Ni los más viejos del lugar

CD LUGO 0-2 UD ALMERÍA | El Acta de Vivancos

Por primera vez en muchas temporadas parece que el Almería vuelve a tener sello propio

Al menos ya tenemos la certeza de que técnico y jugadores no fueron a Marbella de vacaciones

Villalba formó junto a Aketxe y Lazo el tridente ofensivo que nutrió de balones a Juan Villar. / LFP
Ramón Gómez-Vivancos García

27 de septiembre 2020 - 20:36

Almería/Tiene gracia la cosa. Me he vuelto más miope de lo que soy de tanto leer durante la pretemporada múltiples opiniones acerca del negocio que supuestamente se pretendía hacer con la UDA de Turki, dado el fichaje de tanto jugador promesa. O también del nivel de la presente plantilla, supuestamente inferior a la de la anterior. Por no referirme a las decisiones de apartar a algún jugador.

Es como si parte de nuestra afición viviera más cómoda instalada en lo malo o regular conocido, en vez de apostar por una anhelada mejora. De la noche a la mañana se ha descubierto que Cuenca puede ser el próximo central de la selección, que Samú puede que sea su rival con Portugal o que Akieme puede que se convierta en el Gordillo del Almería.

Ahora todos contentos tras haber despotricado en Twitter durante todo este mes. Ni todo era tan negro, ni ahora es de color de rosa. Queda por comprobar hasta dónde puede llegar el rendimiento de los nuevos y hasta qué punto todos ellos pueden ayudar a mejorar a los que continúan. Lo que sí se pudo comprobar con claridad meridiana fue el funcionamiento del nuevo esquema de José Gomes. Y no solo eso, sino que por primera vez en muchas temporadas la UDA vuelve a tener sello propio.

Salvo contadas excepciones, los diferentes técnicos del banquillo rojiblanco apostaron por una estructura heredada, con los extremos abiertos en banda, un delantero centro, un mediapunta y dos centrocampistas, además del consabido cuarteto en defensa. Solo se cambiaba de piezas y de entrenadores. En Lugo, José Gomes plasmó sobre el terreno de juego una idea diferente, que tendrá o no éxito, pero que nos da la certeza de que no fueron técnicos y jugadores a Marbella de vacaciones.

Se vio un Almería ordenado y estructurado, con dos novedades más que interesantes: la profundidad de los laterales, que serán los grandes sacrificados de la temporada a nivel físico, y la acumulación de piezas en el centro del campo, tanto en la parcela ofensiva como defensiva. Todo ello genera una cohesión y un dominio de la situación extra, para no tener que estar a expensas del rival y de la genialidad de turno, como ocurría el pasado curso con Darwin. Los antaño extremos son más interiores, además de ganar en movilidad, algo que suele desconcertar a la zaga rival.

Todo esto sería como el agua de fregar sin una pizca de talento y sobre todo, y aquí está el quid de la cuestión, con salida de balón jugado. Si un defensa es capaz de distribuir como Cuenca o un centrocampista defensivo destruye y distribuye con el imponente físico de Samu Costa, nos encontramos con un equipo totalmente opuesto al de la pasada campaña, donde una leve presión de los delanteros oponentes desactivaba cualquier atisbo de creación.

Por todo lo expuesto, es tan importante la labor de los laterales, que deben estar presentes en ataque (ahora parecen extremos) y en defensa constantemente. De ahí el acierto en el fichaje de Akieme y la consolidación de Balliu, que fue yendo desde su fichaje de menos a más. Ojalá que los laterales suplentes estén a la altura. Si el bloque ejerce como tal, una expulsión se nota mucho menos, tal y como ocurrió en el Anxo Carro. Esto pinta bien

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