El que siembra siempre recoge

En el municipio hay 7.002 explotaciones agrícolas que se abastecen de 4.890 balsas de riego. El Ayuntamiento de El Ejido ha puesto en marcha este mes de marzo una campaña para recordar la obligatoriedad de recoger el agua de lluvia procedente de la cubierta del invernadero. Por parte del servicio de inspección rural se ha iniciado una campaña en la que se está visitando cada invernadero para comprobar el funcionamiento del sistema de recogida de pluviales. A cada instalación de invernadero que no disponga de un sistema que se acoja a la normativa se le comunicará que deberá adaptar la instalación para dar cumplimiento a la normativa municipal dando un plazo de cuatro meses máximo para que en el peor de los casos, de cara a la próxima campaña agrícola y aprovechando el cambio de cosecha y el parón estival, se puedan realizar las mejoras necesarias.

Las medidas que deberá de adoptar el agricultor pueden ser distintas según cada caso, pero en general se trata de acopiar el agua en el embalse de riego para recuperar un volumen importante de agua y en caso de rebosar la capacidad de embalse, se deberá disponer de sistemas de filtrado de estos excedentes sobre el terreno de la misma propiedad.

Esta es una medida que pone en marcha el el Ayuntamiento de El Ejido, a través de su Concejalía de Agricultura y Medio Ambiente, para la preservación de un recurso tan importante y tan escaso. Dicen: "El agricultor de El Ejido ha sabido entender desde hace años el respeto a la disponibilidad del agua cuando ve que de manera natural no existe sobre el terreno y las tiene que extraer de las entrañas de su suelo. Por eso y porque todos saben del daño que las escorrentías hacen en suelos plastificados, el respeto a esta norma es francamente reconocido por los agricultores".

Desde el Consistorio han explicado que el Plan General de Ordenación Urbana de El Ejido recoge que es obligatorio que los invernaderos dispongan en su cubierta, de un sistema de recogida de las aguas hasta el límite natural de escorrentía, que estaría, según la media de la estructura de los suelos del término municipal, en 35 litros por metro cuadrado. "Quiere esto decir que de no haber plástico el suelo debería de absorber 35 litros por metro cuadrado, saturándose así para comenzar la escorrentía", han aclarado.

Puesto que el plástico, las construcciones, las pavimentaciones, etcétera… son formas de impermeabilizar el suelo, al objeto de no perder este precioso recurso y, sobre todo, impedir que hasta al menos dicho límite de escorrentía, las aguas no generen daños en las explotaciones e infraestructura en general, el Ayuntamiento obliga a almacenarlas para su uso en embalses o incorporarlas a los acuíferos mediante dispositivos permeables, que sirven de recargas de los mismos sin estar en contacto con ellos.

Desde la concejalía ofrecen números para poder evaluar la importancia de esta medida. En este sentido, indican que si la media pluviométrica ejidense está en los 285 litros por metro cuadrado, si a lo largo del año hay muy pocos días que no se superan los 35 litros por metro cuadrado en general, aunque puntualmente puedan existir descargas, es razonable pensar que unos 215 litros por metro cuadrado son recogidos e incorporados a la agricultura por los dispositivos contemplados en el Plan General. Lo que significa que a lo largo del año se puedan, en teoría, recoger casi la mitad de la dotación a la que inicialmente nos referimos: 2.100 metros cúbicos. "Evidentemente el sistema tiene pérdidas, y el consumo por hectárea puede ser menos ajustado. Pero de cualquier manera, si tomamos como referencia la dotación de la administración andaluza 6.500 metros cúbicos por hectárea y año, y una recuperación por el sistema de pluviales de un 60%, llegamos a un balance de ahorro neto del 20%, que se recupera para la finca", ha expuesto.

Precisamente por esta razón el Ayuntamiento intensifica los controles sobre las instalaciones de recogida de pluviales en estos meses que el agricultor tiene menos presión en la realización de sus cultivos, pudiéndose dedicar al mantenimiento del invernadero.