¡Es la microbiota, idiota!
LA CONSULTA DEL ESPECIALISTA
Los probióticos son aquellos microorganismos vivos, principalmente bacterias y levaduras, que cuando son consumidos producen un efecto beneficioso en el organismo
Son muy útiles al luchar contra bacterias que causan enfermedades y a las que estamos expuestos a diario
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Almería/Lo siento, pero mi intención no es insultar al lector. El título de este artículo es el mismo que el libro que acabo de terminar y que recomiendo encarecidamente. Está escrito por la Dra. Sari Arponen, una internista finlandesa afincada en España y gran especialista mundial en microbiota o flora intestinal.
La flora intestinal es realmente fundamental para la vida de las personas. Son las bacterias que habitan en el sistema digestivo de las personas y ayudan con todos los procesos de digestión. Participan en la síntesis de vitaminas, producen ácidos grasos necesarios como el ácido butírico que reduce el riesgo de cáncer de colon, disminuye el riesgo de sufrir obesidad y regula la digestión.
También sintetiza aminas que son capaces de regular la vida de las células y su buen funcionamiento se asocia a un incremento en la esperanza de vida. Otro efecto de la flora es la producción de gases. La flora intestinal se puede ver afectada por la genética del individuo, el medio en que habita el ser humano, el estrés y su alimentación.
¿Qué se sabe de la flora intestinal y su relación con la artrosis?
Ya se sabía que la flora intestinal se encuentra alterada en enfermedades como la artrosis de rodilla y de la columna, por lo que se alteran todas las funciones comentadas anteriormente.
El microbioma o la flora intestinal es visto como un órgano endocrino en sí mismo funcionalmente que regula la homeostasis (equilibrio del cuerpo en muchas materias) a través del torrente sanguíneo a todas las partes del cuerpo. Ahora se han descubierto nuevas cosas: la dopamina y la serotonina se producen en el intestino. Son dos sustancias que tienen que ver con el estado de ánimo. En la depresión hay un descenso de estas dos sustancias a nivel cerebral. Por eso muchos fármacos se encargan de evitar la destrucción de dopamina y serotonina para que estén en el cerebro produciendo su efecto, ya que si su nivel baja, la depresión o las alteraciones del estado de ánimo se harán presentes. Otro descubrimiento es en aquellas personas que toman opiodes desde hace tiempo (tramadol) y que el cuerpo ya ha desarrollado tolerancia, quiere decir que se ha acostumbrado de alguna manera y ya hace menos efecto.
Pues bien, en esas personas pueden sufrir alteraciones en la flora intestinal y presentar anomalías en la función de dicha flora. Las especies de que hay en la flora intestinal son muy variadas. Se ha visto que si hay exceso de Streptococcus pueden estar relacionadas con la osteoartritis de rodilla. Se discuten las conexiones desde el intestino hasta el dolor neuropático, la inflamación sistémica y más.
¿Cómo podemos mejorar nuestra flora intestinal?
El término probiótico no es nuevo, pero está de moda. Fue el científico ruso Eli Metchnikoff uno de los pioneros en investigar su uso y aplicaciones. Observó que el consumo de queso fermentado en Bulgaria se asociaba a un incremento de la esperanza de vida de los habitantes del lugar; esto fue el primer paso para conocer los probióticos lo que supuso un antes y un después en la Microbiología y por lo que recibió el Premio Nobel de Medicina en 1907.
Se denominan probióticos a aquellos microorganismos vivos, principalmente bacterias y levaduras que cuando son consumidos producen un efecto beneficioso en el organismo que los consume, a la flora bacteriana del intestino. La mayoría pertenecen a uno de los dos grupos o cepas principales de probióticos: los lactobacilos y la bifidobacterias. Son inofensivos porque los consumimos de alimentos fermentados sin que provoquen ninguna enfermedad, y se pueden conservar vivos en los alimentos durante mucho tiempo.
¿Cómo ayudan los probióticos a la flora intestinal?
Son muy útiles al luchar contra bacterias que causan enfermedades y a las que estamos expuestos a diario.
- Los probióticos producen sustancias con poder antibiótico que matan a las bacterias patógenas.
