Adrián Torres, CEO de Arbro
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Jerez/Decenas de viticultores, bodegueros y representantes de las organizaciones sectoriales secundaron en febrero de 2022 la movilización convocada por la plataforma de defensa del viñedo milenario del Marco de Jerez y el Consejo Regulador para reclamar la protección del patrimonio y el paisaje vitícola frente al avance de los parques eólicos y fotovoltaicos.
Bajo el lema ‘Renovables sí, pero no así’, los manifestantes recorrieron el histórico pago de Macharnudo, la joya de la corona del viñedo del jerez, en el que por entonces ya se habían iniciado los movimientos de tierra para la construcción del parque eólico El Barroso, instalación con una potencia inicial prevista de 22,5 MW proporcionada por cinco macro-aerogeneradores de 158 metros de diámetro y más de 120 metros de altura de buje.
Aquella movilización marcó el inicio de la lucha del sector frente a la amenaza de la proliferación de las renovables, que desde muchos años antes habían hecho acto de aparición en otros pagos históricos del viñedo jerezano, ya perdidos para la causa de los defensores de la necesidad de ordenar la implantación en el territorio de las llamadas energías limpias, sobre todo en municipios que disponen de suelo suficiente para evitar el impacto del desarrollo de las renovables sobre el patrimonio paisajístico y vitícola, así como para la actividad económica y la identidad cultural que representa el viñedo.
Tras el rechazo del Parlamento andaluz a la propuesta conjunta firmada por 70 municipios de la comunidad autónoma con gran tradición vitivinícola, entre ellos el de Jerez -la propuesta fue tumbada con el voto en contra de los diputados del grupo popular, partido que también gobierna en el municipio jerezano-, el Ayuntamiento de Jerez recogió el testigo de las reivindicaciones abanderadas por la plataforma de defensa del viñedo y el Consejo Regulador del vino, iniciando los trámites para el blindaje del viñedo histórico a través de la elaboración de un Plan Especial y, en paralelo, de una moratoria para la concesión de nuevas autorizaciones para la instalación de renovables en la zona de viñedo con un perímetro de salvaguarda de 600 metros.
Para hacerse una idea de lo que esto implica, el viñedo ocupa en Jerez 4.678 hectáreas, que apenas representa un 4% de la superficie total de 118.500 hectáreas del término municipal, donde en el momento de iniciarse los trámites para la elaboración del Plan Especial había instalados 13 parques eólicos y 18 solares. Para el Consejo Regulador, que no discute la necesidad del desarrollo de las energías renovables, no tiene sentido que en un municipio tan extenso, los proyectos tengan que instalarse en ese exiguo 4% que ocupa el viñedo y su paisaje desde hace miles de años.
Jerez abanderaba así la protección del patrimonio paisajístico vinculado a la actividad vitícola en Andalucía. Pero a diferencia de medidas protectoras ya adoptadas en otras zonas productoras españolas como Rioja y Galicia -en ambos casos las restricciones han sido aprobadas por sus respectivos Gobiernos autonómicos-, Priorato, o en regiones históricas europeas como Douro (Portugal) y Borgoña (Francia), la iniciativa jerezana se limita a su término municipal, sin que otros municipios del Marco de Jerez, en particular El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda, ni otras denominaciones de origen andaluzas (Montilla-Moriles, Condado de Huelva, Málaga…) ni la Junta de Andalucía hayan recogido el guante hasta la fecha.
Únicamente la uva pasa de la comarca de La Axarquía (Málaga) goza de la protección que le otorga un convenio suscrito con la Organización para las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) tras su reconocimiento en 2017 como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM). La UNESCO también dispone de figuras de protección para las que, sin embargo, hay lista de espera y no están al alcance de muchas denominaciones de origen, caso de la de Jerez, por el trabajo y las inversiones que requieren.
Entre tanto, la redacción del Plan Especial para la regulación de la implantación de proyectos de producción y almacenamiento de energías renovables en el término municipal de Jerez -comprende tanto la instalación de recursos eólicos y fotovoltaicos, como de hidrógeno verde y su almacenamiento- sigue su curso. Territorio y Sociedad, empresa del experto urbanista Manuel A. González Fustegueras adjudicataria, prevé tener listo a principios de 2025 un primer avance tras el cierre a finales de este año del proceso participativo para recabar las propuestas y sugerencias de entidades, asociaciones y particulares. El objetivo es que en el plan esté listo en el plazo de dos años, periodo durante el que estará en vigor la moratoria de nuevas autorizaciones.
