Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
FÚTBOL
Almería/Después del descenso en 2019 y de la reestructuración de categorías en el ejercicio 20-21, el filial del Almería milita en la quinta categoría nacional, problema que se ha acentuado tras ascender el primer equipo a la élite, lo que ha provocado que el salto entre ambos sea de cuatro escalafones. Esta temporada, de hecho, aún no ha debutado –ni tiene pinta de que lo hará– ningún jugador del filial rojiblanco. Cuenca y Rojas hicieron la pretemporada a las órdenes de Rubi y poco más. Ni Svidersky, que se ejercita en el Anexo habitualmente, ha tenido minutos, con Guedes marchándose cedido al Lugo (está siendo de los mejores de los gallegos) y Milovanovic, por el que el Almería pagó 3'5 millones de euros, ha tenido que ser dado de baja con el primer equipo y ser inscrito con el segundo para poder registrar a Luis Suárez. Lo del serbio merece capítulo aparte al unirse a los Appiah, Ramazani, Gutiérrez, Olivera, Svidersky y Escobar, quienes también jugaron con el filial, y por quienes la UDA abonó 21'8 millones de euros.
De los veinte clubes que militan en la élite, apenas cuatro, aparte del Almería, tienen a su equipo en Tercera RFEF. Son los casos del Rayo, Girona, Getafe y Elche, son suerte bien distinta para todos ellos. El getafense, con 38 puntos, está luchando por ascender, mientras que el gerundense (30), madrileño (25) y Elche (26) se encuentran en tierra de nadie. Destaca el caso del Rayo, que tiene hasta cuatro conjuntos séniores.
El mejor situado en esta situación es el Villarreal, cuyo filial subió el pasado curso a la categoría de plata fútbol español. El resto se divide entre Primera y Segunda RFEF, con media docena probando el bronce y ocho, en el cuarto escalafón. El Real Madrid Castilla, el Barcelona B y la Real Sociedad B (el pasado curso, en Segunda División), luchan por el ascenso; los filiales de Osasuna y Celta están en mitad de la tabla; y el del Athletic se encuentra virtualmente descendido. En Segunda RFEF, por su parte, militan los segundos equipos del Atlético, Betis, Mallorca (también prácticamente descendido), Sevilla, Espanyol, Valladolid, Cádiz y Valencia.
Desde el club almeriense son conscientes de que ascender a Segunda RFEF es fundamental para que el salto sea menor, sobre todo, por la buena hornada del juvenil, siendo difícil convencer a muchos de ellos cuando den el salto a sénior de continuar, sin descartarse cesiones para no perder a tanto potencial. La afición, por su parte, no está demasiado contenta con el rumbo del filial, mostrando su enfado en redes sociales por situaciones como la tangana vivida en Armilla. Que el segundo equipo sea un caladero de futbolistas portugueses y de otras nacionalidades y que la plantilla tenga constantemente numerosas entradas y salidas, además de los resultados deportivos, no ayuda a que la hinchada se sienta, a diferencia de lo que ocurre con el juvenil A, identificada, con el filial.
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