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Álvaro Romero
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Cuando se produce un envejecimiento en las articulaciones, comienza el dolor, la pérdida de movilidad y los crujidos. Siempre se ha buscado la alternativa que puede eliminar esos síntomas y que alargue la vida de las articulaciones, retrasando la necesidad de una prótesis.
La viscosuplementación es la introducción de ácido hialurónico (AH) o sus derivados en aquellas articulaciones en las que, ya sea por causa degenerativa, secundaria a un proceso traumático o por la edad, la articulación es dolorosa y con un envejecimiento prematuro. Balazs fue el pionero en esta técnica en los años 50. El ácido hialurónico es el encargado de nutrir y lubricar la articulación. Se sabe que en la artrosis hay un descenso del ácido, por lo que su reemplazo puede asociarse a una mejoría de la sintomatología.
Entre sus potenciales ventajas encontramos:
•Disminuye la fricción de la articulación, estabilizándola.
•Barrera biomecánica por su viscosidad. No deja pasar moléculas o toxinas que puedan dañar las articulaciones.
•Efecto antiinflamatorio.
•Efecto analgésico.
•Modula el comportamiento celular intraarticular.
La reducción de las propiedades viscosas del líquido sinovial es un factor clave en las articulaciones afectadas por la artrosis. Los estudios han mostrado que, en las articulaciones afectadas por esta patología, la viscosidad del líquido sinovial natural se reduce significativamente respecto de la articulación sana. Esta disminución de la viscosidad del líquido sinovial en la artrosis se debe a una disminución del peso molecular y de la concentración de ácido hialurónico, el único de los componentes del líquido sinovial que proporciona elasticoviscosidad.
La función biológica de la molécula de ácido hialurónico en el líquido sinovial es proteger, lubricar y proporcionar estabilidad mecánica a las estructuras de las articulaciones. La pérdida de elasticoviscosidad impide al líquido sinovial realizar estas funciones. El inyectar dicho ácido en las articulaciones tiene el objetivo de restaurar los niveles de dicho ácido de la articulación.
Cuando está presente en una articulación, incluso aunque el cartílago sea mínimo o no exista, el ácido hialurónico protege, reduciendo el danño y manteniendo una función articular normal. Una de las propiedades del ácido hialurónico es su capacidad de absorber 3.000 veces su peso en agua. Por sus efectos lubricantes y protectores, los estudios en animales han dado como resultado que el ácido hialurónico posee unos efectos potencialmente modificadores de algunos trastornos y se ha revelado como un tratamiento para la artrosis.
En condiciones normales, el líquido sinovial actúa absorbiendo los choques e impactos de las articulaciones, además de ser el lubricante que permite un mejor deslizamiento de los extremos óseos que forman una articulación. Sin embargo, en situaciones o estadios iniciales o avanzados de la artrosis o del deterioro del cartílago, el ácido hialurónico endógeno se desintegra, lo que provoca una alteración en las propiedades de viscosidad de dicho líquido sinovial, actuando como un tamiz fisiológico contra las partículas o moléculas que puedan ser agresivas en el entorno articular.
Su función principal es regular el contenido de agua de la matriz extracelular del tejido conectivo. El ácido hialurónico es un lubricante inteligente. Su estructura y peso molecular le da una alta viscosidad, ideal para lubricar las articulaciones en toda la superficie del cartílago. Además puede cambiar la viscosidad dependiendo de la carga que la articulación tiene que soportar. Es decir, a medida que aumenta la carga, aumenta la viscosidad para garantizar la óptima lubricación en cualquier momento.
Las características idóneas del ácido que se puede inyectar en la articulación, como lubricante y amortiguador dependen de las propiedades de la propia molécula y de la forma en la que se distribuye en toda la articulación.
Estas características son:
-Que no induzca respuesta inmune, es decir, que no provoque una reacción del organismo
-Propiedades similares a las del ácido del líquido sinovial de un individuo joven.
-Larga vida media para una protección más prolongada que permita reducir el número de inyecciones.
Como el ácido es el componente responsable de las propiedades viscosas del líquido sinovial, se realizaron estudios para determinar la efectividad de las inyecciones intraarticulares de ácido para restaurar los niveles de dicho ácido de las articulaciones (viscosuplementación). Los resultados de estos estudios muestran que la elasticoviscosidad normal del líquido sinovial se restablece después de las inyecciones locales de ácido y que el dolor artrítico asociado al movimiento de la articulación se reduce o desaparece.
Los efectos del ácido que se inyecta, perduraron durante un período más largo que el previsto, lo que sugiere que se puede conseguir un restablecimiento temporal de las propiedades de las articulaciones como si fueran jóvenes y sanas. El ácido hialurónico es un mucopolisacárido que se sintetiza y se utiliza como lubricante en las articulaciones. Se encuentra en cantidades importantes en todo el organismo, especialmente en la juventud, pero estas cantidades se reducen significativamente durante el proceso de envejecimiento.
Varios estudios médicos en los últimos años han demostrado la función importante del ácido en la lubricación de las articulaciones. Puede mejorar el estado de las capas superficiales del cartílago y puede favorecer la estructura y la densidad de las células del cartílago. Todo esto contribuye a que disminuya el dolor, mejore la fricción y mejore la función articular.
No los son. La clave de la efectividad está en la viscosidad. A mayor viscosidad, mayor durabilidad dentro de la articulación y mayor es el alivio de los síntomas.
Se ha comparado principalmente con la infiltración de corticoides. El efecto de estos es más rápido que el del AH, sobre todo en las primeras cuatro semanas, pero el efecto de este último se mantiene más en el tiempo, a partir de la octava semana, cualquiera que sea el tipo de AH usado.
Sí. Las que más se han estudiado son las articulaciones que cargan el peso del cuerpo y que por tanto, tienen mayor tendencia al desgaste como son: rodillas, caderas y tobillos. Sin embargo, cualquier articulación con artrosis es susceptible de ser tratada como es el caso de hombros, codos o articulaciones de las manos.
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