El día que falleció un aficionado del Almería en el Juegos Mediterráneos y el partido siguió como si nada
UD ALMERÍA
El 14 de enero de 2012 moría Francisco Sáez López de un infarto mientras seguía el duelo ante el Guadalajara desde su asiento de Fondo Sur
Los sanitarios intentaron reanimarlo sin éxito durante toda la primera parte y el partido no se suspendió pese al trágico final
Esta goleada va dedicada al cielo
Dos puñales y un mazo
Almería/El pasado domingo Antonio, un abonado del Granada, fallecía a causa de un infarto en su localidad del Estadio Nuevo Los Cármenes mientras seguía las evoluciones de su equipo ante el Athletic Club. Discurría el minuto 18, con 0-1 en el marcador, cuando Unai Simón, guardameta visitante, alertó al colegiado Ortiz Arias de que alguna incidencia estaba ocurriendo en la grada de Tribuna. El árbitro paró el encuentro y veinte minutos después envió a los jugadores a vestuarios. El fatal desenlace motivó que se suspendiera y no se reanudase hasta el día siguiente.
Afortunadamente los protocolos de RFEF y LFP han cambiado para bien durante la última década en lo que respecta a la atención de este tipo de episodios tan traumáticos como es presenciar un fallecimiento en directo. Hace poco más de diez años, no obstante, las cosas funcionaban de una forma menos sensible y la afición de la UD Almería fue testigo de ello, tocándole sufrir una de las experiencias más impactantes dentro de un estadio de fútbol.
El 14 de enero la UDA de Lucas Alcaraz recibía en el Estadio de los Juegos Mediterráneos la visita del CD Guadalajara, en duelo correspondiente a la jornada 20ª de Segunda División, entonces denominada Liga Adelante. A los dos minutos de juego el colegiado anulaba un gol a Leo Ulloa por fuera de juego y en el Fondo Sur el corazón de Francisco Sáez López, natural de Arboleas, residente en Huércal Overa y miembro de la Peña Huercalense, se detenía abruptamente.
Los seguidores de dicho sector alertaron rápidamente a las asistencias médicas presentes en el reciente y los sanitarios procedieron durante 45 interminables minutos a intentar reanimarlo. Se le practicaron masajes cardíacos, se le hizo la RCP e incluso el doctor Wu, galeno rojiblanco en aquella época, acudió a la grada con una inyección de adrenaliana para intentar que el órgano vital reaccionase.
Todos los esfuerzos resultaron en vano y Francisco, de 59 años de edad, fallecía cerca del descanso ante la consternación de los alrededor de 6.000 espectadores que ese día se daban cita en el recinto de la Vega de Acá. La escena fue tan surrealista que el levantamiento del cuerpo se produjo una vez finalizado el encuentro, después de que se personase la policía judicial y el juez de turno para ordenarlo, tal y como muestra la imagen que ilustra esta información.
Y todo ello con el partido en juego, sin que ninguna autoridad competente lo suspendiera. Lo que hoy se consideraría como una insensibilidad absoluta entonces se tomó como una incidencia más. Sirva un extracto de la crónica firmada aquel día por el suscribiente para explicar lo acontecido y el sentimiento de impotencia: "Con ese seguidor tumbado inconsciente librando su particular batalla contra la muerte, el primer tanto de Ulloa desata una explosión de vida en el recinto. A la segunda intentona, el centro de Aleix Vidal encuentra la cabeza de Ulloa, cuyo primer remate repele el meta Saizar, remachando el argentino sobre la línea".
Mientras Francisco se debatía entre la vida y la muerte su equipo encarrilaba la victoria ante el conjunto alcarreño: "La lata estaba abierta y el entramado defensivo de los morados se iba al traste, pero a esas alturas no pocos seguidores habían desviado su atención del césped hacia el rincón donde el aficionado de la 'Peña Huercalense' seguía debatiéndose entre la vida y la muerte. El propio médico rojiblanco, el doctor Wu, facilita una inyección de adrenalina a las asistencias para intentar reactivar el funcionamiento del maltrecho corazón, sin éxito aparente, cuando Goitom se cobra el penalti de Gaffoor precisamente en esa zona del recinto".
Ulloa transformó ese penalti y los locales se marchaban 2-0 al descanso. Durante ese receso una manta blanca del Servicio Andaluz de Salud cubriendo el cuerpo del malogrado Francisco certificaba el atroz final. Pese a lo cual el partido se reanudó con normalidad ante el shock generalizado de la parroquia indálica y acabaría en goleada (4-0).
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