"La pandemia va a traer grandísimas oportunidades para el mundo rural"
Juan José Manzano | Cofundador y director ejecutivo de AlmaNatura
Precursor con la empresa AlmaNatura de la apuesta por los pueblos, confirma que hay un cambio de tendencia y más interés de los jóvenes por permanecer o volver a ellos
Defiende que los ayuntamientos deben modernizar sus políticas para favorecer el relevo generacional
Técnico Superior en Salud Ambiental, es co-fundador de AlmaNatura Social S.L., una empresa que nació en un pequeño municipio de la Sierra de Aracena, Arroyomolinos de León, con el reto de dinamizar y contribuir a la igualdad de oportunidades de niños y jóvenes en el mundo rural. Después de una larga trayectoria en su comarca y en otras de Andalucía y Extremadura, AlmaNatura ha asumido la gestión del proyecto HolaPueblo, de ámbito nacional y cuya segunda edición está arrancando con el reto de atraer a emprendedores de las ciudades a pueblos que pierden vecinos.
–AlmaNatura nació hace más de 20 años, en un pueblo de menos de mil vecinos. ¿Se sienten pioneros en esa apuesta por el retorno a lo rural?
–Arroyomolinos es un municipio muy característico de la Sierra de Aracena. En 1997, un grupo de jóvenes que terminábamos la carrera creamos la asociación para trabajar en el arraigo y la dinamización social y cultural. No pensamos en una empresa, pero nos rebelamos por tener que irnos a buscar empleo: ¿Por qué tiene que pasar, por qué no hay políticas para revertir la situación?. Todos nos decían marcharos. Empezamos a trabajar a nivel comarcal, luego a nivel andaluz y en Extremadura. Ahora sí tenemos la sensación de haber liderado ese movimiento, pero hace 15 años era ir a contracorriente.
–¿Ha acelerado la pandemia el interés por un plan de vida en el mundo rural?
–Sin duda. Yo digo que ha revalorizado el metro cuadrado de tierra, de aire y de sol. Tenemos el proyecto de HolaPueblo, que busca atraer talento emprendedor de la ciudad porque hace falta relevo generacional para que esos pueblos sigan teniendo vida y si en 2019 se presentaron 400 familias, ahora hemos saltado a 700. Hay más interés e influye la revalorización del teletrabajo, porque se ha demostrado que para ser productivo no debes estar de forma presencial en una oficina. La reflexión es si el cambio de tendencia va a ser sostenible y qué pasará cuando volvamos a cierta normalidad.
–¿Cuáles son las fortalezas y las dificultades para que ese cambio de tendencia se consolide?.
–Hay condiciones positivas, como el que se haya situado el reto demográfico como un problema de Estado, con una Secretaría General, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica. Está en la agenda política, hay más eventos e interés por parte de entidades públicas y privadas. En esta estrevista, abordamos algo que hace 15 años no hubiera salido en un periódico. Ahora bien, ¿los ayuntamientos están preparados para una modernización de los municipios en vista del nuevo horizonte del mundo rural?. Hace falta una sensibilización por parte de la administración local, perceptora de ese nuevo talento. Debe entender que tiene un papel fundamental para que el joven vea el pueblo como una oportunidad, en temas como la vivienda, el contar con una oficina municipal con conexión a internet, porque no todos los que se quedan van a trabajar por su formación en la agricultura o la ganadería, o en lo socio-cultural, algo muy importante para que los que tienen ya trabajo decidan quedarse.
–¿Qué aportan plataformas como HolaPueblo, que gestionan con el respaldo de Red Eléctrica y Correos?
–Conecta a personas con algún proyecto emprendedor en una zona rural con pueblos en busca de nuevos habitantes. Hacemos esa conexión para que se entiendan, los proyectos florezcan y no se marchen al año. Es importante que esos nuevos pobladores tengan formación e iniciativa, porque sin ellas en un pueblo van a tener tantas dificultad o más. El reto es atraer a gente que verdaderamente pueda dar una segunda vida al pueblo. Se han presentado 140 municipios y seleccionado 70. Junto a la pérdida de población, se valora que haya servicios como atención médica o farmacia o colegio, para que la vida de la nueva familia se desarrolle en las mejores condiciones.
