¿Por qué nos enamoramos?

La consulta del especialista

Enamorarse es una de las vivencias más intensas que puede vivir una persona y hay tres elementos imprescindible: atracción física, atracción psicológica y admiración

Es capaz de arrastrar a una persona hacia un cambio sustancial de vida

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Una pareja da un paseo matutino en un parque cogidos de la cintura.
Una pareja da un paseo matutino en un parque cogidos de la cintura. / D.A.
Doctor Ríos

25 de mayo 2024 - 10:37

Almería/Estoy leyendo un libro muy interesante. Se titula "Comprende tus emociones", cuyo autor es el Dr. Enrique Rojas, reputado psiquiatra y padre de la Dra. Marian Rojas Estapé. Uno de los capítulos que más me ha llamado la atención es sobre el amor, el enamoramiento. El amor es un sentimiento de alegría, de gozo, por el que aprobamos a la persona amada. Nos olvidamos de nosotros mismos para ir hacia ella.

Amor es el deseo de poseer a ese alguien que damos como bueno. El amor empieza en el corazón pero debe consolidarse en la cabeza. Lo ideal es la que cabeza pilote al corazón y lo dirija hacia buen puerto, pero esto es realmente difícil. El enamoramiento al conocer a la persona adecuada, provoca que nos detengamos y hagamos todo lo posible por seguir conociendo a ese hombre o a esa mujer y detenernos frente a ella. No es un sentimiento sino más bien una emoción por el grado de intensidad con el que se vive. Enamorarse es una de las vivencias más intensas que puede vivir una persona.

Hay tres elementos imprescindibles para que se produzca el enamoramiento:

  • 1.-Atracción física.
  • 2-Atracción psicológica.
  • 3.-Admiración.

La atracción física comienza en la cara de las personas, que es nuestra proyección hacia los demás, y de todo el rostro, la parte que más dice de nosotros son los ojos. Con ellos nos podemos comunicar y expresar a las demás. La otra parte son las manos que es la otra parte del cuerpo que se encuentra descubierta y en la que nos podemos fijar y con cuyos gestos reafirman o niegan lo que estamos intentando comunicar.

Capaz de arrastrar a una persona hacia un cambio sustancial

El físico nos cautiva y seduce para poder pasar a la segunda etapa que es la atracción psicológica: el poder conocer el interior de esa persona, la llamada belleza interior. Enamorarse es encontrarse a sí mismo, pero fuera de sí mismo, en otras personas. Es capaz de arrastrar a una persona hacia un cambio sustancial de vida. Vamos descubriendo que queremos estar con esa persona, conocerla mejor y descubrir su interior.

Hay una manera que acelera todo esto de manera exponencial: EL FLECHAZO. Cuando eso ocurre, nuestro cuerpo y mente vibran al conocer a una persona realmente especial. Es verse inclinado fuertemente hacia una persona. Tendemos a idealizar a esa persona, a aplicarle calificativos y virtudes superiores a las que realmente tiene. Es tener hipotecada la cabeza con esa persona, sin poder pensar en otra cosa.

Una pareja se abraza en medio de un paraje natural.
Una pareja se abraza en medio de un paraje natural. / D.A.

A nivel cerebral se producen muchos cambios con el enamoramiento: en distintas zonas como el hipocampo y el núcleo accumbens. En ellas se produce un incremento de la producción de la dopamina, hormona del placer y del deseo, también de la oxitocina que es la del abrazo y afectividad, reduciéndose la serotonina que se encuentra asociada a la ansiedad.

Acertar en la elección afectiva

Cuando después de conocer a esa persona y haber completado las etapas, conociéndose bien, entendiéndose y complementándose, se ha llegado a la cima psicológica: se ha encontrado lo que se buscaba y se reafirma con frases tan contundentes como "Te quiero, te necesito, no entiendo la vida sin ti". Todo ello se resume en: voy hacia esa persona, voy con ella y ella es mi proyecto de vida. El interés inicial se hace rotundo y firme. El principio de todo ser humano es la búsqueda de la felicidad.

En el enamoramiento convierte a la otra persona en la mitad de uno mismo y eso es algo realmente importante. Al comienzo del enamoramiento siempre hay algo irracional donde el corazón está por encima de la mente, del raciocinio. Es por ello porque las decisiones que se toman nada más conocer a una persona sin haber dado tiempo a asentar mentalmente todos los acontecimientos, van a abocadas al fracaso.

Acertar en la elección amorosa es clave, una vez pasados los primeros efectos del enamoramiento y analizar la conveniencia o no de esa persona. Según el Dr. Rojas es importante tener en la cabeza un cierto modelo masculino o femenino que se asemeje a lo que buscamos, porque cuando llegue el momento tendremos unos puntos de referencia a los que acogernos.

Una persona susceptible de enamorarnos debe tener un perfil aproximado que cumpla una serie de requisitos:

  • -Atractivo físico.
  • -Atractivo psicológico.
  • -Atractivo cultural.
  • -Atractivo espiritual.

Al principio lo físico lleva la voz cantante, no en vano el físico es nuestra tarjeta de visita. Si no hay atracción física y sólo psicológica es muy fácil que fracase la relación. Lo psicológico también es importante al implicar la compenetración de caracteres, el entendimiento de dos formas de ser. Lo cultural es menos valorado al principio, pero más conforme avanzamos en la relación. Es importante que ambos tengan un nivel cultural similar y que tengan inquietudes de crecimiento en ese sentido.

El amor inteligente se forja con corazón, cabeza y cultura. Al principio puede ser ciego, pero con el paso del tiempo, el amor debe ser muy lúcido. Se debe parar y analizar si esa relación tiene futuro. Eso al principio es muy costoso ya que la atracción tiene tal fuerza que es capaz de doblegar cualquier atisbo de raciocinio.

Es importante darse cuenta acerca de los pilares del enamoramiento. Si no son firmes, debemos cambiar y buscar otra persona. Vivimos en una sociedad donde todo va demasiado rápido. Todo lo queremos para ya y no hay paciencia para conocer a otras personas, en profundidad. Ya decía Don Quijote: "El que acierta en el casar, ya no le queda en qué acertar". Una vez que tengamos claro que ésa es la persona, deberemos cuidar la relación como el jardinero que riega el jardín para que las flores no se marchiten

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