Antonio Pascual, el ‘máquina’ de Olula
Elecciones Municipales | El Perfil
Cercano a sus vecinos, se presenta a la reelección con el aval de haber acabado el nuevo centro de salud, bajado el desempleo y reducido la deuda
Almería/El 11 de junio de 2011 Antonio Martínez Pascual tomaba posesión del gobierno municipal de Olula del Río. Unos días antes, en un improvisado traspaso de poderes, el anterior regidor socialista, Antonio Lucas, le había comentado que en las obras del nuevo centro de salud había un “pequeño problemilla”, pero que todo lo demás iba sobre ruedas.
El inconveniente, para nada pequeño, radicaba en que la empresa adjudicataria de la obra había dado en quiebra y el convenio suscrito con la Consejería de Salud para acometer los trabajos no era beneficioso para el pueblo, ya que asumía el 50% del coste de un proyecto valorado en dos millones y medio de euros, cuando la competencia para dicha infraestructura sanitaria es exclusiva de la Junta de Andalucía, además de tragar con las demasías que pudieran generarse.
A los pocos días de asentarse en la alcaldía pudo comprobar que el segundo axioma, que todo iba sobre ruedas, tampoco era cierto. En los cajones se acumulaban dos millones de euros en impagos a proveedores y un millón y medio más de deuda en materia hídrica, a los que había que sumar 2’7 millones de deuda financiera, más de 6 millones en total. Sumido todavía el municipio en la peor crisis económica que se recordaba en España, especialmente cruenta en la zona del mármol por la dependencia de la piedra y el bajón que experimentó la construcción, a Antonio Pascual no le quedó más remedio que arremangarse pronto.
La tasa de desempleo alcanzaba al 32% de la población activa, casi mil personas en una localidad de 6.600 habitantes, y las perspectivas de futuro no eran muy halagüeñas en un municipio deprimido que había perdido su impulso como referente comercial y de servicios en la comarca del Almanzora y en el que uno de sus símbolos, el Museo Ibáñez, estaba a punto de cerrar por falta de ayuda de las administraciones.
Ocho años después de asumir la vara de mando municipal y encontrarse con esa estampa en blanco y negro, Olula tiene un promedio de pago a proveedores de 23 días, negoció con Gestagua (concesionaria del ciclo integral del agua) y Galasa (responsable de la depuración) para amortizar la deuda y acometió una inevitable actualización de tasas que se posponía por intereses políticos desde 1994, reduciendo la deuda con los bancos a 1’7 millones.
Según datos del Servicio Estatal Público de Empleo (SEPE), Olula cuenta en la actualidad con 622 parados (el 20% de su población) y es uno de los diez municipios de Almería que más reinvierte sus impuestos entre los vecinos a tenor de los datos elaborados por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA).
No solo evitó el cierre del Museo Ibáñez tramitando una subvención a través de Diputación, sino que participó en las conversaciones que germinaron en la constitución de la Fundación Ibáñez-Cosentino, entidad sin ánimo de lucro que en los últimos años ha desarrollado en Olula el proyecto de la Ciudad de la Cultura, un anillo museístico que hoy en día cuenta con el Centro de Fotografía Pérez Siquier y la monumental estatua Mujer del Almanzora, de Antonio López, que han servido para posicionar a Olula como la capital cultural del Almanzora, dinamizando la economía y atrayendo turismo.
El hijo de Pepe y Virtudes, el ‘máquina’, apelativo con el que suele saludar a sus propios vecinos, le puso la guinda al pastel de su gestión logrando acabar el nuevo centro de salud, la infraestructura que parecía interminable. El 26 de mayo se presenta a la reelección y espera que ni las trabas jurídicas planteadas por la oposición puedan frenarlo porque su mayor ilusión es Olula.
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