¿Cómo funciona el sistema linfático?

Consulta del especialista

Los órganos que lo componen el bazo, que es el encargado de la producción de las células sanguíneas, y el timo

Componentes del sistema linfático.
Doctor Ríos

02 de noviembre 2019 - 19:20

La linfa, ganglios linfáticos, linfoma o linfedema son términos acuñados de un sistema poco conocido para el público en general pero que tiene una importancia enorme en el organismo.

Como sistema linfático se conoce a una estructura que se compone de un sistema de tuberías similares a las venas que son los vasos linfáticos, un líquido trasparente que circula por ellos y que se llama linfa, y los ganglios linfáticos que son pequeños nódulos del tamaño de un garbanzo y que agrupan formando una estructura similar a un racimo en diferentes zonas del cuerpo como es el cuello, axilas o ingles. Hay otros órganos que forman parte del sistema linfático, como son el bazo y el timo. El bazo es un órgano que se encuentra en el abdomen, en el lado contrario al hígado. Su función es la formación de células sanguíneas. El timo es un órgano que se encuentra detrás del esternón.

Linfa

Es un líquido de color transparente que circula por los vasos linfáticos. Está compuesto de partículas de grasa y de proteínas, y células como son los linfocitos mayormente, que forman parte del sistema inmunitario. La linfa es la encargada de recoger dichas partículas que, debido a su tamaño, no son capaces de atravesar la pared de las venas y pasar al torrente circulatorio. Es la linfa la que se encarga de limpiar el organismo de esas partículas, llevándolas al torrente linfático que luego desembocará en el sistema venoso. La linfa también es la encargada de transportar aquellas partículas o células que el cuerpo reconoce como potencialmente dañinas como son las bacterias que nos atacan o las células del propio paciente que han mutado y se han convertido en células cancerosas.

Esquema del sistema linfático. / Manual Merk

Vasos linfáticos

Son las tuberías por las que circula la linfa. A diferencia de las venas y arterias, la linfa no depende del corazón para que se mueva a través de dichos vasos gracias a la fuerza de impulso con cada latido. Los vasos linfáticos se encuentran integrados como una telaraña dentro de los músculos y el resto de tejidos. De esta manera, cada vez que se mueven las estructuras musculares, se activa la circulación linfática, es como si el músculo las hiciera circular. Cuando hay una inmovilización en una cama o con una escayola, el flujo de la linfa que ya de por sí es más lento que el venoso o el arterial, se estanca, la linfa no circula y se acumula, produciéndose la inflamación de la extremidad. Una vez que se recupera la movilidad, todo vuelve a circular con normalidad y la inflamación cede. Si una extremidad ha sufrido multitud de cirugías que dañan los tejidos, también se dañan dichos vasos linfáticos, siendo difícil su recuperación de forma completa, por eso puede provocar la aparición de un linfedema, una inflamación de la pierna o el brazo que en caso de ser grave llega a provocar la deformidad de la pierna que se denomina elefantiasis. Toda la linfa es desembocada en dos sistemas venosos, uno es la vena cava superior y la otra es la vena subclavia.

Ganglios lintáficos

Son pequeños nódulos que se forman como consecuencia de la unión de multitud de vasos linfáticos. Se encuentran en diferentes localizaciones como las axilas, ingles, la nuca o la parte anterior del cuello. Normalmente, no se suelen palpar ya que son muy pequeños. Entre sus funciones se encuentra la producción de linfocitos que forman parte del sistema inmunitario. Además, filtra la linfa y la limpia de bacterias y de células cancerígenas. Cuando hay alguna infección, el organismo reacciona fabricando más células del sistema inmunitario para contrarrestar el proceso infeccioso. Eso lleva a hacer que los nódulos o ganglios linfáticos aumenten de tamaño y así se pueden palpar, incluso son dolorosos. Una vez cede el cuadro infeccioso, deben volver a su tamaño habitual.

El sistema linfático también puede ser una vía de diseminación de enfermedades, sobre todo las oncológicas. Hay tumores que se originan en dichos ganglios linfáticos y otros que utilizan el sistema linfático para diseminarse por el organismo. Cuando hay una cirugía para eliminar un tumor, se suele tomar muestras de los ganglios linfáticos cercanos a donde se encuentra el tumor primario. En lugar de extirpar toda la cadena de ganglios, se toma la muestra de uno solo. Se llama ganglio centinela. El ganglio centinela es el primer ganglio linfático que encuentran las células tumorales al intentar diseminarse a través de la linfa. Cuando el ganglio centinela no presenta células tumorales podemos presumir que en el resto de los ganglios axilares no existirá afectación. Para identificar el o los ganglios linfáticos centinelas, se inyecta una sustancia radioactiva, un tinte azul cerca del tumor. La sustancia o tinte viaja a través de los conductos linfáticos hasta el ganglio o los ganglios centinelas.

Se trata de un sistema poco conocido, pero que es importantísimo para el cuerpo

El cirujano en quirófano realiza una pequeña incisión en la axila para para detectar y extraer el ganglio centinela usando un sistema de detección. Posteriormente se extraen sólo aquellos ganglios marcados con la sustancia radioactiva o tinte. La El resultado de la biopsia determinará si hay células tumorales o no. De esta manera, se evita realizar una linfadenectomía radical lo que sin duda conllevará la aparición de linfedema y alteraciones inflamatorias en la zona. En el caso de los tumores de mama, extirpar los ganglios de las axilas pueden provocar linfedema en el brazo.

Los tumores que se originan en el sistema linfático se llaman linfomas y cursan con inflamación de dichos ganglios y se altera la analítica sanguínea. Se llaman linfomas. La sintomatología puede ser inespecífica. Los síntomas pueden ser fiebre superior a los 38 grados, sudoración nocturna profusa hasta llegar a empapar la ropa y pérdida inexplicable de peso (superior al 10% en seis meses). Asimismo, los pacientes pueden experimentar otras manifestaciones locales como adenopatías periféricas o agrandamiento del bazo, lo que se conoce como esplenomegalia. Hay dos tipos de linfomas, linfoma de Hodking, es más raro pero más frecuente entre pacientes jóvenes y con una tasa de curación por encima del 90%. El otro tipo es No Hodking constituye el 90% de los linfomas y tienen un pronóstico ligeramente peor pero su mortalidad ha descendido de forma importante debido a las innovaciones de la quimioterapia.

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