Las mascarillas

LA CONSULTA DEL ESPECIALISTA

Corea del Sur y Taiwan lograron frenar el virus gracias al uso obligatorio, junto con los guantes

Existen varios tipos de mascarillas.
Existen varios tipos de mascarillas. / D. A.
Dr. Antonio Ríos

12 de abril 2020 - 13:16

Almería/Hay dos artículos que, en estos días, valen su peso en oro: las mascarillas y los guantes. Es lo que ocurre en tiempos revueltos donde escasean algunos artículos, su precio se dispara y el comercio de esos objetos se convierte en un mercado persa, el que más pague se lo lleva. Quizás sea por eso por lo que la OMS dejó de recomendar el uso generalizado de la mascarilla, para no crear una necesidad a la que no se le puede dar remedio por la propia escasez, evitando crear alarma. Sin embargo, la comunidad científica no opina lo mismo. En Corea del Sur o Taiwan lo tienen claro. Para ellos, el uso obligatorio de la mascarilla, entre otras medidas, han llevado a contener el virus y evitar su propagación.

Mascarillas quirúrgicas

Son las que tienen una triple capa, las de dentro y fuera son de poliéster y la capa central es de polipropileno. La parte que mira hacia el exterior es la de color azul o verde, y la capa de color blanco es la que debe estar en contacto con la cara. Esta mascarilla evita la propagación del virus si lo tenemos. Todo se queda en la mascarilla. En cambio, no protege de forma eficaz si alguien con coronavirus tose o estornuda cerca. Es la que se debe llevar cada vez que salimos a la calle. En la fase en la que estamos, evitar la propagación es crucial. Si voy al supermercado hay que llevarla, si voy al estanco, la llevo. Siempre. Si hay que toser o estornudar, se hace con la mascarilla puesta, es una obviedad, pero no todo el mundo lo hace.

Mascarillas FFP1

Son las siguientes en efectividad siendo alrededor del 80%. Retienen bacterias y virus provenientes de nuestro organismo y evitamos contagio.

Mascarillas FFP2

Están hechas de un material denso que impide tanto la propagación del virus, como las anteriores, y también que nos contagiemos si alguien infectado nos tose o estornuda cerca. Su efectividad es del 92%.

Mascarillas con válvula ya sean FFP2 o FFP3

Son muy efectivas para evitar que seamos contagiados. Pero hay un problema: la válvula. Es un sistema que evita que entre cualquier partícula a la boca o a la nariz, pero no filtra ni regula lo que sale de la boca o la nariz. Estas mascarillas evitarán que nos contagiemos, pero no evitan que podamos contagiar. No hay filtro de salida del aire de la boca o la nariz. Cuidado con eso. Su efectividad es del 98%.

Mascarillas caseras

Dada la escasez de mascarillas, se ha popularizado el hecho de fabricar en casa mascarillas. Incluso el propio Ministerio de Industria ha publicado una guía de 33 páginas acerca de la fabricación casera de las mascarillas. No hay un criterio unánime en cuanto a los materiales a usar. Ni siquiera la propia guía oficial lo cita. Sin embargo, en lo que sí hay acuerdo es en que debe ser multicapa, como las mascarillas quirúrgicas que tienen 3 capas. He revisado y leído mucho al respecto y se pueden fabricar.

Como las mascarillas quirúrgicas, las dos capas externas son de poliéster, se puede fabricar como si fuera un sándwich de tres capas: la primera capa de poliéster como el tejido de las camisetas deportivas, que es transpirable pero que no crea ningún tipo de reacción alérgica en la cara, eso es importante. De nada sirve llevar algo puesto que irrite la piel o nos provoque una reacción alérgica. La del centro de polipropileno que se encuentra en batas o material desechable, ropa interior de un solo uso para gente que se ha operado, empapadores y en un artículo de lo más usado que son las toallitas húmedas que podemos encontrar en cualquier farmacia. También en prendas deportivas como las camisetas térmicas o los culotes de ciclismo. En internet hay cientos de productos de polipropileno que pueden sernos útil y de los que no hay escasez. También se puede usar una capa central que sea algodón 100% y las dos capas de fuera como ya he comentado antes. Debe poder cubrir completamente la nariz y la boca. Para poder ajustarse a la nariz, hay que usar un pequeño alambre o cable que se pueda ajustar al contorno de la nariz y así la mascarilla no se cae ni se baja. Si ya ha fabricado de tela, puede descoserla e introducir una capa en el medio que sea de toallitas o de cualquier otro material que lleve polipropileno y que hemos comentado ya.

¿Cuánto duran?

Eso lo determina cada fabricante en su envase. Pero todos sabemos que, debido a la escasez, reutilizaremos mucho las que tenemos. En teoría, dependiendo del número de horas de uso, tendrán una mayor o menor durabilidad. Las quirúrgicas deben valer para un día, en condiciones normales. Las FFP2 pueden llegar hasta 5 días. Es importante ver al final de cada día, que la mascarilla esté limpia, no se haya sufrido ningún deterioro, y que las gomas de sujeción estén bien sujetas. Para poder usar varios días la misma mascarilla, se pueden usar diferentes técnicas para desinfectarla.

¿Cómo me las quito?

Nunca debemos quitar la mascarilla tirando de la zona delantera, de la trompa como yo digo. Todo lo que se ha quedado atrapado en esa capa, pasa a nuestras manos. Hay que retirarla de las gomas y nunca tocar la parte delantera ni la trasera que está en contacto con la boca y la nariz. Si lo hacemos, hay que usar gel hidroalcohólico o nos lavamos las manos con jabón.

¿Cómo las limpio?

La teoría dice que para desinfectar la mascarilla se debe calentar a 70º durante 30 minutos, es decir, con un secador de pelo. No vale en un horno. Esto dicho así es realmente complicado. Lo que sí es importante es no empapar la mascarilla, sobre todo la parte central de polipropileno porque pierde todas las propiedades de contención.

Hay estudios que hablan de pulverizar con alcohol rebajado con agua, sin mojar la capa central, pero puede alterar las propiedades. Aunque no se recomiende, es el método más factible siempre y cuando no haya posibilidad de usar mascarillas nuevas. Hay personas que lo hacen con lejía pero es importante no empapar la mascarilla y debemos tener en cuenta que vamos a respirar varias horas sobre un tejido sobre el que hemos puesto lejía.

Para saber si la mascarilla sigue siendo útil, se puede hacer una prueba. Se sujeta la mascarilla una vez desinfectada y con un desodorante o espray, lo aplicamos a la mascarilla por el lado donde debería estar la boca. Lo hacemos cerca de una ventana y ponemos una mano delante de la mascarilla. Así podremos valorar si las partículas del espray se quedan en la mascarilla o la traspasan. Si la traspasan, o usamos dos mascarillas, una vieja y una nueva, las dos juntas una sobre otra, o la desechamos. Cuando se haya desinfectado la mascarilla, la guardamos en una bolsa de plástico para evitar algún tipo de contaminación hasta su próximo uso.

Mascarilla para no contagiar a los demás, guantes, distancia social, lavado de manos frecuente, no tocarnos los ojos, la nariz o la boca y quedarnos en casa. Todo ello junto es lo que hará posible que los contagios bajen, mueran menos personas y retomemos poco a poco la normalidad. Como dice mi amigo Álvaro, somos ovejas y hay un lobo en forma de virus esperando ahí fuera. Si hacemos las cosas bien, si somos responsables y disciplinados, si nos organizamos, incluso las ovejas podremos derrotar al lobo. Ya lo han hecho en otros sitios del mundo, y nos toca ya.

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