Un 'dolorcillo' de espalda
ironman
El alemán afincado en Almerimar, Dominik Manfred, acaba una prueba de ultraresistencia con una triple fractura completa de vértebras (D5-7)
Hay veces la mejor entradilla para un reportaje son unas declaraciones. Y este es uno de los casos. El grave accidente que da forma a esta historia, visto desde los ojos de un simple aficionado a la prueba que, sin querer, se vio envuelto en el meollo. "¡Habla, dime algo!, le grito a Domini mientras se encuentra boca abajo en la carretera. El triatleta se acababa de caer a 85,7 km/h. en un descenso en su máquina de contrarreloj, que controlaba hasta que chocó con un rival que incumplió la normativa de circulación de ceñirse a la derecha. La caída hizo que Dominik volara siete metros [...]. Estaba inmovilizado en el suelo. Tanto el agente policial como los espectadores nos preguntábamos: ¿Estará vivo?
Tras unos largos segundos, Domi se alzó bajo fuertes dolores y le dio un abrazo al triatleta con el que había chocado. Lleno de sangre, le ofreció su bicicleta que tenía el cuadro partido y el manillar completamente deformado, algo que su rival declinó puesto que los números de chip despistarían al sistema de cronometraje [...]. Para nuestra sorpresa, Dominik se subió a la bicicleta con la equipación desgarrada y las profundadas heridas sangrando, repitiendo que le buscaran un bici al otro triatleta para que pudiera acabar la prueba [...]. Después, gracias a un TAC, descubrimos que Dominik había hecho los veinte kilómetros restantes del segmento de bicicleta y los veintiuno de la carrera a pie con tres fracturas en la columna vertebral".
Éste es el testimonio ocular de un aficionado, que decidió presentar a los Premios del Deporte de El Ejido, donde Dominik fue galardonado por su gallardía y por honrar al deporte. Y es que el principal y desgraciado protagonista de esta noticia es alemán de cuna, aunque ejidense de corazón y padrón. "En el Ejido conocen a este rubio deportista, que habla andalú, símbolo de su identificación con la región, desde pequeño", explica Dominik a través del correo electrónico, puesto que ahora mismo ha vuelto a Alemania para trabajar en una universidad después de 25 años en Almerimar. De hecho, sus padres sí que continúan viviendo en tierras almerienses.
A uno le soprende su rubio aspecto fortachón, prototipo alemán, con un acento español que asusta. Por eso, le hizo especial ilusión recibir uno de los premios ejidenses al deporte, otorgado de forma unánime por el jurado al leer los méritos antes narrados y ver las cicatrices que dejó la brutal caída. "¿Qué hay mejor, que la apreciación por unos valores tan estrechamente unidos a lo sucedido como compasión, motivación, dedicación, determinación, integridad, disciplina y fuerza de voluntad? Se me ha galardonado en la categoría fair-play y he recibido un trofeo tan grande que ni siquiera sabía cómo subirlo al avión. El Comité Olímpico Internacional me ha nominado al fair-play también, me siento muy halagado por este reconocimiento olímpico", indica el germano tremendamente orgulloso de su reacción para con su rival nada más recuperar la conciencia tras la caída: " No me sirvieron de nada los procedimientos técnicos en bicicleta para evitar daños menores, como por ejemplo frenada discontinua-intermitente, desplazamiento de peso, alzamiento con la consiguiente pérdida aerodinámica y de velocidad... No tenía miedo, pero el impacto de mi cadera y mi espalda contra el asfalto fue fuerte. He practicado este tipo de caídas en el entrenamiento, pero en tan pocos segundos no hay tiempo de reacción. Los daños eran latentes e inmediatos pero, ¿cómo no buscar al otro triatleta para asegurarme de que está bien?".
Un corsé de Jewett inmoviliza ahora prácticamente toda su columna, que no le permite subirse ni en un avión. Sin embargo, mes y medio después de la caída, con calambres por las fracturas en la espalda y las heridas todavía supurando sangre, Dominik hizo el Campeonato del Mundo de Multi-Ultra-Ironman 2018. "Lo hice por mi pasión por las competiciones, la adrenalina fluía por todo mi cuerpo en esos momentos, y aunque parezca absurdo, me lo pasé hasta bien... Eso sí, los dolores fuertes llegaron unas horas después del Ironman, en una comunión".
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