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La ilimitada generosidad de Turki
UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS
La atención por los abonados rojiblancos de avanzada edad es un gesto que no se compra con euros, sino que sale de muy dentro del corazón
Almería/En anteriores misivas traté el tema de la sustancial donación de la UD Almería gracias a la generosidad de su propietario, Turki Al-Sheikh. Cada ciertos días, la UDA ha estado mostrando a través de los medios y de sus redes sociales oficiales el material sanitario, el equipamiento de última generación para hospital y los vehículos sanitarios de apoyo adquiridos con parte del montante donado. Seguro que en próximas fechas veremos más conversiones de dinero en todo tipo de necesidades sanitarias con el objetivo de ayudar a paliar los efectos de esta terrible pandemia que, por fortuna, no se está cebando en demasía con la provincia de Almería. Pero hay algo que en ausencia de poder monetario cualquier entidad, en este caso deportiva, podría realizar; y es la atención por sus abonados de avanzada edad. Ese gesto no se compra con euros, sino que sale de muy dentro del corazón.
Turki Al-Sheikh es millonario y su donación ha sido extraordinaria, pero el hecho de llamar, uno a uno, a todas y todos los abonados de la UDA de cierta edad para ofrecerles apoyo, compañía o lo que precisen, no tiene precio alguno. Pero es más, voluntarios de la Fundación de la UDA han repartido productos de primera necesidad a más de 400 familias, sin vinculación alguna con el club, que han contactado con el servicio de atención rojiblanco de afectados por el coronavirus. Hasta Carlos Hinojo, técnico del equipo femenino, coopera como uno más. Otro golpe en la mesa de Turki, que pasará a la historia del fútbol almeriense con independencia de que su equipo lograra en un futuro cotas inimaginables, nunca disfrutadas deportivamente por estos lares.
Sin embargo, la prensa nacional no se volcó en su momento con la primera donación a nivel deportivo para mitigar la pandemia (sí lo hizo con donaciones a rebufo, de Messi, del Real Madrid, etcétera) y tampoco lo ha hecho con la pionera iniciativa del club rojiblanco en aras de velar, frente al temido virus que nos acecha, por su base social en edad de riesgo. Por desgracia, esto sucede con casi todo lo bueno que le ocurre a Almería (lo malo, siempre destaca en primera plana). Estamos demasiado acostumbrados a ser ninguneados, pero lo que importa es que a ningún almeriense de pro se le va a olvidar todo esto. Diferentes circunstancias han posibilitado que no solo la UDA esté sustentada con una inversión millonaria con visos de alcanzar grandes metas futbolísticas, que ya es importante para el marketing de Almería y su economía, sino que también ha servido para destapar su cara más humana en momentos ciertamente críticos. Ojalá que en breve, con minuto de silencio incluido por las víctimas de esta terrible tragedia, resuenen en el Estadio Mediterráneo los aplausos que cada día a las 20:00 horas brotan desde los balcones de cada localidad española en homenaje a los sanitarios, una vez superada y extinguida la pandemia, con la presencia del mismísimo Turki Al-Sheikh. Sería una bonita ofrenda y una maravillosa celebración si además coincide con la nueva presencia de la UD Almería en Primera División.
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