Amat, ejercicio de valentía

El perfil de los candidatos - gabriel amat (roquetas)

El alcalde de Roquetas y gran jefe de los ‘populares’ ha elegido jugársela en las urnas, en sus comicios más inciertos, y prescindir de una jubilación dorada

Gabriel Amat aspirará a su séptimo mandato en Roquetas de Mar. / D. A.

Tener casi 75 años y haber estado en la primerísima línea las últimas tres décadas no han bastado para que Gabriel Amat Ayllón haya decidido entregarse a un retiro dorado. Si la gestión pública engancha como una droga dura, el alcalde de Roquetas y Gran Jefe de los ‘populares’ almerienses es fiel ejemplo de ello. Amat aspira a su séptimo ciclo como alcalde y el nuevo panorama político, marcado por la fragmentación del voto de la derecha, no lo amedrenta. Se diría, por contrario, que lo estimula. Un reto para valientes que Amat asumió sin remilgos, convencido de que, aunque lo tendrá más difícil que nunca, conseguirá despedirse de la política con la vara de mando en su poder, en la que pretende que sea su última legislatura como alcalde.

Nadie se atreve a pronosticar qué sucederá en las municipales ante la poderosa irrupción de Vox, el resurgir de la izquierda y el auge de Ciudadanos en municipios del Poniente como Roquetas. El tablero está más poblado e incierto que nunca. Amat ha ganado todas las elecciones a las que se ha presentado como candidato, cierto, pero el dato de las generales debería preocuparle: el PSOE ganó en Roquetas por primera vez en décadas, y los ‘nuevos’ de Vox sacaron más de mil votos de diferencia al PP, que pasó a ser tercera fuerza política, perdiendo más de la mitad de sus apoyos con respecto a 2016. Las municipales son otra cosa, claro. Pero... la incertidumbre se cierne poderosa sobre el 26M.

Tras ganar todos los comicios a los que ha ido de candidato, nadie lo imagina en la oposición

Amat ha sido y es agricultor y empresario, pero sobre todo es político y gestor profesional. Es en este campo donde ha fraguado toda su trayectoria. 40 años han pasado desde que fuera elegido por vez primera concejal en Roquetas (1979), cargo que repetiría dos legislaturas después, cuando asumió la cartera de Urbanismo (1986). Comenzaba su ascenso fulgurante. Repitió en el 91 y ya le hicieron portavoz de su grupo. A la siguiente (1995), ya como candidato, ganó sus primeras elecciones, y en las de 1999 lo haría con su primera mayoría absoluta. En 2003 y 2007 lograría el hito de los 17 concejales en Roquetas, una mayoría ‘absolutísima’ que marcó el punto álgido del Amatismo en un municipio que por entonces experimentaba ya su gran ‘boom’ de crecimiento, habiendo logrado pasar de 30.000 a 100.000 habitantes en apenas 20 años. En 2004, además, tomó las riendas del partido a nivel provincial, que mantiene de forma incontestable en la actualidad. Comenzaban sus grandes años.

En Roquetas había llegado a su cota máxima de apoyos e iniciaría el descenso en lo sucesivo, aunque fue una bajada cómoda y suave, casi imperceptible, ya que en 2011 volvería a revalidar mayoría absoluta y, además, se convertiría en presidente de la Diputación Provincial, cargo mantenido durante casi ocho años y que le ha proporcionado muchas satisfacciones. Con la llegada de 2015 Amat pasó, en sentido inverso, la línea de la mayoría absoluta, y hubo de ‘conformarse’ con 12 ediles (de 25), aunque ha podido sacar la legislatura sin contratiempos ni disgustos, con apoyos primero de Cs y luego de la edil no adscrita.

Le mueve su deseo de dejar funcionando su gran proyecto: el Hospital, después de haber hecho posible la Variante tirando de ‘músculo’ económico

Con 74 años, una posición económica privilegiada y todo hecho en la política local, la lógica sugería que había llegado la hora de su despedida de la primera línea y que se iría por la puerta grande. Pero no. Con el estreno de 2019 decidió dimitir de su cargo en la Diputación, centrarse las 24 horas en su pueblo y entregarse a la tarea de revalidar la alcaldía. Le mueve su deseo de dejar funcionando su gran proyecto: el Hospital, después de haber hecho posible la Variante tirando de ‘músculo’ económico. Está convencido de que volverá a gobernar, pero lo cierto es que no está tan claro. Nadie lo imagina en la bancada de la oposición, donde jamás ha morado. Valentía. ¿U osadía?

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