Unicaja Almería confía en el cambio de dinámica: "Dependemos de nosotros mismos"

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Pablo Ruiz y Andrés Filip, en acción durante la disputa de la Supercopa de España.
Pablo Ruiz y Andrés Filip, en acción durante la disputa de la Supercopa de España. / D.A.

Una nueva semana dura por el mismo motivo: un resultado adverso por tropezar de nuevo en la misma piedra. Unicaja Costa de Almería le ha dado muchas vueltas a dejar escapar en demasiadas ocasiones ventajas muy claras muy cerca del 25, pero también se queda con lo positivo: “Cuando llegue el día en el que la dinámica cambie, en el que tengamos un partido al que seamos capaces de encontrar soluciones, siendo solo un poquito mejor, eso significará victoria”. Lo saben los jugadores y se lo refuerza su entrenador, un Pablo Ruiz que no pone, en todo caso, ningún paño caliente a una situación delicada.

De hecho, es franco: “No, no, podemos como fundamental ganar este partido, sino ganar los tres partidos que nos quedan, incluido Guaguas; son tres partidos que tenemos que pelear a muerte, de los que tenemos que sacar puntos, de todos, que tenemos que buscar ganar, porque hay muy poca distancia entre los cuatro o cinco que estamos ahí, sextos, séptimos, octavos, novenos y décimos, y como ya hemos dicho, cualquiera en la liga este año puede ganar a cualquiera”. Por ello, “hacer números no vale absolutamente nada, porque mañana el sexto gana al primero, el octavo al cuarto, y así los cálculos no sirven”.

Sin más, directo el técnico almeriense: “Los números somos nosotros, que dependemos de nosotros mismos y lo sabemos, y el mensaje tiene que ser ese, que tenemos que ser nosotros los que demos un paso adelante y nos quitemos las dudas de encima, ganemos los partidos que nos quedan y nos clasifiquemos, y empezaremos a ver lejano este inicio y lo olvidaremos”. Siendo reflexivo y constructivo, “realmente con un 21-14 no es que tú tengas un problema, tú vas por delante, y claro que tienes la capacidad de tener errores, pero que no te suponga un problema dentro del set”.

Está claro que “no puede volver a pasar, no puede ser que nos cuente tanto cambiar”, lo que ya se ha estado hablando: “Hemos estado buscando soluciones y veremos si en los próximos partidos esas soluciones se traducen en que el equipo juega mejor”. Hay tarea puesta: “Es importante que dentro del campo haya un poquito más de comunicación, que ajusten también ciertas cosas, de tiempo y demás; al final tenemos un colocador que es muy veterano, muy experto, dos centrales que son también mayores…, creo que al final va a ser un problema que se solucione y que, como decís, que los fantasmas se vayan”.

Prioritaria, la clasificación para la Copa del Rey, “ya sea como octavo, séptimo, sexto…, y a seguir trabajando de cara a febrero, que es lo que nos toca”. El inmediato es Cisneros: “Es un partido muy complicado, porque Matías además tiene un cuerpo técnico grande y maneja bien los planteamientos del partido”. En aviso: “Ha ganado a Soria, le ha hecho un 3-2 a Manacor…, tiene resultados muy buenos porque plantean muy bien los partidos, tienen un equipo muy completo, con varios receptores, varios centrales, tienen jugadores que cambiar de posición si es necesario… tienen varias soluciones durante los partidos”.

Ante eso, confianza en las propias posibilidades, y una plantilla con ganas de revertir todo ese sabor amargo después de hacer tantos méritos: “Vamos a enfocarnos en nosotros mismos, que tenemos mucha hambre ahora de sacar a la luz todo lo que podemos hacer, y de ahí, al frente siempre, tenemos que luchar nosotros, empezar por nosotros”. Suenan a palabras de veterano, pero quien las pronuncia es Andrés Filip, canadiense de 19 años que, en todo caso, respeta mucho a Cisneros: “Es un equipo muy fuerte, pero si algo he aprendido de la Superliga es que todos lo son, todos tienen un buen nivel”.

El joven receptor está agradecido de la mezcla de países, Rumanía-España-Canadá, que marca su vida: “Para mí es un privilegio tener tantas oportunidades de tantos sitios, algo que me ayuda mucho”. Volver a España, donde nació y vivió ocho años, en Zaragoza, es algo “se siente súper bien, súper guay”. Allí vio a su padre jugar, pero su flechazo con el voleibol fue en el país norteamericano: “Me enamoré del vóley cuando me mudé allí y ya empecé a jugar”. Tiene claro que será su vida: “Me dará cada día a él, lucharé y trabajaré duro para mejorar, daré todo física y mentalmente a este deporte”.

Filip: "No hay mejor sitio que Almería"

Con esa pasión entrena diariamente en el seno de Unicaja Costa de Almería: “Para mí es un privilegio estar aquí, me siento súper contento y para mí, cuando me dijeron que venía y que empezaría mi carrera en Unicaja Costa de Almería, fue una de las mejores noticias de mi vida porque no podía ser mejor lugar”. Insiste en ello: “No hay mejor sitio para empezar, con los jóvenes y los veteranos que están aquí enseñándome cosas, de los que aprendiendo cada día que pasa”. Incluye, por supuesto, este bache de resultados: “Todo es una experiencia muy importante para mí, cuando pasamos por lo malo juntos, por lo bueno juntos, viendo cómo trabaja esta familia, cómo funciona un equipo”.

Valora mucho “ir verdaderamente juntos”, como está sucediendo en un mal momento, y las enseñanzas de su técnico: “Con un entrenador como Pablo y un equipo como el que está aquí no hay otra opción que mejorar, así que es lo que hago y sí me veo en progreso físicamente, poniéndome más peso, saltando más alto, pegando más fuerte a la pelota, intentando jugar un vóley con un nivel mejor, más listo en el campo”. Así, lo deja claro: “Automáticamente, cuando se viene aquí y entrenas cada día no hay otra posibilidad que la de mejorar y estoy viendo que lo consigo ya en pocos meses, pero todavía me queda mucho por trabajar, mucho por aprender, siendo siempre honesto”.

Recargó “las pilas” con una reciente visita de su familia, “me dicen detalles pequeños de mi vida que me cambian mucho y pueden hacer la diferencia para mi mejora”, dicho de modo textual, y disfruta de la grada ahorradora: “Es la experiencia de mi vida, la verdad, jugar con esta afición, con el equipo que tengo y con los compañeros que tengo; hasta el punto de que nunca he disfrutado tanto el vóley como lo disfruto aquí”. A eso une la ciudad, todo un flechazo: “Desde el primer día que vine aquí ya sabía que no hay mejor sitio que Almería, el tiempo, el sol, la playa… comparado con mi ciudad, Calgarí ahora con 20 bajo cero y aquí 20 grados a finales de noviembre; lo estoy pasando muy bien en Almería, una ciudad súper ‘guapa’, con gente buena”.

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