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La consulta del especialista
Ésa es la conclusión a la que se ha llegado en el último Simposio de Medicina Deportiva al que he tenido oportunidad de asistir, online eso sí. El músculo es más susceptible de lesionarse en un deportista que el hueso. El músculo estriado, que es como se llama a la musculatura de las extremidades y del tronco, está compuesto por fibras agrupadas en haces y que se unen a los huesos mediante tendones.
En función de la actividad física, hay grupos musculares que sufren más que otros: en los corredores o futbolistas el cuádriceps, los isquiotibiales o los gemelos son las dianas de las lesiones. En otros grupos como los nadadores o tenistas se centran en la extremidad superior. En la población general se suele producir daño en la musculatura derivado de convalecencias o reposo obligado por patologías que obliguen a permanecer en cama.
Es muy típico sobre todo en esta época de pandemia, en aquellos pacientes que han sido alcanzados por el coronavirus y que hayan estado ingresados o simplemente en casa, pierden peso, mucho peso. Además de la merma en el apetito, ese reposo provoca una atrofia muscular. El músculo que no se usa, se debilita. En lugar de tener un buen riesgo sanguíneo y una célula muscular fuerte, el músculo de un convaleciente se encuentra lleno de grasa, con una célula más pequeña y debilitada. Lo bueno es que esa atrofia puede ser reversible y en cuanto nos ponemos en marcha, todo vuelve a la normalidad. Otro factor que influye en la debilidad muscular es la edad.
Diversos estudios han demostrado que a medida que se envejece, la actividad muscular se ve afectada por cambios tanto en la función como en la estructura de los músculos, que se reflejan en una pérdida de masa muscular, una disminución de la capacidad de reparación del músculo, una pérdida de las conexiones neuromotoras, y un aumento del tejido graso y conectivo entre las células musculares. El desarrollo de terapias que puedan retrasar el envejecimiento o rejuvenecer la función muscular incrementaría enormemente la calidad de vida de la población.
Del mismo modo, estas terapias podrían proporcionar una mejora en el proceso de reparación muscular, reduciendo el tiempo de recuperación y mejorando el resultado durante el tratamiento médico de lesiones relacionadas con actividades deportivas.
Esta semana se ha conocido un estudio en el que se presentan novedades para mejorar la calidad muscular y reducir el tiempo de recuperación tras sufrir un daño muscular. En este trabajo se ha usado un modelo de ratón que permite estudiar cómo el uso de estos factores provoca la activación de las células madre musculares (llamadas células satélite) y, como consecuencia, se acelera la formación de nuevas fibras y se acorta el tiempo de regeneración muscular a la mitad.
Así, para conseguir los resultados de este nuevo estudio, el equipo utilizó la citada reprogramación celular, un proceso en el que a través de la expresión de cuatro proteínas -conocidas como los factores de Yamanaka- se logra transformar cualquier célula adulta en una célula madre pluripotente, capaz de dividirse de forma indefinida y convertirse luego en cualquier tipo de célula. El descubrimiento de este proceso realizado por el japonés Shinya Yamanaka le valió un premio nobel.
En concreto, los investigadores vieron cómo el uso de los factores de Yamanaka acelera la regeneración muscular reduciendo la expresión -actividad- de una proteína llamada Wnt4; esta disminución provoca que se activen las células satélite (células madre musculares). Los investigadores creen que se podría en un futuro utilizar esta tecnología para reducir directamente los niveles de Wnt4 en el músculo esquelético. Además, se activa otra proteína que se llama Prostaglandina E2, que también tiene un papel importante a la hora de recortar el tiempo de recuperación muscular al activar de forma efectiva las células satélite que son las células madre musculares.
Todo eso se ha llevado a cabo en ratones por lo que se encuentra en un estadío realmente inicial, aunque el descubrimiento es esperanzador sin duda, no sólo para los deportistas sino para todas aquellas personas que sufren algún tipo de daño muscular
El cuerpo humano posee unas sustancias que son las que reparan de forma natural a las lesiones musculares. Los factores de crecimiento (FC) son proteínas que regulan los procesos clave de la reparación tisular y que ejercen diversos efectos sobre el crecimiento celular, metabolismo, locomoción, contractilidad y diferenciación celular, que son esenciales para la reparación de los tejidos. Son secretados por muchos tipos celulares como una función basal o de respuesta a una lesión, pero, sobre todo, lo son por las plaquetas.
Hay al menos 7 tipos diferentes de factores de crecimiento, cada uno tiene una acción concreta: unos se encargan de estimular la formación de nuevos vasos para que haya aporte suficiente de sangre en la zona dañada, otros se encargan de formar nuevos nervios que sustituyan a los lesionados, otros estimulan la formación de colágeno o de hueso, otros activan a las células musculares llamadas satélites que se encargan de formar nuevas células musculares. Hay todo un abanico de opciones destinadas a reparar un daño o regenerar una zona enferma como es el caso de sufrir artrosis. Uno de esos factores son las prostaglandinas que hemos citado anteriormente. Al inyectarlas sobre una lesión muscular, dichas prostaglandinas evitan que se produzca una reparación excesiva, es decir, equilibra la activación de células satélites porque tan perjudicial es reparar demasiado o reparar poco. Si se forma una cicatriz muscular demasiado exagerada, tampoco interesa.
Las plaquetas (células que taponan las heridas evitando el sangrado) que invaden con prontitud las regiones adyacentes a un tejido lesionado, son ricas portadoras de factores de crecimiento. Estos son liberados desde unos pequeños gránulos que hay en su interior, y se convierten así en potentes iniciadores de la cascada de acontecimientos que dirigen a la curación, difundiéndose rápidamente desde el lugar de la lesión. Son células cuya vida media es corta, alrededor de 7 días. Las plaquetas son células pequeñas de 2-4 micrometros de diámetros y hay 300 mil por mililitro en la sangre. Dentro de cada plaqueta podemos encontrar Calcio, serotonina, factores de crecimiento y sustancias que contribuyen a formar un coágulo y detener el sangrado.
El plasma es la porción líquida de la sangre. Es el medio en el que flotan las células sanguíneas, además de otras sustancias tanto orgánicas como inorgánicas. El peso del plasma de una pesona de 70 kg , es de unos 3,5 kg.
Ese estudio es esperanzador pero en este momento, el plasma rico en factores de crecimiento aplicado sobre las lesiones musculares reduce la recaída, acorta el tiempo de recuperación y mejora el dolor con respecto a aquellos que no han sido tratados.
Mientras llega el futuro, tenemos el presente.
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