- Estimulan el sistema inmunitario del intestino.
- Aumentan la acidificación del colon lo que hace imposible que dicha zona sea colonizable por bacterias patógenas y peligrosas.
- Inactiva las toxinas liberadas por bacterias.
¿Qué propiedades tienen las bacterias probióticas?
Según hemos visto, los probióticos se pueden consumir mediante alimentos fermentados o por preparados farmacéuticos que se comercializan según la cepa que se quiera aplicar. Estos últimos se sintetizan a partir de cepas bacterianas del intestino, de la boca o de la flora vaginal. Deben tener una serie de propiedades para demostrar su utilidad:
- Al ser microorganismos no deben causar ninguna infección o enfermedad en el que lo ingiere.
- Deben ser toleradas por el sistema inmunitario del organismo lo que hace que las de origen intestinal provoquen menos problemas.
- Ser compatibles con la flora intestinal autóctona del paciente.
- Ser capaces de potenciar las defensas inmunitarias del consumidor. Cuando hay infecciones de repetición en el tracto digestivo se producen pérdidas de células y moléculas que luchan contra dicha infección lo que provoca un desgaste en el individuo causando una inmunodeficiencia generalizada con el consiguiente deterioro del paciente. Los probióticos reducen dichas infecciones estimulando el sistema inmunitario del individuo.
- Al ser ingeridos por la boca, los probióticos deben ser resistentes a la acción de los ácidos gástricos y biliares, de tal manera que lleguen en grandes cantidades al intestino y realizar su función.
¿Para qué enfermedades se pueden usar los probióticos?
- Tratamiento de la diarrea aguda infecciosa en niños y adultos, así como la diarrea asociada al consumo de antibióticos.
- Mejorar la función digestiva en pacientes con colitis ulcerosa.
- Mejora los síntomas derivados del colon irritable.
- Disminución de los síntomas de las enfermedades alérgicas como el asma, la dermatitis atópica.
- Prevención y disminución de las complicaciones de pacientes ingresados en los hospitales, sobre todo en las Unidades de Cuidados Intensivos.
- Prevención de infecciones urinarias y genitales de las mujeres.
- Mejora los síntomas de enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide.
- Previene la aparición de tumores.
Es conocida la relación de aparición de cáncer en relación a la dieta como es el caso de colon, estómago, páncreas, mama o próstata. No hay evidencia directa entre el consumo de probióticos y supresión del cáncer, pero sí la hay en estudios experimentales al reducir los radicales libres que son conocidos agentes que provocan la mutación celular y la aparición de los tumores; también inhibe la proliferación celular descontrolada, estimulan a las enzimas del huésped que inhiben los compuestos procancerígenos.
- Reduce los niveles de colesterol.
- Previene infecciones en pacientes con cirrosis hepática.
- Reduce los efectos digestivos provocados por el estrés como es la diarrea, el dolor de estómago o colon irritable, manteniendo a raya a las bacterias dañinas que se apoderan de nuestro sistema digestivo al verse afectado el sistema inmunitario.
Sobre todo, regulan el eje hipotálamo-hipofisario, pero sobre todo actuando en la regulación del cortisol que es una de las hormonas del estrés, al reducir la producción de sustancias que inducen la inflamación en el intestino como es la histamina. Reducen el cansancio y aportan ventajas al rendimiento mental y físico.
- Reduce los síntomas gastrointestinales derivados del tratamiento con quimioterapia en los pacientes oncológicos.
Al eliminarse la flora intestinal autóctona del paciente así como las células que protegen y tapizan las paredes del intestino y colon, lo que provocan vómitos, diarreas, alteración en la absorción de vitaminas, minerales y otras sustancias importantes para el bienestar y la salud del paciente oncológico. Mejoran el sistema inmunitario.
¿A quién se recomienda el consumo de probióticos?
No hay contraindicaciones absolutas excepto en situaciones excepcionales como una inmunodepresión severa. Se pueden dar en niños (incluso lactantes), ancianos, embarazadas o pacientes oncológicos como respuesta a las alteraciones que provoca la quimioterapia en el organismo.
Yo tomo mis cápsulas de probióticos cada día, una mezcla de origen humano, vegetal y animal.
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