La proteína de la eterna juventud
la consulta del especialista
La artrosis es la forma de discapacidad más frecuente que afecta a las articulaciones
La artrosis es la forma de discapacidad que afecta a las articulaciones más frecuente sobre todo cuando afecta a cadera y rodilla. Puede afectar a 1 de cada 5 personas que se encuentren en estas edades, llegando a invalidar al 10% de la población que la padece. Definimos artrosis como el resultado de problemas mecánicos y biológicos que desestabilizan el estado natural de la articulación, pudiendo llegar a provocar en sus fases más avanzadas, dolor, inflamación, crepitación, pérdida de la función articular.
La artrosis puede ser primaria o de causa desconocida y de artrosis secundarias a alguna causa, como por ejemplo una fractura que afecte a la articulación. Por orden de frecuencia, las articulaciones de las manos, las de la columna vertebral, la rodilla, la cadera y la del primer dedo del pie, son las más frecuentes
La progresión de esta enfermedad es exponencial dado el aumento en la prevalencia de la población anciana en nuestro días. Se estima que el número de prótesis de rodilla se incrementará en un 10% en los próximos años y las de cadera en un 2.5%.
Artrosis a nivel articular
El cartílago articular es un tejido muy especial. No contiene venas ni arterias (avascular), tampoco tejido linfático ni está inervado por terminaciones nerviosas. La célula representante del tejido cartilaginoso se llama condrocito. Se nutre del líquido sinovial y es la encargada de repartir las cargas y el peso dentro de las articulaciones. Pero conforme dichas articulaciones van envejeciendo, los condrocitos también lo hacen gracias a una serie de mediadores o enzimas que se incrementan en las articulaciones con artrosis:
-Interleukina 1: Es una enzima o proteína que está presente en muchas reacciones del cuerpo como por ejemplo la fiebre o la inflamación.
-Factor de necrosis tumoral: Es otra proteína asociada a la degradación y desgaste articular.
Estas dos juntas producen otras enzimas que son como un ácido que degrada y destruye la arquitectura normal de las articulaciones, acelerando el desgaste al actuar sobre el colágeno articular produciendo la artrosis. Pero hay otro enzima que es la encargada de contrarrestar estos efectos dañinos a nivel de las articulaciones y es la Interleukina 1-ra que es una antagonista de las otras dos y con un gran poder antiinflamatorio, protector y regenerador articular. Si los niveles de esta proteína son altos, las articulaciones envejecen más despacio.
Cuando una articulación tiene artrosis hay niveles altos de Interleukina 1 y factor de necrosis tumoral y bajos de Interleukina 1-ra. Por eso la rodilla se inflama, duele y se destruye al morir la célula que se encarga de mantener el cartílago sano, condrocito. Si se pudieran conseguir niveles más altos de interleukina 1-ra, las articulaciones serían jóvenes más tiempo.
No todas las artrosis duelen
Aunque el cartílago no posee terminaciones nerviosas, se sospecha que el dolor debido a la artrosis es secundario a las lesiones de las estructuras vecinas, como una inflamación de la cápsula articular secundaria a la deformación progresiva la pierna, microfracturas del hueso que hay debajo del cartílago y sinovitis (inflamación de la articulación).
Muchas veces las manifestaciones clínicas de la artrosis son inespecíficas y se podrían dar en cualquier enfermedad músculo-esquelética como pueden ser los chasquidos, la deformidad, la rigidez o la inestabilidad.
El dolor es el motivo de consulta más frecuente del paciente artrósico. Se exacerba con el uso (mecánico) y se alivia con el reposo. Puede empeorar con el cambio de tiempo, con el frío, y suele mejorar con el calor seco local, y un clima caluroso y seco. La rigidez es el segundo motivo de consulta al médico. Suele ser matutina o bien cuando el paciente ha estado en reposo unos minutos tras haber realizado una caminata o alguna actividad. El enfermo refiere que es una sensación como si la musculatura y todo el tejido periarticular los tuvieran pegados al hueso y eso le impide moverse con normalidad. El paciente no puede realizar sus actividades de la vida cotidiana como puede ser su aseo personal, realizar ejercicio físico o simplemente ponerse unos calcetines. A veces la causa de esa discapacidad es el dolor, otras veces es debida al estrechamiento de las superficies articulares o al malalineamiento de una extremidad como ocurre en la gonartrosis severa, donde las rodillas, literalmente se tuercen hacia afuera; otras veces por la debilidad muscular asociada a la artrosis que puede provocar cierto grado de inestabilidad. Otro signo puede ser la inflamación de la articulación debida a la reagudización de la enfermedad y la coexistencia con una artritis, lo que provoca además del derrame dentro de la articulación, calor, enrojecimiento y dolor no sólo con el movimiento sino en reposo y sobre todo, por la noche, impidiendo el descanso nocturno.
El dolor y la incapacidad funcional son los principales predictores de la evolución hacia una prótesis; y ambos son los mayores determinantes de pérdida de calidad de vida de los pacientes.
¿Cómo se diagnostica?
Los estudios complementarios con pruebas de imagen son los que nos dan el diagnóstico definitivo de la enfermedad. Un dato importante es que puede haber una disociación clínico-radiológica en la artrosis: pacientes con gran inflamación y dolor, pueden presentar un estudio radiográfico anodino o con poca severidad, y en cambio, Rx catastróficas pueden asociar poco dolor e incapacidad.
Tratamiento biológico
El tratamiento consiste en la inyección de proteínas obtenidas de la sangre del mismo paciente en la zona afectada. Utiliza proteínas autólogas del individuo, derivadas de su propia sangre que son aplicadas como medicación y se encargan de inhibir la enzima encargada de activar y provocar la artrosis, Interlukina 1. Frente a ésta, hay otras proteinas protectoras como la IL-1ra que disminuyen la inflamación. La diferencia con el plasma rico en factores es que, en estos últimos lo que se inyectan son plaquetas, las células encargadas de activar la cascada de reparación.
¿Cómo se usa?
El procedimiento consiste en extraer sangre y ponerla en contacto con esferas cristalinas durante 8 horas a una temperatura de 37 grados, lo que desata una reacción conocida como a cuerpo extraño. Después se centrifuga la sangre durante 10 minutos y se aspira el suero con una jeringa especifica. Esta reacción induce la formación de proteínas mensajeras protectoras, naturales y autólogas, derivadas de la sangre del paciente, y que pueden se aplicadas como medicación. Se eleva 140 veces el nivel de las proteínas "protectoras" dentro de la articulación.
¿En qué procesos ha sido científicamente probado?
Osteoartritis de cadera y rodilla: La terapia ha demostrado eficacia y seguridad, disminuyendo notablemente el dolor y la inflamación en 3 de cada 4 pacientes.
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