–Que volver al pueblo no sea renunciar al confort y a los servicios básicos...
–Efectivamente, porque son derechos y no podemos generar el efecto inverso. Queremos reactivar los pueblos con un efecto bola de nieve, empezando por los que tengan condiciones mínimas y e ir llegando a otros.
–¿Es más difícil emprender en el mundo rural?
–Estés donde estés, es complicado. Es verdad que donde se concentran más personas, la creación de redes, el networking o la generación de lazos lo hacían más fácil. Lo que ha ocurrido ahora es que el negocio que tenía bases puestas en el on-line tiene las mismas o más oportunidades que el que se basaba en ir a eventos en busca clientes o respuestas a su negocio. Por ejemplo, nosotros estamos incorporando a trabajadores que no hemos visto en presencial o acabo, desde Arroyomolinos, de dar una conferencia a 50 chefs de Ecuador para inspirarles, como empresas con propósito, de cómo sus negocios pueden influir de forma positiva y transformar sus territorios. La pandemia, tan negativa, va a traer grandísimas oportunidades al mundo rural, se le abre la posibilidad de tener a personas trabajando para él con un talento que faltaba en poblaciones envejecidas.
–¿Qué perfiles destacan en ese interés por volver y emprender en un pueblo?
–Hay de todo. Este año en HolaPueblo hay gente más joven. Son personas que no quieren seguir viviendo aceleradas o son más consecuentes con una vida más sostenible y con más contacto con la tierra. Hay inmigrantes que logran la nacionalidad y prefieren un pueblo para asentarse y familias con hijos pequeños a los que quieren dar otro tipo de experiencia vital y destacan también trabajadores que han sufrido un ERE o parados de larga duración que ven la ocasión de iniciar un pequeño negocio.
–¿Le gusta el concepto de neorrural?. Muchos no se adaptan. ¿Se está idealizando la vida rural?
–Hay una idealización, pero igual que en un pueblo con respecto a la ciudad. Por ejemplo, la incorporación de los valores de sostenibilidad a la ciudad ha hecho que los que vienen al pueblo crean que como en el centro de Madrid van a encontrar todo tipo de productos frescos todo el año o a granel y una vida bucólica. Y en el pueblo no hay esa variedad, los productos son de temporada y hay menos servicios. La idealización está provocando que haya gente que entre y salga. Tenemos que preparar al nuevo poblador de que la vida rural es dura. Hasta que no pases un par de inviernos no sabes verdaderamente si te vas a quedar o no. De todas formas, creo que hay una frustración generalizada en nuestra sociedad porque todos hemos idealizado la vida que íbamos a tener, que creímos que iba a ser mejor que la de nuestros padres. Si redefines el sentido de éxito como persona, a lo mejor el pueblo te ofrece una vida más plena. Así tenemos a miles de personas que nos contactan.
–¿La despoblación en Andalucía es tan grave como en algunas zonas de la Meseta?.
–La realidad de Andalucía es que hay pueblos grandes, algunos en la costa con mucha estacionalidad y poblaciones que se multiplican, lo que ya es desequilibrio y un reto demográfico; y, por otro lado, está el interior, con zonas como la Sierra de Aracena, de Jaén o del interior de Málaga, que han entrado en el hospital. No están en la UCI, pero podemos llegar a una situación que sea imposible de revertir, como ocurre en esas zonas de la meseta, si no hacemos los deberes, con políticas locales y de otro tipo. Por ejemplo, las normas urbanísticas, que son muy urbanocéntricas, y pueblos con menos de mil vecinos tienen la misma política de ordenamiento que el centro de Sevilla en cuanto a zonas verdes y a lo mejor eso no tiene sentido y perjudica a algunos proyectos que llegan. Lo que está claro es que si no hay relevo generacional tenemos un problema. Y hay gente que dice, pues iros todos a la ciudad. Pero los alimentos no nacen en los lineales del supermercado, dependemos del mundo rural para subsistir como país. Tiene que haber un cambio de mentalidad. Organizaciones como la nuestra debemos ser capaces de comunicar que ese cambio de vida es necesario.
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