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Editorial
Sólo 24 horas después de que el Gobierno central lograse aprobar los Presupuestos Generales de 2018, la estabilidad del país vuelve a ser cuestionada, no hay anclaje que fije la situación, a pesar del grave reto que España tiene planteado desde Cataluña. Es cierto que la moción de censura que el socialista Pedro Sánchez ha presentado tiene mucho de interés personal: sin ser diputado, ha conseguido colocarse en el centro de la escena. Ciudadanos debe responder a su solicitud y Podemos tiene que volver a retratarse. Pero no le falta razón en la interpelación que le ha hecho al presidente del Gobierno. Como en tantas otras ocasiones, Mariano Rajoy esperaba dejar pasar el tiempo, sin responder ni dar cuenta de la contundente sentencia de la Audiencia Nacional sobre la primera etapa del caso Gürtel. Sánchez lo ha sacado de su cómoda gestoría del tiempo, en la que los problemas desaparecen cuando se pudren del todo. Acababa de pasarle con el caso de Cristina Cifuentes. Pero el fallo de Gürtel afecta a todo el PP. Es el ex gerente y ex tesorero del PP Luis Bárcenas el que ha sido condenado a 33 años de prisión por unos hechos que no sólo le competen como individuo, sino como responsable de las cuentas y de la financiación de los populares. Hubo caja B, explican los jueces en el fallo. La sucesión de casos que afectan al PP y a importantes ex dirigentes -caso de Bárcenas, Rato y Zaplana- exigía otro tipo de respuestas de parte de Mariano Rajoy. Lo que ha hecho Pedro Sánchez es aprovechar la oportunidad de la indignación, impostada o no, que el fallo ha generado en Ciudadanos. Le ha tomado la palabra a su líder, Albert Rivera, así como al de Podemos, Pablo Iglesias. España necesita un Gobierno estable, y éste se puede conseguir por una reformulación del actual o mediante la convocatoria de unas elecciones generales a medio plazo. Afortunadamente, PP, Ciudadanos y PSOE coinciden en la estrategia del Estado ante la rebelión institucional en Cataluña. Sólo las prisas de los naranjas han deteriorado una relación que se mantiene en lo institucional, pero está muy tocada en lo personal. España también cuenta con un Presupuesto, aprobado a contra natura, eso sí, con el apoyo del PNV y de Ciudadanos, pero que da cierto respiro. Ahora es preciso que los dos partidos que han otorgado cierta estabilidad a la legislatura -PP y Ciudadanos- alcancen un acuerdo y den una respuesta sosegada que no necesite de más parches. Por su parte, Sánchez debe desterrar cualquier opción que pase por un acuerdo con los independentistas de ERC y PDeCAT.
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