Un trozo de la historia de Almería
Paco Luna, ariete de tardes gloriosas en la Ciudad Deportiva de Macael, el Municipal y el Mediterráneo
Una sensación especial invadía las tardes de antaño de fútbol en el Municipal [todavía no era Juan Rojas], cuando Paco Luna saltaba al césped. Su sola presencia en el campo levantaba los ánimos de una afición que lo encumbró hasta los altares del fútbol almeriense, y que le estará eternamente agradecida. Pocos jugadores, tras un primer paso exitoso que le catapultó a Primera División, regresan a un equipo que está jugándose el descenso a la Segunda B. Pero el jerezano no sólo lo hizo, sino que además lo salvó en una última jornada de infarto con un gol al Poli Ejido que todavía persiste en nuestras retinas.
Paco Luna es un delantero nacido para marcar goles. Con el Almería Club de Fútbol consiguió uno exquisito contra el Cacereño, cuando recibió un pase en largo desde la banda de Diego López Santos, la bajó con el pecho, hizo patadillas con ambas piernas, y la puso en la escuadra con un tremendo zurdazo. Todo ello sin que el balón botase. Además, tampoco se olvidan esos tantos tan importantes en La Malata o en Paterna. Sousa, Cudi, Marrero, Diego, Jero, Peralta, Portillo, Ortega, Julio, David Román... jugadores humildes y con poco nombre, que alcanzaron la gloria en una ciudad que tenía hambre de fútbol.
Tras jugar en Primera División de la mano del Albacete y Sporting, donde también cautivó a la gente a base de tantos, el jerezano se fue a probar fortuna a Escocia y México. Pero la cabra tira al monte. El Almería, ya convertido en Unión Deportiva, necesitaba a Luna y Luna necesitaba al Almería. Tres nuevos años de rojiblanco, el último quedándose a las puertas de un ascenso que también debe de sentir como suyo, y Luna que termina recalando en el Écija.
"Estoy viviendo en Jerez. Tengo allí a la mujer y a los niños y me tengo que ir todos los días en coche hasta Écija, que son casi 170 kilómetros entre ida y vuelta. La verdad es que va costando cada vez más, aunque a uno siempre le hace ilusión jugar al fútbol y competir", reconoce el jerezano, al que las fuerzas parecen no abandonarle nunca.
De la mano del conjunto astigitano, Luna volvió a campos almerienses hace una semana. "Siempre que uno vuelve a Almería, las sensaciones son diferentes y especiales por todo lo vivido allí. Estoy contento por ello. Además, jugamos un partido trascendental frente al Roquetas por la gran igualdad que hay en la zona baja de la clasificación".
El propio tono de voz del ex rojiblanco ya denota un cariño especial a esta tierra. "Recuerdo, sobre todo, a la afición. Fuimos una sola persona porque siempre conecté con la grada. Me quedo con eso: la afición que tiene Almería, cómo se entrega al fútbol. Sigo manteniendo mi casa en Aguadulce y no voy a dejar de ir nunca, porque para mí es como mi primera casa", reconoce el primer jugador que tuvo en Almería una peña femenina.
En una de las respuestas, Luna dijo que tenía casi decidido el colgar las botas al final de la temporada. Y, ¿a partir de ahí, qué? "Es difícil. Plantearte qué vas a hacer en el futuro cuando todavía estoy compitiendo aunque sea en una categoría como Segunda B, siempre es complicado. En principio voy a estar en Jerez con el tema de las categorías inferiores del Xerez Deportivo a las que entreno", finaliza. Lo dicho. Algo se pierde en el alma, cuando un amigo se va.
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