La pesadilla del Real Madrid

La consulta del especialista

Las lesiones musculares son una de las patologías más frecuentemente diagnosticadas en medicina deportiva.

Once titular del Madrid ante el Celta sin Hazard.
Zidane, saltando a Balaídos en el partido ante el Celta. / Efe
Doctor Ríos

17 de agosto 2019 - 20:18

Parece que no comienzan la cosas bien para el Real Madrid en la liga que acaba de comenzar. El último en sufrir una lesión muscular, Hazard, el buque insignia de este año. Además es el sexto jugador que cae en el mismo tipo de problema en lo que llevamos de pretemporada, y nadie sabe muy bien el motivo.

Las lesiones musculares son una de las patologías más frecuentemente diagnosticadas en medicina deportiva. La mayor parte de las lesiones musculares son leves aunque un porcentaje cercano al 10% las denominamos graves, pues pueden ocasionar secuelas importantes. De acuerdo con las estadísticas, entre un 25 y un 30% de los deportistas de alto rendimiento se lesionan (hay que tener en cuenta que en un deportista de élite, entre un 30-40% de su peso corporal corresponde a tejido muscular).

A lo largo de una temporada, un equipo profesional de fútbol sufre una media de 20 lesiones musculares por temporada. En el caso del triatleta el número de lesiones musculares oscila entre

¿Cuál es la causa?

Hay predisposición a la hora de sufrir una lesión muscular. Los factores condicionantes se dividen en dos.

a) Propios del deportista: su estado nutricional antes y durante de la práctica deportiva, así como el equilibrio adecuado de electrolitos y sales. La sudoración origina pérdida de líquidos y sales en el organismo. Los músculos van perdiendo elasticidad al perder hidratación, por lo que tras un ejercicio prolongado aumentan las probabilidades de sufrir tirón. Si existen las adecuadas reservas de energía en el músculo (glucógeno), las probabilidades de lesión son menores. Es por esta razón que el deportista debe estar bien alimentado tanto en los períodos de entrenamiento, como en los de competición. El estrés también influye. Hazard es un recién llegado y con muchas cosas que demostrar. Esa tensión puede ocasionar un exceso de tono muscular y predisponer a una rotura. Lo mismo ocurre con los fichajes de invierno. Al debutar tienen un mayor índice de roturas que los que no son recién llegados.

Marcelo se duele sobre el césped de Balaídos.
Marcelo se duele sobre el césped de Balaídos. / Efe

b) No dependientes del deportista: Un factor importante para prevenir una lesión es el estiramiento y el calentamiento adecuado de la musculatura en relación al deporte a practicar. Todos aquellos que involucren marcha o carrera, deberá enfocarse en la preparación de la musculatura de los miembros inferiores (glúteos, iliopsoas, cuádriceps, isquiotibiales, gemelos, sóleos y tibial anterior). Por el contrario aquellos deportes en los que los miembros superiores son los que están mayormente involucrados, deberán estirarse: deltoides, bíceps, tríceps, trapecios, serratos, redondos mayor y menor, pectoral fibras esternales y claviculares y los flexores y extensores de muñeca. Otro factor es el relacionado con el tipo de deporte. Aquellos deportes de contacto tienen mayor riesgo de sufrir una lesión muscular debido a un golpe directo como ocurre en el fútbol, baloncesto o los deportes de lucha.

Tipo de lesiones

Rotura fibrilar: Hay tres grados de roturas fibrilares, en función de la gravedad de las mismas:

Grado I: Rotura fibrilar. Es la más frecuente. Se produce una rotura microscópica a nivel de las fibrillas musculares. Puede acompañarse de rotura de capilares apareciendo hematoma. El paciente refiere dolor violento que describe como "una pedrada" y se acompaña de impotencia funcional.

Grado II: Rotura parcial. Suele representar el 20% de las roturas fibrilares. En este caso, hay mayor número de fibras rotas sin afectar al completo al vientre muscular. Hay dolor, pérdida de fuerza y de movilidad de la zona afectada. En la ecografía se aprecia la rotura y un hematoma intramuscular. En este caso hay deformidad y hundimiento en la exploración física. La recuperación puede tardar entre 4-6 semanas.

Zidane, saltando al terreno de juego.
Zidane, saltando al terreno de juego.

Grado III: Rotura total. En este caso se rompe todo el músculo separándose ambos extremos que se retraen. Se acompaña de intenso dolor, deformidad e impotencia funcional completa. Es la más grave y el tiempo de recuperación no es inferior a tres semanas. Además es importante donde se ha producido la rotura. Es peor de cara a la recuperación si la rotura se ha producido en la unión del tendón con el músculo, unión miotendinosa. Es una zona peor vascularizada y que cicatriza peor por lo la posibilidad de recaer es alta.

¿Cómo se diagnostica?

La ecografía y la resonancia magnética son los dos medios más utilizados para el diagnóstico de este tipo de lesiones. La ecografía sirve tanto de diagnóstico como control, pues permite comparar la mejoría de cicatrización del tejido.

Tratamiento.

-Fase aguda: reposo deportivo, frío local y vendaje compresivo durante 5-7 días. No está indicado el masaje ni la aplicación de cremas.

-Fase de cicatrización: el paciente puede empezar a hacer contracciones isométricas (poner duro el músculo) para reorientar las fibras de la cicatriz. Se deben comenzar a hacer estiramientos poco a poco.

-Fase de recuperación: Reanudación progresiva de la actividad deportiva. También deberá prevenirse nuevas lesiones, realizando correctamente los estiramientos antes y después.

En cualquiera de las tres fases se puede acelerar la recuperación de la lesión y que la cicatriz no sea dolorosa

¿Y los factores de crecimiento?

La infiltración con plasma rico en factores de crecimiento, acelera la cicatrización de la rotura muscular y acorta el período de recuperación de la lesión.

El músculo es capaz de regenerar y compensar hasta un 20% de masa muscular perdida o dañada, por encima de esto no se puede alcanzar una reparación satisfactoria. Otras ventajas de aplicar el plasma del paciente sobre la rotura es un mayor alivio del dolor, recuperación más precoz, la reducción de tejido cicatricial reduciendo el aporte de colágeno tipo 1 en la cicatriz, incrementar la vascularización, modulando a los macrófagos que son las céulas que eliminan el tejido dañado en el sitio de la lesión, activando a las células satélites, que son las células madre dentro del músculo que se convierten en células musculares sanas y listas para funcionar. Además, los factores de crecimiento estimulan a las células de Schwan para reparar el daño nervioso, ya que son células nerviosas que sustituyen a las que se han lesionado con la rotura.

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