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Pedro Sánchez advierte que el momento crítico en los hospitales aún no ha llegado
Tono Churchill de todos los portavoces de los partidos en el Congreso, pero la unidad, de momento, sigue siendo de plástico
No habrá comisión de investigación, pero sí una para elaborar un informe sobre la sanidad española
Los grupos apoyarán la prórroga del estado de alarma si hiciese falta
El momento más grave aún no ha llegado a los hospitales españoles. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha advertido -recordado- que aún no se ha producido la avalancha de enfermos de coronavirus a los hospitales; ésta llegará cuando la curva de nuevos casos alcance su máxima potencia exponencial y coincidirá con un mayor cansancio de los sanitarios, uno de los grupos más castigados por la epidemia. Sánchez ha comparecido este miércoles en un Congreso casi vacío, los portavoces de la oposición han rebajado el tono, pero la unidad que haría posible la aprobación de unos Presupuestos en 2020 aún es de plástico. Una ujier, Valentina Cepeda, con máscara y guantes, ha limpiado la tribuna de los oradores cada vez que se produce el cambio.
La comparecencia de Pedro Sánchez es un acto, constitucionalmente, obligatorio con la declaración del estado de alarma. Si el Gobierno, tal como parece, lo prorroga más allá de los 15 días iniciales, sí tendrá que votar el Congreso de los Diputados. Pero no habrá problemas: PP, Vox y Ciudadanos apoyarán esa continuidad. El presidente del Gobierno ha admitido errores en la gestión de la crisis: "Con lo que sabemos hoy no hubiéramos actuado así ayer".
En el Congreso sólo han entrado 41 personas. Además de los diputados, dos letrados, el secretario general, dos fotógrafos, una taquígrafa y la ujier mencionada. La sesión se prolongó durante toda la mañana hasta las 13:45 horas.
La conclusión es que los grupos apoyarían una prórroga si fuese necesaria y que habrá una comisión parlamentaria, no de investigación como ha pedido el PP, sino para elaborar un Libro Blanco sobre la sanidad española. Sánchez ha llegado a hacer una pequeña autocrítica sobre lo sucedido, aunque ha exculpado el retraso de iniciativa con una comparación con lo que ahora está sucediendo en Francia.
El más duro de cuantos han intervenido, por ahora, ha sido el líder del PP, Pablo Casado, que aún no se ha atrevido a ser él. Tiende la mano al Gobierno en estos momentos, pero como habla antes que el portavoz de Vox, suelta mandobles preventivos. Después llega Iván Espinosa de los Monteros y parece una derecha de seda, todo el apoyo a Sánchez, lamentó por actuar demasiado tarde y muestras de alegría por el contenido del decreto que declara el estado de alarma, es la España que Vox desea. Una sanidad pública centralizada en el Ministerio, el Ejército desplegado en las calles, las fronteras cerradas, la Unión Europea a la que no se le hace la ola. Es, en efecto, el programa de Vox.
Ciudadanos, la CUP y Juntos por Cataluña no han enviado portavoces a la sesión, al considerar que es un riesgo evitable.
Prueba de la unidad de plástico es la intervención de Gabriel Rufián, portavoz de ERC. Comienza diciendo que "nadie cuente con este portavoz para echarnos este virus a la cara", pero a continuación ha censurado la acción del Gobierno. "Con toques de corneta no se arregla esto, menos unidad patriotera, menos guardia civil y menos Ejército patrullando y más...", ha dicho el republicano en un tono apocalíptico.
Rufián ha vuelto a solicitar el cierre de Cataluña, que es la demanda permanente del presidente de la Generalitat, Quim Torra. Las prohibiciones de tránsito ya suponen el confinamiento de todas las poblaciones españoles, pero el cierre de los independentistas se han convertido en una demanda tan política como en su día fue la segregación. Lo mismo hasta se produce una declaración unilateral de confinamiento. Tal es el empeño de la Generalitat por separarse de España, aunque sea por la vía del enclaustramiento.
Una de las palabras más empleadas por los portavoces ha sido guerra, una guerra sin trincheras, ha dicho Casado, que no ha podido reprimir las constantes alusiones a Churchill que se vienen sucediendo desde hace días: "Sólo nos queda esfuerzo, sudor y lágrimas".
El debate ha demostrado que todos los grupos coinciden en cómo afrontar la crisis sanitaria. En todo lo demás,están separado. La izquierda preferiría que el gasto aumentase sin límite, que el déficit se desbocase su fuese necesario y la derecha, que nadie pagase impuestos durante este período.
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