“El drama no lo llevo bien, soy más de ironía y de mala leche”
Georgina Pérez Romero | Escritora
Georgina Pérez Romero nació en Granada en 1986. Es doctora en Bellas Artes y graduada en Conservación y Restauración de Bienes Culturales por la Universidad de Granada. Actualmente se dedica a la enseñanza artística, que compagina con la escritura. Hace cinco años escribió la novela ‘Los asesinatos de Coleraine’, por el que le dieron un premio importante. Ahora acaba de publicar ‘Cómo sobrevivir a un premio’, en el que cuenta en clave de humor su experiencia en el campo de la literatura.
Pregunta.–A usted le cambian el nombre con frecuencia y le dicen Giorgina ¿no?
–Así me llama mucha gente, creo que es culpa de la gomina Giorgi. Debería ponerles una demanda por daños y perjuicios. Menos mal que ha venido la novia de Ronaldo a escribir bien mi nombre por todas las paradas de autobús. Yo soy Georgina, y soy más Georgina que ella, porque le saco unos cuantos años. O sea, que yo estaba primero.
P.–Lo pregunto porque cuenta en su libro la anécdota de cuando fue a comprar una tarta con dedicatoria y le pusieron mal su nombre.
–El libro es autoficción, quiere decir que no son verdad todas las anécdotas que cuento. Pero me gusta que cada uno se imagine la que es verdad y la que no (sobre todo si me conoce). Obviamente, y sin querer destripar el libro, la única verdad es la adaptación de mi novela para Netflix con Cillian Murphy. Muchas personas me dicen que soy muy valiente por coger este camino de la autoficción, pero yo creo que no hay mejor terapia que la de reírse de uno mismo.
P.–¿Cómo se sobrevive a un premio?
–He aprendido con el tiempo que los premios pueden traer muchas lágrimas y que las desgracias pueden traer mucho aprendizaje y crecimiento personal. Cuando me dieron el premio Oz de novela con Los asesinatos de Coleraine descubrí que no es oro todo lo que reluce y que es complicado vivir leyendo cientos de reseñas que hablan de ti constantemente. Cada día, cuando me levantaba, me encontraba diez reseñas en las redes y me resultó complicado digerir tanto comentario, pero me enseñó que la única opinión verdaderamente importante sobre lo que escribo y sobre mí misma es la mía.
P.–Su primera novela fue de un asesinato y esta de una anti-heroína rubia que admira a Marilyn Monroe. Vaya cambio
–La vida es cambio, si no te aburres, hay que ser un poco como Madonna y reinventarse. A esta anti-heroína del libro la descubrí cuando empecé mi colaboración con un periódico escribiendo artículos de opinión sobre libros, casi todos victorianos. Viendo que iba bien, pensé: “¿por qué no hacerle una novela a la chica de los artículos?”. Cómo decía la Monroe “todos somos estrellas y merecemos brillar”, a lo que yo añadiría: aunque nazcas estrellado.
P.–Usted utiliza el humor en su novela… ¿lo utiliza también en su vida real?
–Siempre he pensado que el sentido del humor es lo único que puede salvarnos y tal y como está el mundo falta nos hace. En España, sobre todo, nos caracterizamos por eso. Si entras en X y hay con trending topic algo sobre la III Guerra Mundial, el noventa por ciento de los comentarios son memes divertidos, nunca falla. Reír es vivir, aunque te salgan arrugas.
P.–Dígame que es para usted el humor.
–El humor es un salvavidas. Es la tabla que nos permite ir surfeando las olas de la vida.
P.–Pero sabe que la literatura de humor está considerada como una literatura menor.
–Bueno, se dicen muchas cosas, pero lo cierto es que las salas de los monologuistas están llenas, los videos que más se ven en Tik Tok son de risa, las películas que más se rentabilizan en taquilla son comedias... la vida es demasiado corta para tomársela en serio. Me llama la atención el hecho de que ciertas cosas sean consideradas algo menor, pero luego sean lo más visto en televisión, lo más leído... Porque seamos sinceros, la inmensa mayoría de la gente pone los documentales de la 2 solo para dormir. No considero que haya cosas menores, hay cosas diferentes y tú con tus gustos y tus predilecciones eliges la que más te conviene.
P.–Pero la gente compra más novelas que son dramas o novelas románticas. ¿Está de acuerdo con esto?
–Claro, por eso me he pasado a la comedia románica, a ver si así me leía alguien. El drama no lo llevo bien, soy más de ironía y de mala leche, así que me he convertido en la Jane Austen del Zaidín. Y esto es lo que ha salido, juzguen ustedes mismos.
P.–¿Qué es más difícil para un escritor hacer reír a un lector o hacerle llorar?
–Es más difícil hacerle reír, sin ninguna duda. Yo lloro con cualquier cosa, pero para que me ría lo tienes complicado.
P.–¿Hay alguna moraleja escondida en este libro?
–Más que moraleja hay una lección de vida: sea lo que sea pasará, solo tienes que confiar en ti mismo y valórarte. En algún momento pensé cual sería la novela romántica que me gustaría que leyeran mis hijas. Creo que el rollo del señor en gabardina que va salvando mujeres desventuradas y alocadas está pasado de moda, ya las princesas se salvan solas y los príncipes también. Me gustaría que mis hijas pensaran: fíjate, mi madre creía en sí misma y escribió muchas novelas, escribía en el periódico y ganaba premios sin importar lo que opinaran los demás. Y, haciendo lo que te gusta, creyendo en ti mismo y trabajando es como se sobrevive a un premio.
P.–Creo que ha sobrevivido usted a esta entrevista.
–Eso espero.
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