Tanto el Consejo Regulador del vino de Jerez como bodegas y afectados del parque eólico El Barroso a título individual han presentado una serie de propuestas con las que persiguen una protección efectiva del patrimonio vitícola y su paisaje, así como la ampliación del perímetro de salvaguarda a varios kilómetros a la redonda, sin que dé lugar a interpretaciones como las que en el pasado han permitido que los aerogeneradores invadan algunos pagos históricos del viñedo jerezano pese a la vigencia del Plan Especial de Ordenación de Infraestructuras de los Recursos Eólicos, aprobado en 2008.
En lo que respecta al parque eólico El Barroso, tampoco se ha resuelto aún la vía contencioso-administrativa iniciada por viticultores afectados, entre ellos el enólogo Alberto Orte, copropietario de la Compañía de Vinos del Atlántico, que en próximas fechas emprenderá acciones legales por la vía penal por los incumplimientos de las normas urbanísticas en la concesión de las licencias previas para la instalación de este proyecto en suelo no urbanizable de especial protección-viñedo, según establece el Plan General de Ordenación Urbana de Jerez.
Al margen de la actuación iniciada por el Ayuntamiento de Jerez, los defensores del viñedo y su paisaje echan en falta un apoyo decidido por parte de otras administraciones -locales y autonómica-, también de la sociedad civil, en la que no terminan de calar las advertencias sobre el impacto negativo e irreversible que puede tener en la zona el avance imparable de las renovables.
Orte lamenta que las reuniones mantenidas por el Consejo Regulador y la plataforma de defensa del viñedo con responsables municipales de los Ayuntamientos de El Puerto y Sanlúcar, dentro de las denominaciones de origen del Marco de Jerez, no hayan surtido efecto, entre otros motivos, explica, “porque están en juego muchos fondos europeos -Next Generation- vinculados al desarrollo de las renovables”.
En el caso de El Puerto, donde curiosamente el viñedo sigue estando inmaculado, los planes urbanísticos contemplan la instalación de renovables en terrenos vitícolas, si bien el presidente del Consejo Regulador del vino de Jerez, César Saldaña, apunta a la complejidad añadida de la escasa disponibilidad de suelo en este término municipal.
En cualquier caso, ni el Ayuntamiento de El Puerto ni el de Sanlúcar están por la labor de facilitar las solicitudes de compatibilidad urbanística para la implantación de nuevos proyectos de energías renovables que tienen sobre la mesa que les ha requerido la institución jerezana del vino para “saber lo que viene y poder anticiparse”.
El Consejo Regulador y la Asociación de la Ruta del Vino y el Brandy del Marco de Jerez, como otras iniciativas similares impulsadas, por ejemplo, por la Sociedad Jerezana del Vino, tampoco tuvieron mucho éxito en su búsqueda de apoyos entre la población a través del ‘Manifiesto para la Protección del Paisaje de Viñedos del Marco de Jerez’, que logró las adhesiones de algunos miles de ciudadanos, aunque escasos en un territorio con una población de varios cientos de miles de habitantes.
“La movilización de la sociedad civil es una asignatura pendiente en el Marco de Jerez, donde sin embargo, la gente se escandaliza cuando ve los molinos de viento ya instalados, es decir, cuando ya es demasiado tarde para dar marcha atrás”, afirma Saldaña, quien apela a la necesidad de intensificar los esfuerzos, en Jerez, en España y en toda Europa, para “sensibilizar a la ciudadanía de la importancia del sector del vino, sometido a muchos ataques en los últimos tiempos, pese a su importancia para la fijación de la población al territorio, la generación de empleo y riqueza”, pero también para la biodiversidad, el enoturismo y la identidad cultural de los territorios.
Alberto Orte comparte esta reflexión, toda vez que asegura: “No puedes querer lo que no conoces”, en alusión a que sin una mayor implicación de la sociedad, “y los jerezanos viven de espalda al viñedo”, es difícil mejorar su protección.
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