invitado en el congreso. Tras el discurso del heleno hubo pausa para el segundi café del día. Se vio a la gran Victoria Prego en la sala de prensa. Otro feliz era el extremeño José Antonio Monago, con la sonrisa propia del condenado que salva la vida en el último minuto. De estar orillado a ser del núcleo duro de Génova como presidente del comité de Derechos y Garantías. La política es una noria.
Moreno comienza a hablar. En TVE lo dejan en una pequeña ventana muda. En Canal Sur emiten en se momento ‘Gente Maravillosa’. ¡Para que luego larguen del abuso de la tele propia, marditosroedores los socialistas y la izquierda radical! Si mi Juanma es neutral y no se enteran, ¿verdad Elías?
Feijóo es proclamado con el 98,35% de los votos. ¡Qué sorpresa! ¡Se abre la ceremonia de las enhorabuenas y los besos! Todo previsible. Arenas se lleva uno de los primeros abrazos y esta vez es el de Olvera el que recibe los cachetazos.
Nadie entendió que Feijóo se refiriera a Moreno en el inicio de su discurso como “el califa”, calificativo reservado a los grandes toreros cordobeses y al desaparecido Julio Anguita. De humor no anduvo sobrado don Alberto. Sus especialidades son otras, como gobernar con Vox sin presumir de una alianza que resulta vital en los tiempos actuales, sacarse de la chistera lo del “bilingüismo cordial” (¿recuerdan aquello de Aznar del “patriotismo constitucional?) y recordar con inteligencia la de años que fue alto cargo sin tener el carné del partido. Lo mejor del discurso gallego fue la definición de la actual política española como “entretenimiento infantil”. Supuso asumir el discurso de Rajoy que está plasmado en su libro. A Feijóo se le eriza la piel cuando oye el Himno de España. O eso dice. Pero ayer no sonó al término del congreso. El erizo se debió quedar algo frío. Siempre habrá alguna torrija para entrar en calor. En Canal Sur ponían un espléndido programa de toros cuando Feijóo daba por clausurado el congreso de la música de los coches locos... en inglés. ¡Viva España!
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