"Elisa Muliaá quería ser amiga de Errejón y él sólo quería tener sexo"
José Capote. Psicólogo sanitario y forense

La teoría de los seis 'no'. José Capote es psicólogo sanitario mucho más. Gaditano de origen, desde hace algo más de dos años ejerce su faceta clínica en Sevilla, pero es la psicología forense la que le ha llevado a mantener relación con abogados de todo el país. Así empezó a trabajar con el letrado Alfredo Arrién y así es cómo se convertido en el autor de una pieza clave en uno de los casos de presuntos abusos sexuales más mediáticos de los últimos tiempos, el de Elisa Muliaá e Íñigo Errejón. El especialista ha sido el encargado de elaborar la evaluación psicológica para valorar la verosimilitud de las declaraciones que la acusación utilizará como pruebas y sus conclusiones son tajantes.
– Es el autor del informe psicológico aportado por la acusación en el caso Elisa Mouliaá-Errejón, ¿había trabajado alguna vez en un caso tan mediático?
– No. Es el primero. Estoy trabajando en otro caso que también va a ser muy sonado, pero hasta ahora, éste es el más mediático que he tenido en mi carrera.
– ¿Cómo le llega?
– Por mi faceta como psicólogo pericial trabajo con abogados de toda España y uno de ellos es Alfredo Arrién, que le está llevando la defensa a Mouliaá. Me llamó un día para encargarme la realización de un informe psicológico que servirá de prueba en el juicio de este caso. Así es cómo me llega la documentación con todas las declaraciones y es cómo enseguida vi que en ambas versiones hay un claro elemento discordante y es la falde del consentimiento, no tanto por lo que decía Elisa, sino, todo lo contrario, por lo que declaró Errejón.
–Dice que cuando no existen pruebas objetivas, la psicología explica "los porqués". ¿Cómo aplica esta teoría a este caso?
– Es un ejemplo clarísimo con el que explicar esta máxima. Elisa dice una cosa y Errejón dice otra, es decir, no hay pruebas objetivas y es la palabra de uno contra la del otro. En estos casos es en los que la psicología intenta explicar lo que pudo pasar. Ambos reconocen que pasó todo lo que dicen que pasó. Lo único en lo que difieren es en si hubo o no consentimiento. Elisa dice que no hubo y Errejón dice que sí. Entonces, mi trabajo es intentar ver y explicar desde la psicología si hubo o no ese consentimiento que para una no existió y para otro sí.
–¿Y a qué conclusión llega?
– Que no hubo consentimiento por parte de Elisa en ningún momento. Y, lo más importante, es que para llegar esa conclusión me baso en las declaraciones del propio Errejón. Analicé todo lo que él cuenta que dijo o hizo en el día de los hechos. Eso me pareció irrevocable porque son sus propias palabras, nadie puede contradecir eso, y eso me ha permitido llegar a la conclusión de que son hasta seis ocasiones en ocho horas en la que no hay un consentimiento por parte de Elisa Mouliaá. La señal más clara es que, al final, a las 6:00, cuando se separaron, no pasó nada, pero, además, tampoco quedaron otro día para que pasara. Si se hubieran dado un cúmulo de situaciones para que ese día no sucediera, hubiera pasado otro.
– Explíquelo...
– La primera muestra detectable en el discurso del investigado que dejaría claro que no se da esa aprobación es que él mismo cuenta que los dos quedaron en un contexto de intimidad en un bar bajo su casa, después de haber mantenido conversaciones subiditas de todo, al rato, ella le manifiesta que se vayan una fiesta, cambiando un contexto privado por uno público, social, donde hay más gente. Aquí hay una primera voluntad de marcar distancia, pero la segunda señal es mucho más clara. En el ascensor él dice que va a romper una de las famosas reglas y le dice que le va a dar un beso, es decir, la avisa de que lo va a hacer, no surge, lo cual es señal de que no se dio en el momento ninguna muestra explícita o implícita como para no tener que preguntarle. La tercera prueba se da ya en la fiesta cuando él dice que la cogió de la mano y la llevó a una habitación. En ningún momento cuenta que consensuaran el hecho de ir a una habitación y, además, se sostiene con la conversación que Elisa tiene con una amiga a través de WhatsApp en la que dijo, igualmente, que el ex político fue el que se la llevó a la habitación. La cuarta se da en la habitación, porque él reconoce que Elisa le dice que "esto es un canteo", me da igual la razón, pero de ahí se deduce que quería salir de esa situación. Ya fuera, él quiere irse de la fiesta y ella le dice que se queden, otra muestra más, pero Errejón pide un taxi programado para 30 minutos. Ella dice que sube con él, pero estando ambos arriba en casa le vuelve a parar y él dice que le para porque estaba preocupada por su hija, que estaba enferma. Es una vez más en la que le dice que pare.
– Visto así... ¿por qué cree que ella aguantó tanto?
– Para mi punto de vista, Elisa lo soportó porque quería ser amiga de Errejon. Dicho de otro modo, ella no quería perder el contacto con él porque, de alguna manera, pertenecía a un círculo social importante con el que ella simpatizaba, pero él sólo quería tener sexo.
– Hay sectores que no terminan de empatizar con ella...
– Pues yo creo que, por un lado, porque ella cuenta una serie de cosas que no son compatibles con la reacción o el comportamiento de una persona que se sintiese violentada o agredida, pero eso no significa que no hubiera delito ni que hubiera consentimiento. No podemos centrar la atención en el comportamiento de la víctima para determinar si hubo o no hubo delito. Por otro lado, el tiempo que ha transcurrido desde que pasaron los hechos hasta que se denunciaron, tres años después, también puede provocar cierto rechazo, pero depende mucho de que la víctima esté o no preparada para contarlo y, en este caso, llegó en el momento en el que ella entendió que había ocurrido un hecho delictivo en aquella mala experiencia que vivió, empujado por un movimiento en redes sociales por parte de muchas feministas que la llevaron a entender lo que había vivido años antes.
– Hablando de redes sociales, donde es usted muy activo, ¿qué papel juegan en la divulgación psicológica?
– Las redes sociales siempre digo que son estupendas para que la gente pueda tener una información no tan polarizada y un poco más abierta más crítica donde la gente puede escuchar diversas opiniones de diferentes frentes y poder tener un pensamiento más crítico. Yo creo que lo que está ocurriendo en las redes sociales es que se han convertido en una herramienta en la que se exponen un montón de opiniones que están ahí para que la gente, teniendo un pensamiento crítico, pueda filtrar todo ese contenido y creo que eso está realmente bien.
No hay comentarios