Dos puñales y un mazo (4-0)

El Almería recupera el juego por bandas ofreciendo su mejor versión con una inspirada tarde de Aleix, Goitom y Ulloa, autor de un 'hat trick'. Un aficionado fallece de un infarto en el fondo sur

Ulloa remacha a la red en la línea de gol el tanto que suponía abrir el marcador en el Mediterráneo.
Paco Gregorio / Almería

15 de enero 2012 - 05:02

Pocos días como ayer el Mediterráneo vivirá una jornada de sentimientos tan contrapuestos. La euforia de la goleada por una parte y la desazón por el fallecimiento de un aficionado a causa de un infarto en el tiempo de descanso por la otra.

Las emociones, para bien y para mal, empezaron a los dos minutos de juego con un tanto anulado a Leo Ulloa por uno de los asistentes de Jaime Latre al considerar que el argentino remató el centro de Aleix Vidal en posición de fuera de juego, cuando en realidad estaba en línea con sus rivales.

En ese preciso instante Francisco Sáez López, de 59 años de edad y natural de Arboleas, caía fulminado sobre el piso de cemento del graderío del fondo sur. Lo que en un principio se tomó como un conato de pelea entre los propios aficionados rojiblancos, se revela como una parada cardiorrespiratoria aguda.

En el terreno de juego el Almería sigue a lo suyo, desplegando un dominio aplastante sobre su adversario y, lo más importante, recuperando el juego por bandas, inexistente en la visita a la caja de cerillas de Alcorcón.

A los 23 minutos se hace palpable para muchos aficionados que en un rincón del fondo sur se está viviendo un drama porque la presencia de operarios de Cruz Roja es cada vez mayor y los intentos de reanimar a la víctima del infarto con masajes cardíacos y un desfibrilador no surten el efecto deseado.

Con ese seguidor tumbado inconsciente librando su particular batalla contra la muerte, el primer tanto de Ulloa desata una explosión de vida en el recinto. A la segunda intentona, el centro de Aleix Vidal (esta vez desde la banda izquierda) encuentra la cabeza de Ulloa, cuyo primer remate repele el meta Saizar, remachando el argentino sobre la línea.

La lata estaba abierta y el entramado defensivo de los morados se iba al traste, pero a esas alturas no pocos seguidores habían desviado su atención del césped hacia el rincón donde el aficionado de la peña 'Huercalense' seguía debatiéndose entre la vida y la muerte. El propio médico roijblanco, el doctor Wu, facilita una inyección de adrenalina a las asistencias para intentar reactivar el funcionamiento del maltrecho corazón, sin éxito aparente, cuando Goitom se cobra el penalti de Gaffoor precisamente en esa zona del recinto.

Ulloa transforma la pena máxima. La algarabía del festejo en el minuto 36 tal vez fuera el último sonido que Francisco Sáez se llevara consigo. Durante el descanso, una manta blanca del SAS cubre su rostro certificando su fallecimiento. Los sanitarios de Cruz Roja habían intentado reanimarlo durante 60 interminables minutos, desde comienzo del duelo hasta su reanudación.

Los avisos por megafonía alertan entonces a los cerca de seis mil espectadores congregados y un silencio sepulcral preside el arranque de la segunda mitad. Poco a poco los futbolistas salen del estado de shock generalizado y ponen contra las cuerdas a un flojo Guadalajara.

Un gran saque de puerta de Esteban planta solo a Aleix Vidal ante Saizar, pero el disparo del tarraconense lo desvía el meta alcarreño con las yemas de los dedos. El tercero era cuestión de tiempo y para certificarlo Ulloa y Goitom se intercambian momentáneamente los papeles.

El pichichi de la categoría, disfrazado de asistente, saca un centro medido desde el costado derecho para que Goitom, anticipándose a su marcador, eleve el 3-0 al luminoso. Se suceden entonces tandas de aplausos en la grada por el buen espectáculo que el equipo está ofreciendo.

Los mismos protagonistas toman parte en la mejor jugada del partido, que acaba sin el premio del gol. Ulloa se mete hasta la cocina y Goitom le devuelve la pared de tacón, pero el de la Patagonia se topa con Saizar en su remate.

Ulloa merodeaba el triplete y lo iba a lograr gracias al trabajo sucio de Aleix Vidal, que le roba la cartera a su defensor para enviar otro centro teledirigido a la bota del capo cannonieri rojiblanco. En el descuento Pallarés rozó su estreno goleador con una buena vaselina abortada por Saizar. La puesta de sol despuntaba por un cielo ayer un poco más rojiblanco.

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